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Bread Free: biotecnología para hacer más nutritiva y económica la vida de los celiacos

Daniel Gómez-Bravo, CEO de la compañía: “Ni la calidad ni el precio de los productos destinados a estos colectivos son los adecuados”
Navarra Bread Free
Daniel Gómez-Bravo, CEO y trabajadoras de la empresa Bread Free.

En España viven, aproximadamente, un millón de celiacos. Un 8 % de la población practica una dieta libre de gluten y crece el número de personas que exige productos clean label, sin gluten y sin lactosa. La nómina de afectados es cada vez mayor a medida que han mejorado las técnicas de diagnóstico de estas patologías. La llama que encendió el proyecto Bread Free tuvo que ver con esta realidad. A través de un amigo celiaco, un grupo de estudiantes de Biotecnología de la Universidad Politécnica de Madrid fue consciente de manera directa de una problemática que este colectivo su­fre en su día a día. “La calidad, tanto sensorial como nutricional de los productos no es la adecuada. Tampoco lo es el precio que tienen que pagar por los alimentos más básicos”, ex­plica el madrileño Daniel Gómez-Bravo, CEO de Bread Free.

En este contexto, decidieron darle la vuelta a las barreras, y convertir su superación en un proyecto profesional. “Pusimos el desarrollo de la iniciativa en manos del CNTA (Centro Na­cional de Tecnología y Seguridad Alimentaria, ubicado en Navarra) y empezamos la bús­queda de financiación”, detalla Gómez-Bravo. El objetivo principal -ya conseguido- era ha­cer de Bread Free la primera empresa a ni­vel mundial capaz de fabricar harina de trigo apta para celiacos utilizando biotecnología. El resultado: productos 100 % sostenibles com­prometidos con el medio ambiente. “Preten­demos dar una solución a aquellas personas que buscan llevar una dieta que no repercuta en su salud sin por ello renunciar a las carac­terísticas organolépticas de los productos tra­dicionales”.

Desarrollo del producto en las instalaciones de Bread Free.

Carácter pionero

La obtención del primer pan sin gluten tardó en llegar más de un año. “A nivel tecnológico fue sin duda uno de nuestros mayores hitos”, afirma el CEO de Bread Free. En este momen­to, la empresa también investiga la incorpo­ración de residuos de la industria cervecera para fabricar harina de cebada sin gluten. “Nuestra harina también puede ser utiliza­da para generar productos de mayor calidad nutricional, mejor sabor y textura con un cos­te de producción más bajo que los actuales. Buscamos reducir costes al máximo, así que utilizamos la inteligencia artificial para, a tra­vés de NIR (análisis de infrarrojo cercano), po­der detectar el gluten y favorecer la digitaliza­ción de la industria”.

La compañía es la primera en todo el mundo capaz de fabricar harina de trigo apta para celiacos utilizando biotecnología

Si el desarrollo tecnológico ha supuesto un (lógico) quebradero de cabeza detrás de otro, la financiación, ‘etapa de montaña’ en la ca­rrera emprendedora, no ha sido menos. Los 30.000 euros iniciales logrados a través de una ronda FFFs sirvieron para obtener el pri­mer pan apto para celiacos a partir de harina de trigo y la primera harina de trigo sin glu­ten. Se abrieron las puertas para subir algunos peldaños más gracias al apoyo del Gobierno de Navarra, CDTI (programa Neotec) y ENISA (programa AgroInnpulso). “Ha sido un antes y un después. Nos ha dotado de la posibilidad de formar un equipo multidisciplinar y poner en marcha el laboratorio para comenzar el desarrollo de productos”.

España atesora una gran cantidad de conocimiento científico, pero su aplicación al ámbito del desarrollo de negocio es escasa

Daniel Gómez-Bravo

Asentarse y crecer

En 2022, Bread Free quiere escalar su tecno­logía (la patente en base a la que elaboran sus productos recibió una valoración parcialmen­te positiva por parte de la OEPM) para estar en el mercado a lo largo de 2023. “Obtendremos otra patente para proteger nuestra tecnología y comenzaremos a hacer pruebas en la in­dustria intermedia, como fabricantes de pan y otros derivados de la harina de trigo”. Daniel Gómez-Bravo añade que, en el medio plazo, la empresa pretende tener su propia planta de producción industrial. “Permitiría generar lotes para validar el mercado a nivel local ade­más de seguir desarrollando tecnología para conseguir productos a partir de otros cereales que, de forma natural, llevan gluten (cebada, centeno) o llevar cabo mezclas de los mismos para obtener productos finales de alto valor añadido”.

El emprendedor lamenta que la transferen­cia tecnológica no se complete en España a la velocidad idónea. “Existe un movimiento, respaldado por empresas de base tecnológi­ca como Bread Free, que tiene como objetivo mejorar la calidad de vida de las personas lle­vando la innovación a problemáticas cotidia­nas. Es de esa ambición de donde nace el es­píritu emprendedor de la empresa. Buscamos dejar un mundo mejor mientras potenciamos el sector agroalimentario en España. El país atesora una gran cantidad de conocimiento científico, pero su aplicación al ámbito del de­sarrollo de negocio es escasa”, concluye Gó­mez-Bravo.