La Unión Europea ha despertado de su letargo para enfrentar una cruda realidad: su subsistencia como la conocemos está en riesgo debido al bajo crecimiento, la dependencia en defensa y energía, amenazas comerciales y un retraso en innovación y tecnología. Este entorno hace indispensable cambiar de rumbo, eliminar las barreras y potenciar las fortalezas para responder a esta realidad.
Como diría Jeanne Monet, “las personas sólo aceptan el cambio ante la necesidad y solo vemos la necesidad en una crisis”. Esta sensación de urgencia ha generado esperanzas de que desde la Comisión Europea se tomen acciones rápidas y radicales para recuperar la competitividad, el crecimiento y la innovación.
La nueva ruta está trazada en el Informe Dragui, “El futuro de la competitividad europea | Una estrategia de competitividad para Europa” que establece la innovación como elemento esencial para revitalizar la productividad y asegurar el crecimiento económico sostenible, convirtiéndose en la nueva brújula de competitividad para la UE.
Según este informe la estructura industrial de Europa se ha vuelto estática, dominada por sectores tradicionales que invierten menos en investigación y desarrollo (I+D) en comparación con los sectores tecnológicos de Estados Unidos. Por ejemplo, los Unicornios (empresas tecnológicas valoradas en 1.000 millones de dólares sin cotizar en Bolsa), Europa tendría 195 Unicornios, frente a 1.247 a nivel global, tan solo el 15,6%[1]. El problema se vuelve aún más apremiante cuando entre 2008 y 2021, cerca del 30% de estos Unicornios fundados en Europa se relocalizaron principalmente en Estados Unidos.
Este ejemplo refleja como la innovación en Europa se enfrenta a varios obstáculos cómo: (I) Fragmentación del Mercado por barreras regulatorias persistentes entre los 27 países miembros, lo que imposibilita “jugar en las mismas condiciones” de escala y alcance. (II) Acceso Limitado al Capital de Riesgo: La disponibilidad de capital de riesgo en Europa es significativamente menor que en Estados Unidos y China. Solo el 5% de los fondos globales de venture capital se recaudan en la UE, en comparación con el 52% en Estados Unidos. (III) La falta de apoyo específico y coordinado para que la innovación escale y se convierta en tecnologías comercializables. (IV) Aversión al riesgo, que se observa tanto en porcentaje como en baja inversión del ahorro de los europeos en activos más arriesgados como acciones o venture capital, pero también en las motivaciones para emprender y arriesgarse. (V) El peso de la mayor regulación en las empresas puede afectar su capacidad para competir globalmente.
Una de las fuentes de financiación más importante son los mercados de capitales, en donde los datos comparativos frente a los principales competidores son aplastantes. Por ejemplo, en los mercados públicos de valores, la capitalización bursátil de la UE-27 representó el 69 % del PIB, significativamente inferior a otros mercados como China (84 %), el Reino Unido (99 %), Japón (146 %) o los EE. UU. (177 %).[2] Por otro lado, tras la crisis financiera global (GFC) del 2008, el mercado americano se ha multiplicado por 5, mientras que el europeo apenas se ha duplicado, dificultando la atracción de inversionistas si no hay retorno suficiente.
Para el ecosistema de innovación, es vital que los ahorros de los europeos sean una fuente de recursos importante para inversión en empresas europeas, a través de mercados de capitales o de capital riesgo en empresas en desarrollo. Verena Ross, presidenta del ESMA, señaló que“los mercados de capitales son el pulso de nuestra economía” y desafortunadamente han hablado claro y alto de que Europa se está quedando atrás.
Sin embargo, hay brotes verdes de optimismo frente a romper las barreras y urgencia a actuar. ESMA, el organismo regulador y supervisor de los mercados financieros de la UE, en su conferencia 2025[3], centró la discusión principalmente en la Unión de Ahorros e Inversiones Europea (SIU), mencionando además el Programa de Inversión TechEU y la importancia de promover la “Securitization”. Si en la conferencia del regulador se menciona que la regulación está siendo compleja para las empresas y el mercado de capitales, se esperaría un compromiso de cambio de rumbo hacia la simplificación y competitividad por parte del regulador.
El momento de la verdad de la acción lo veremos en pocas semanas con el paquete de simplificación Omnibus, en donde, entre otras, se concretarán simplificaciones en regulaciones de sostenibilidad como la Taxonomía, el CSRD (Directiva sobre información corporativa en materia de sostenibilidad) o la Directiva de Debida Diligencia en Materia de Sostenibilidad Corporativa (CS3D).
Europa enfrenta un desafío crucial para mantener y mejorar su competitividad en el escenario global. A pesar de contar con una fuerza laboral talentosa, un mercado de gran tamaño y un entorno legal estable, la región ha quedado rezagada en términos de crecimiento de la productividad y liderazgo en tecnologías avanzadas. Para revertir esta tendencia, la nueva brújula está en la competitividad. Europa puede revitalizarse con un ciclo virtuoso de recursos privados, innovación, talento, y asegurar su posición como líder en tecnologías avanzadas. La implementación de estas iniciativas no solo impulsará el crecimiento económico, sino que también garantizará que Europa siga siendo un destino atractivo para la inversión y un centro de servicios y manufactura en el escenario global.
[1] CB Insights. State of Venture Global 2024Q3
[2] ECMI Research Report No 22 | January 2025
[3] “Dando forma al Futuro de los mercados de capitales de la UE”