Fuera del gran impacto que está causando el COVID-19 a la economía en general, la gran noticia empresarial del año ha sido el anuncio y firma de la operación de fusión entre CaixaBank y Bankia, que dará lugar al mayor banco del mercado español. Aunque, en este caso, es evidente que el peso del significado financiero tapa casi todo lo demás, por lo que se refiere a la innovación cabe hacerse la pregunta genérica que surge ante una fusión de este calibre: ¿qué es mejor para la innovación, el tamaño o la competencia?
En el análisis de la operación también cabe hacerse otra pregunta: ¿hasta qué punto la innovación es la causante de fusiones de este tipo? El sector financiero es complejo para responder este interrogante por la cantidad de variables que pueden tomarse como punto de partida, pero es indudable que el proceso de innovación de los últimos años tiene mucho que ver. La tecnología ha tenido un impacto crucial en los mercados financieros y el fenómeno de la globalización consiguiente y la creatividad de las startups han ayudado a esta gran modificación que hemos vivido y estamos viviendo. Igualmente, las entidades financieras han catalizado innovaciones, procesos en los que han sido pioneros en muchas ocasiones.
Entre los estudiosos e investigadores es generalizada la conclusión que la fusión de empresas normalmente es positiva para la innovación a pesar de la reducción de la competencia, aunque es verdad que hay escenarios y casuística para todo.
Una de las más recientes referencias, la desarrollada por la investigadora Sara Fernández y los profesores Ángela Triguero y Esteban Alfaro, publicada en la revista Manegement Decision muestra que "las fusiones influyen positivamente en la intensidad y la rentabilidad de la I+D de las principales empresas de la Unión Europea durante el periodo de 2004-201"2.
Pero hay ejemplos contrarios, sobre todo, cuando se trata de empresas que parecen complementarias por diferentes motivos, aunque es verdad que ninguno de los ejemplos encontrados son entre entidades bancarias y se corresponden con sectores industriales, donde el campo de las patentes que poseen cada una tiene mucho que ver con el interés de la operación.
En este sentido, la conclusión parece que apunta a que esta fusión será beneficiosa para la innovación, tanto por el aprovechamiento propio como el que genere al exterior. Ambas empresas han recurrido a lo que se llama la innovación abierta; es decir, la colaboración con startups. En esa línea, ambas, aunque con diferentes volúmenes, han prestado atención a las ideas ajenas, tanto para el sector financiero como para otros apoyando a investigación de manera decidida.
Más historial hay, evidentemente, en el conjunto de CaixaBank, que cuenta con un catálogo amplio de acciones de apoyo y desarrollo a la investigación y la innovación como objetivo, que le hacen como uno de los referentes más cualificados del sector financiero en Europa. Por su parte, Bankia ha sabido centrarse con rapidez y eficacia desde 2012 con un proyecto global interesante en todos los campos y entre los que destaca Bankia Fintech Innsomnia, uno de los programas de innovación abierta de mayor impacto.
En este sentido, hay que esperar que el nuevo todo resultante sea mayor que las sumas de las partes, abriendo nuevos horizontes en lo que es la adaptación del mundo financiero a un proceso imparable de digitalización en un momento nada fácil de crisis generalizada en todos los mercados. Un momento VUCA de imprevisibles circunstancias como nunca se habían vivido en décadas.