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Ángela D. Buscalioni: cómo los dinosaurios nos ayudan a dimensionar nuestro impacto en el planeta

Hablamos con la investigadora de la UAM sobre el impacto de grandes hallazgos, como los fósiles de Cuenca, en lo que sabemos de los terópodos, grandes depredadores del pasado, y su legado: las aves modernas.
Buscalioni dinosaurios
Ángela Buscalioni, profesora de Paleobiología en Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y directora del Centro para la integración en Paleobiología (CIPb-UAM).

Mirar hacia el pasado, cientos de millones de años atrás hasta la era Mesozoica de los dinosaurios, nos permite entender la “grandeza” de la evolución natural de las especies, con su disparidad y diversidad de morfologías, modos de vida, de funciones “sorprendente”, dice la investigadora Ángela Delgado Buscalioni. Y también, volviendo al presente, nos da indicios de en qué medida estamos condicionando el devenir de la vida en el planeta. 

“Marcamos mucho las trayectorias, vamos resumiendo y resumiendo lo que pasa en los entornos naturales”, explica a Innovaspain Buscalioni, profesora de Paleobiología en Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y directora del Centro para la Integración en Paleobiología (CIPb-UAM), previo a su charla en el ciclo Tierra de Gigantes en CaixaForum.

Buscalioni reveló en la segunda conferencia de este ciclo de ciencia cómo los terópodos, los mayores depredadores hacia finales del Cretácico, no han desaparecido por completo: su legado son las aves modernas, consideradas sus descendientes directos.

Hallazgos de registros fósiles, como el de Las Hoyas, en Cuenca, han sido un punto de quiebre en las últimas décadas para entender este proceso, y ahora, cuenta la investigadora, la tecnología nos permite explotar aún más el potencial del yacimiento, viendo el pasado de un modo antes inimaginable.

Pregunta: ¿Cómo el estudio de los dinosaurios nos permite comprender mejor no sólo la historia evolutiva de nuestro planeta, sino también el impacto de nuestra vida en la Tierra? 

Respuesta: Cuando uno empieza a establecer relaciones entre los distintos grupos del pasado, uno se va acercando también, lógicamente, al presente, y a medida que uno se va acercando al presente comienzan a plantearse las cuestiones de la evolución. En el caso de las aves, que efectivamente proceden de los terópodos, de los dinosaurios carnívoros, algo muy interesante es que se trata de una transición que dura relativamente poco para la escala de tiempo geológico. Sucede todo a la par. No es una transición que entendamos progresiva, que primero viene uno, luego viene otro, y van desapareciendo del escenario evolutivo las formas ancestrales, sino que explota y está todo presente al mismo tiempo. La disparidad de morfologías, de modos de vida, de funciones, es muy sorprendente. 

Si uno lo quiere llevar al presente de hoy, donde controlamos de un modo absoluto todo lo que está pasando en el medio natural, vemos que estamos impidiendo también que el proceso evolutivo tenga esa señal, tenga esa posibilidad. Estamos canalizando. Entonces, la evolución está muy distorsionada y no sabemos hacia dónde, qué resultado va a tener. Y en ese sentido, la grandeza del pasado tiene eso: poder ver en todas sus dimensiones la muestra total.

La paleontología como herramienta para romper prejucios

Pregunta: Los hallazgos de registros fósiles a nivel mundial desde la década de 1980 fueron claves en el debate en torno a esta transición evolutiva. ¿Cómo cambiaron el modo en que vemos la era Mesozoica? 

Respuesta: Desde lo que son los descubrimientos de los yacimientos chinos, la información que se tiene sobre las aves es mucho más rica y abundante. Y desde el punto de vista de lo que es la ciencia, de la paleontología, lo interesante es cómo se van resolviendo los enigmas, no sólo en relación a lo que falta por saber, sino en cómo se van rompiendo los prejuicios también que se tienen sobre las aves, que se tienen sobre su origen, sobre su relación con los dinosaurios, y sobre los propios dinosaurios. 

De ser unos animales torpes y gansos gigantes, que se movían de forma muy tosca y no tienen casi pensamiento, al relacionarlos con las aves, esa mirada desde las aves hacia ellos también supone una situación novedosa.

Pregunta: Y ese sería un mito: la idea de que no tenían cierto desarrollo de inteligencia o de movilidad fina. ¿Qué más hemos aprendido que la ha sorprendido, que rompe con concepciones erróneas de la evolución?

Respuesta: Esa torpeza se expresa en muchas direcciones. Una es la que sería el conocimiento, lo que sería el sistema nervioso, que lógicamente hay muchas novedades que se traducen en las cetologías, en las conductas, y que también se traducen en lo que es la coordinación de las locomociones, del modo de caminar. 

