Los caminos de Oriol Segarra y Luis de Tord se cruzaron por primera vez en la Universidad Politécnica de Cataluña, donde ambos cursaban la carrera de Ingeniería Industrial. Su amistad acabó de forjarse durante un programa Erasmus en Alemania. Allí profundizaron en el que entonces era su principal foco de interés académico-profesional: la aplicación de la sostenibilidad al ámbito energético. Después de la universidad, toman rumbos distintos. Segarra se marcha un tiempo a Asia para reflexionar sobre el siguiente capítulo de su trayectoria. El fundador y CEO de Bumerang comprueba en primera persona los estragos que provocan los plásticos en las aguas de mares y océanos. De nuevo en España, trabaja en una consultoría especializada en packaging sostenible y remata su formación en economía circular en la Fundación Ellen MacArthur.
“Constató que no existía nada que abordara la circularidad de los envases en el take away del canal HORECA español”, explica a Innovaspain Luis de Tord. “Inicialmente entré en el proyecto sólo como inversor”, añade el COO & Partner de Bumerang. “Acaba de empezar un master, y había sido padre. Fue más tarde cuando le di el sí definitivo”, recuerda el emprendedor.
¿Cómo funciona?
De Tord puntualiza: lo que han creado con Bumerang es un sistema para reutilizar envases, no un producto. Gracias a la digitalización, cada envase y cada usuario tienen un QR que les vincula (descargar gratis aquí la app de Bumerang). De este modo, saben en todo momento el estado de un envase, dónde ha sido recogido y dónde es devuelto. El usuario se ahorra así el engorro del depósito -habitual en festivales de música para no desperdiciar vasos- una especie de fianza, y puede devolver el envase en cualquiera de los establecimientos que forman parte de la red Bumerang. Tendrá dos semanas para hacerlo. Si transcurrido el plazo, el envase no es devuelto, se cargarán 6 euros en la tarjeta del cliente. “Es lo que nos cuesta a nosotros cada envase Bumerang”.
El proyecto se centró primero en los restaurantes a pie de calle. “Los propietarios mostraban interés en contar con nuestro servicio. Existía aceptación, pero la tracción de usuario final no funcionaba como esperábamos”. Esto les llevó a dar un giro estratégico y a volcar esfuerzos en llegar a las cantinas; comedores corporativos, hospitales, universidades… “Son grandes espacios con una alta recurrencia que facilita que el usuario entienda y utilice Bumerang”.
Una legislación insuficiente
El socio de la startup señala el principal escollo con el que tienen que lidiar en este momento. “En España no existe una legislación adecuada como para fomentar la reutilización. Una primera regulación, muy tímida, obliga a cobrar los envases de un solo uso, pero no especifica el importe. La mayoría de las grandes franquicias han optado por que sea un céntimo. Es insuficiente como para que la gente se plantee otras alternativas”, argumenta De Tord.
Las leyes son más exigentes en países como Francia o Alemania. Desde 2024, todos los bares, restaurantes y cafeterías tendrán la obligación de ofrecer sistemas de reutilización de envases. En Portugal, el precio de los envases de comida de usar y tirar está fijado en 30 céntimos. “Es un paso complejo, pero el cliente empieza a pensar en opciones más sostenibles, aunque sea mirando su propio bolsillo”.
En muchas reuniones reciben la misma pregunta: Si utilizo un sistema de envases reciclables, tampoco daño el medio ambiente, ¿verdad? “En un escenario utópico sería cierto”, explica De Tord. “El asunto es que las tasas de reciclaje en España son muy bajas. En el actual contexto, es una falacia decir que el plástico no impacta. Es mucho mejor reutilizar que reciclar”. Más allá de la recogida de residuos selectiva –“que no se hace igual de bien en todas partes”- el COO de Bumerang incide en que las plantas de reciclaje no están preparadas para reciclar todo lo que deberían. “Este es un problema que no será resuelto de un día para otro. Implica construir plantas donde sea posible reciclar todos los materiales. Es una cuestión de años y de grandes inversiones”.
Modelo de negocio y expansión
Bumerang cobra mensualmente a los restaurantes una cantidad por cada envase que usa el usuario. “Es un negocio que solo funciona si evita residuos: por cada residuo que evito, gano unos céntimos. Otros modelos, más rentables, optan por cobrar una tarifa plana. Desvinculan el impacto de la fuente de ingresos, y no queremos eso, aunque ganemos menos”.
Presentes en restaurantes de Barcelona y Madrid, y en cantinas de toda España, el primer capítulo de su expansión internacional lo quieren escribir en Portugal, donde ya acumulan algunas experiencias. Después prevén desembarcar en Italia. “En definitiva, queremos convertirnos en el player líder de la reutilización de envases en sur de Europa. El norte del continente está muy concurrido. La legislación avanzo antes y las empresas son más maduras”.
La startup es una de las 20 seleccionadas por Scale the Impact, la aceleradora de Danone y Social Nest Foundation que en su primera edición apoya proyectos de impacto social y medioambiental. “Esperamos que nos doten de las herramientas suficientes para afrontar con más garantías el salto internacional. Necesitamos un route map muy claro, y seguro que nos ayudarán”.