El ser humano comenzó a pescar en la Edad de Piedra. Es una de las actividades más antiguas de la especie. Sin embargo, el oficio nunca había sufrido tantos cambios tecnológicos en tan poco tiempo. Y la respuesta no estaba en los mares, sino en el espacio. Con los miles de satélites que rodean la atmósfera de la Tierra. Gracias a esta tecnología, ya tan arraigada en el día a día de millones —con el uso de los móviles, por ejemplo— es clave para hacer del sector pesquero mucho más sustentable y su actividad más rentable en la faena. El epicentro de esta gran revolución está en la zona industrial de Nigrán (Pontevedra, 17.800 habitantes). Ahí está la sede de Marine Instruments. Fundada en 2003, la empresa gallega ha tocado el cielo gracias a sus boyas satelitarias con ecosondas, de las que concentra prácticamente la mitad de la producción mundial (que se cifra en cientos de miles).
Todo empezó por la afición a la regata. Uno de los fundadores, Francisco Pino, un fiel seguidor del deporte, tuvo la idea de dar seguimiento por GPS a las embarcaciones de vela durante las competencias. Eran finales de los años noventa y esta tecnología comenzaba a ser más asequible. Pero el caramelo no se encontraba ahí, pocos años después, de la mano del empresario Iñaki Arbulu (CEO del Grupo Arbulu) la idea se convertiría en un pelotazo espectacular. Su producto insignia sería la cabecera de una revolución tecnológica en toda regla para el sector de la pesca.
Las singulares boyas de Marine Instruments han permitido a los atuneros que puedan hacer su trabajo de forma mucho más eficiente. Gabriel Gómez, director general, explica en un correo electrónico que la tecnología aportada por la firma no solo tiene un impacto económico —evidentemente, es más rentable salir a la mar a sabiendas de que hay mucho o poco que pescar— sino medioambiental: “El sector ahorra gran cantidad de combustible evitando desplazamientos innecesarios y mejorando así su eficiencia pesquera”. Es decir, menos combustible y una reducida huella de carbono en el océano.
No todo se limita a las ecosondas introducidas en las boyas de Marine Instruments. Otra de las muchas herramientas en la caja de esta empresa pontevedresa es el manejo del big data. Gómez presume de uno de los productos más recientes de la firma: MarineView. Para un aficionado a los mapas y la minería de las cifras (descubrir una infinidad de cosas con información obtenida en bases de datos) un vistazo a este servicio es más que atractivo. Gracias al cruce de información, y lo que recopilan sus boyas, es posible anticiparse para conocer cuáles serán las mejores zonas del Océano para la faena. En plata: se puede planificar con mucha anticipación toda una ruta. Además, esto es perfectamente utilizable para otras ramas con las que también trabajan, como en los estudios oceanográficos.
Ampliar el negocio en otras ramas
Está claro que el elemento predilecto de la empresa es el agua. Pero las posibilidades son incontables. En Marine Instruments han diversificado su negocio, más allá de las boyas, en los últimos cinco años a gran velocidad. Han proveído de drones con paneles solares para diferentes usos. Precisamente, estos artefactos voladores son una área de oportunidad riquísima en todo lo relacionado con el mar. En diciembre, la empresa empezó a probar un modelo que le ayudará al Ministerio de Defensa en labores de vigilancia.
Otra área en la que se ha desarrollado esta compañía es la acuicultura. El proyecto mejor asentado está del otro lado del charco: en Ecuador. Ahí han trabajado con un sistema de detección acústica llamado Marine Acoustic System. Es un dispositivo que flota en una piscina camaronera y se conecta de forma inalámbrica con los alimentadores automáticos (aparatos que sueltan la comida del crustáceo). Esto ayuda a las explotaciones a entender los patrones de alimentación y aprovecharlo para aumentar el crecimiento de los animales.
Todos estos logros han llenado las vitrinas de premios dentro y fuera de Galicia. El más reciente, el de mejor pequeña y mediana empresa innovadora en la primera edición de los Premios Galicia de Innovación y Diseño, entregados el 1 de marzo. Al ser preguntado por Innovaspain sobre los proyectos a futuro, Gómez contesta, sin dudar, que la mirada la tienen puesta en un modelo de vehículo aéreo no tripulado (UAV, por sus siglas en inglés) solar y de ala fija para el sector atunero. La apuesta sigue estando en el mar.