Estudio arquitectura y antropología, una combinación que el mismo define como “un poco rara” pero que ha marcado toda su trayectoria. De hecho, su vida parece un continua reflexión sobre las formas arquitectónicas tradicionales de cada lugar, “que dan respuesta al clima que hay y a los materiales que existen alrededor”, afirma Borja Izaola. “En miles de años de espacios construidos sin energía fósil había condiciones de confort y estas se conseguían con la piedra, con el agua y con la madera”.
En 1992, las prácticas de un curso de arquitectura bioclimática le llevo a trabajar en la Expo de Sevilla, en concreto, en la implementación de medidas activas y pasivas de tecnología baja que redujeran la temperatura hasta en 10 grados. Fue un primer paso de lo que vendría después: viajes a distintas partes del mundo para profundizar en los campos de la bioconstrución (por ejemplo, construcción con paja, fibras vegetales y barro en Malagüi), la sostenibilidad urbana, la participación ciudadana y las energías renovables.
“Cierta frustración” al comprobar que muchos avances tecnológicos no se comercializan por intereses comerciales le hizo alejarse del mundo de la investigación para avanzar por la línea del coaching y de la consultoría. No solo eso, también quiso vivir “la experiencia más sostenible que hay hoy en día: las ecoaldeas”.
COHABITAR ESPACIOS
Izaola ha impulsado unas 15 comunidades de cohousing, la mayoría en Euskadi. Ha vivido en varias de ellas y ha comprobado como las comunidades generan su propia alimentación, su propia energía e incluso su propia educación. “Y mucha actividad laboral y, por lo tanto, también económica”, añade. “No estamos hablando de utopías, estamos hablando de realidades”.
Cree que existe “mucho desconocimiento” y, lo que quizás sea peor, “muchas ideas preconcebidas ya muy obsoleta”. «Hay gente que lleva 30 años pensando que los ecologistas son hippies y que los hippies huelen mal y fuman marihuana”.
En Arterra Bizimodu, un proyecto de cohabitar que nació en 2014 en Artieda (Navarra), el primer descriptor que este consultor energético utiliza es la palabra “diversidad”. “Somos superdistintas” [hay que señalar que Borja Izaola habla en femenino, un “pequeño gesto” que él quiere tener “después de dos mil años de un patriarcado bastante feroz en el mundo occidental”, según sus propias palabras].
Esas diferencias entre los miembros de la ecoaldea navarra derriban ciertos prejuicios existentes. “Tenemos desde una persona que trabaja para el Opus, hasta narco–sindicalistas con trayectorias contestatarias militantes fuertes –continúa–. Podemos convivir sin ningún problema y podemos estar en desacuerdo”.
“UN RETO APASIONANTE”
Y es que, en su opinión, “la parte más complicada tiene que ver con la relación con uno mismo y con las demás personas”. “Decimos que la pareja suele ser el espejo que te devuelve la imagen con tus miedos, tus incoherencias, tus limitaciones… Pues en la vida comunitaria tienes 30 espejos que te dan un repaso de lo que realmente eres y no eres”.
Asumir todo ello “es un aprendizaje importante y, por lo tanto, pone en entredicho tu forma de relación con las otras personas”. Izaola, que participó en la última edición del Foro NESI Clima, lo define como “un reto apasionante”. “Hay que estar dispuestos a salir de la zona de confort”.
El contrapunto es “el gran disfrute” que supone constatar que “simplificar el estilo de vida es un placer”. Y, desde ese punto de vista, resulta “inútil e ineficaz en lo que se refiere a la felicidad” esas “complejas” vidas que se suelen llevar en el ámbito urbano
ECOOO
A pesar de todo, ha vuelto a Madrid, un cambio que considera como “una etapa” más de su vida. “Salí de Bilbao a los 18 años y he ido dando muchas vueltas”, explica. Y es que desde hace unos meses colabora con Ecooo Revolución Solar, “cuya ámbito de actividad es la sociabilización de la energía”.
“Lo que hacemos es adquirir huertos solares antiguos, de los que eran rentables antes de la eliminación de las primas a las fotovoltaicas, y socializarlos”. Ya cuentan con 81 plantas en toda España y con más de 3.000 personas participantes. Según sus palabras, de Ecooo sale casi el 70 por ciento de las instalaciones de autoconsumo de España “porque es una realidad muy incipiente”.
También ofrecen servicios de consultoría energética. Uno de sus programas, por ejemplo, ofrece estudios de los puntos de suministro energéticos y de agua para edificios públicos (escuelas, auditorios, polideportivos, etc.).
Tras dicho estudio, algunas medidas que proponen son cambios de comportamiento y otras implican pequeñas inversiones o ajustes. “Estamos hablando de ahorros inmediatos, a los tres meses de inicio de las actividades, del 17 por ciento –asegura–. El Ayuntamiento de Rubí, en Barcelona, ahorró en tres años, con respecto a la media de lo que estaba consumiendo en los tres años anteriores, 1,8 millones de euros”.
ENORME DESCONOCIMIENTO
Borja Izaola cree que existe un desconocimiento general y premeditado. “La gente sabe más de la ropa que lleva, que le cuesta 20 euros, que de la casa que se compra, que cuesta 200 o 400.000 euros. También sabemos más de futbolistas que de energía. Esto no es un accidente, es algo programado con enorme eficacia por los grandes poderes”.
Apoyándose en esa ignorancia provocada, hemos llegado a la situación actual, donde “unas poquitas empresas” han ido acumulando la producción energética, a pesar de que estamos hablando de “un derecho universal”.
“Hay un enorme desconocimiento sobre todos los eslabones de la cadena: dónde y cómo se genera energía, y dónde y cómo la utilizo yo –se lamenta este arquitecto y antropólogo–. El primer elemento necesario es educar en esto”.