El problema de la brecha de género entrelazado con el futuro del medioambiente tomó posiciones en la agenda de la Cumbre del Clima el pasado martes. Una de las citas organizadas en este marco fue el panel ‘Towards ambitious and gender-inclusive climate action and biodiversity preservation’, en el que participó la Secretaria de Estado de Igualdad en funciones, Soledad Murillo, para quien las cuestiones de género deben estar presentes en todas las negociaciones de la COP25 ahora que, en teoría, toca decidir.
“No entiendo la política pública si no está basada derechos, y no hay mejor derecho que la protección de la vida del planeta. Es la hora del compromiso, de las medidas concretas”, decía Murillo, y lamentaba que la mujer solo haya sido tenida en cuenta en asuntos de ecología y sostenibilidad desde los Acuerdos de París.
“Nosotras, y los hombres que quieran ser nuestros cómplices, tenemos que vigilar que ninguna negociación llegue a mal término. No nos vamos a rendir. Hablar de género no es hacerlo de un colectivo, sino de toda la población”, concluía la responsable de Igualdad, que formó parte de la ‘Convención sobre la Eliminación de toda forma de Discriminación contra la Mujer’ (CEDAW), promovida por Naciones Unidas.
Pero en una abarrotada y políglota ‘Room 5’ del Pabellón Azul de la COP25, acompañaban a Soledad Murillo otras voces cargadas de responsabilidad como la de Achim Steiner, administrador del Programa de Desarrollo de la ONU y vicepresidente del grupo de Desarrollo Sostenible. “Hay que pasar a la acción en lugar de pasarnos la vida negociando, y aquí las mujeres desempeñan un papel esencial”, aseguraba Steiner.
“Tenemos que romper los límites y las barreras que nos separan para que las acciones sean más efectivas y lograr que las mujeres sean agentes protagonistas contra el cambio climático. 2020 es un año clave para conseguirlo. Hemos estado demasiado encerrados en los NDC y en planes nacionales”. Steiner acababa de aterrizar de un viaje a Bogotá, donde ha presentado el Informe Mundial de Desarrollo Humano, que aborda la brecha de género desde distintas desigualdades: de ingresos, educación o en base a la edad digital (aquella en la que a muchas niñas se les prohíbe el acceso a Internet).
Y sin salir de Colombia, su Ministra de Minas y Energía, María Fernanda Suárez, hablaba en Madrid de la importancia de tener en la agenda medidas específicas para cerrar la brecha de género, “no tan lejanas como la agenda 2030”. Suárez ha explicado como el gobierno de Iván Duque se propuso abordar el problema desde todos los ministerios.
“En marzo creamos una hoja de ruta clara para incrementar la presencia de las mujeres en los sectores de mi campo de actuación (hoy sólo un 16 %), obtener mayor liderazgo femenino e incrementar la paridad. Hay que empezar a contar con los hombres también como cuidadores, no solo como cabezas de familia”.
Durante la COP, la ministra ha anunciado además que Colombia aumentará 50 veces su capacidad instalada en energías renovables, al pasar de menos de 50 megavatios en energía solar y eólica en 2018 a 2.500 megavatios en 2022.
Svenja Schulze es Ministra Federal de Medio Ambiente, Protección de la Naturaleza y Seguridad Nuclear en el gobierno de Angela Merkel. Consciente de que “no será posible lograr todos los objetivos de biodiversidad marcados”, cree sin fisuras en la necesidad de incluir a las mujeres en cada uno de los niveles de decisión. “Seguimos sin respuesta a muchas preguntas sobre la preservación local de la biodiversidad; un conocimiento que está en manos de las mujeres”, argumentaba Schulze.
“La igualdad de género no está bien integrada en las políticas climáticas y de biodiversidad. Hay que hacer algo más”. En lo que le toca más de cerca, su ministerio, la política alemana ha explicado cómo la estrategia de género toca todas las capas de la institución. “Sabemos mucho de brecha de género, pero cuesta llevar a la práctica las soluciones”.
Para Yasmine Fouad, ministra egipcia de Medioambiente, el papel de la mujer es “múltiple”, más allá de la clase social. “Estudiante, madre, hija, esposa, trabajadora… En Egipto tenemos la suerte de contar con un presidente que sirve de ejemplo y que permite que las mujeres desempeñen un rol distinto al tradicional”.
En el país de los faraones, más del 15 % del territorio es suelo protegido. Dentro de los planes activos de recuperación de la biodiversidad, Fouad ha puesto como ejemplo el programa nacional para la restauración de lagos y lagunas. “Las mujeres de comunidades próximas a estos lugares han visto incrementados sus ingresos en más de un 200 %”.