Se pensaba que eran unos reptiles que se veían como una rama a extinguir por ser unas formas gigantes, aberrantes, en las teorías evolutivas anteriores a la actual. Eso evidentemente ha quedado absolutamente roto. Y a medida que nos acercamos a las aves modernas, vamos viendo que muchos de los rasgos de los terópodos están presentes en ellas. 

Las Hoyas (Cuenca), un yacimiento de enorme valor

En el yacimiento de Las Hoyas, del Cretácico Inferior de Cuenca, se han encontrado ejemplares excepcionalmente preservados. Usted lleva décadas estudiando este registro, ¿cuáles han sido sus aportes fundamentales y qué potencial tiene?

El yacimiento de Las Hoyas es uno de los proyectos que lleva casi 40 años de ejecución. Yo soy la segunda, la versión 2.0 de ese yacimiento. Primero empezó mi director, José Luisán, y ahora la dirección la lleva la versión 3.0, que fue un doctorando mío. En esa trayectoria, han sucedido muchas novedades. 

Hemos aprendido a ser naturalistas, a ser científicos, a ser paleontólogos vinculados al yacimiento, porque tiene unas condiciones de preservación excepcionales, de modo que se conocen desde algas hasta mamíferospasando por invertebrados, por muchísimos tipos de insectos, de peces. Hemos aprendido a ver la taxonomía de cada grupo y también sus relaciones ecológicas. Y eso nos ha ido agrandando la mirada. 

Ahora, en esta última fase, Jesús Marugán está mirando casi todo lo que hay dentro de los organismos. La preservación, las condiciones en las que se conservan son tan buenas que puedes ver células. Y bajar a esa dimensión es como cambiar de universo. 

¿Y cómo la tecnología está transformando y apoyando estos avances, el estudio de estos los registros del pasado?

Con los medios técnicos que da ahora lo digital… Es impresionante. Hay una parte que es evidente que tiene que ver con la representación, la parte gráfica. Lo digital te permite tener una visión de las cosas muy en detalle y sobre todo, ver la totalidad del fósil en tres dimensiones cuando es plano o cuando todavía está cubierto por el sedimento. De hecho, uno de los pájaros que se muestra hoy, que se llama Asteriornis (conocido como el “pollo maravilla”), lo que se conoce es digital, porque el fósil sigue en la matriz –y a alguien se le ocurrió la feliz idea de pasarlo por un lector. 

También puedes cambiar la imagen, las deformaciones, ajustarla. En fin, eso sin duda es fantástico: puedes imaginar lo que quieras. Y de hecho, ahora están aplicando un poquito de inteligencia artificial en lo que es la determinación taxonómica (clasificar especies animales, tomando como referencia sus caracteres morfológicos). 

La historia de los cocodrilos en la Península Ibérica

Si hablamos de la evolución de los dinosaurios, tenemos que referirnos también a los cocodrilos que han sido su área de especialidad. ¿Cómo llegó a estudiarlos? ¿Y qué le han enseñado los cocodrilos fósiles de España al mundo?

Mi primer contacto con los cocodrilos fue en el paseo de la Castellana (en Madrid), cuando el antiguo director del Museo Nacional de Ciencias Naturales, ya fallecido, Emiliano Aguirre, me dijo “creo que tenemos un cocodrilo guardado en una caja”. A partir de ahí, hubo que hacer muchísimo campo para empezar a tener una colección un poco representativa. Y el Mesozoico en este país, justo ese período, tiene una exposición muy buena. Iban apareciendo cosas en el Cretácico inferior, en el Cretácico superior, que eran muy interesantes desde el punto de vista de la evolución de los cocodrilos. 

Todo eso permitió armar un poco la historia de los cocodrilos en la península ibérica y también la historia evolutiva de los cocodrilos, más allá de las condiciones del Mesozoico. Por ejemplo, el yacimiento de las Hoyas es excepcional en eso: tiene desde los primeros, primeros, evolutivamente hablando, cocodrilos hasta formas parecidas a los actuales. Eso te permite también ver caracteres que son relevantes, cómo se forma el paladar. El cocodrilo tiene un paladar duro, y cuando cierra la boca puede acabar con lo que sea. 

Si pudiera espiar ahora el futuro, ¿qué clase de tecnología o avance le gustaría ver? ¿En qué dirección sería positivo innovar para seguir aprendiendo y desterrando mitos?

Eso siempre ha sido un juego en mi casa. Aunque si me dejan elegir entre el futuro y el pasado, ¿dónde iría? La verdad es que, por un lado, me llama la atención seguir en este tinglado, ver qué pasa en el futuro. Pero yo creo que elijo el pasado: me encantaría hacer una visita a todo ese mundo del Cretácico, donde más o menos he estado imaginando tantas cosas. Verlo en persona sería toda una experiencia. Sería una cosa estupenda.

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