A través de un diálogo entre Carlos Askunze Elizaga, coordinador de la Red de Economía Alternativa y Solidaria (REAS) Euskadi, y Javier Goikoetxea, consultor en métricas sociales y ambientales y miembro de Economía del Bien Común, se han desentrañado dentro del Foro NESI Clima algunas de las consecuencias que están provocando la crisis ecológica y la crisis del sistema capitalista.
Se trata de “cambiar la relación cotidiana que tenemos con la economía”, ha señalado Askunze Elizaga. O, en otras palabras, tener claro que la economía está al servicio del bien común, y no al contrario. “Nos enfrentamos a la necesidad de un cambio profundo del sistema capitalista en el que estamos”, ha añadido.
En el debate, moderado por Emma Ortiz Barredo, coach ejecutivo y de equipos, se ha hablado mucho de multinacionales. Goikoetxea trabajó en uno de estas grandes empresas hasta hace ocho años, cuando decidió dar un cambio radical a su vida. “Me dio un ictus mental”, ha señalado para definir lo que pasó dentro de su cabeza. Estaba harto de un trabajo en el que lo importante solo era ganar más dinero y decidió que eso debía terminar.
El coordinador de REAS Euskadi va más allá. ¿Deben existir las macro empresas? ¿Benefician en algo a nuestro mundo?, se ha preguntado ante el público del NESI. En su opinión, las cooperativas en su conjunto dan más empleo y permiten un desarrollo social basado en el bien común. “Las multinacionales no son el modelo de empresa de futuro para esa sociedad que necesita de caminos de transición hacia nuevas economías”, ha añadido.
Pero el impulsor de la cooperativa de Consultores BIKOnsulting pide “paciencia” para afrontar este tipo de cambios. “Si doblas muy rápido la rama de un árbol puede que se rompa”, ha señalado. Los cambios suelen producirse motivados por “accidentes” y cada persona e institución tiene sus ritmos.
En opinión de Javier Goikoetxea, lo que ha pasado en nuestra sociedad –y sigue pasando– “no es una crisis económica, es una crisis de valores”. Y para conseguir la solución a este problema no podemos olvidar las métricas. Él tiene claro que se puede medir el valor social e incluso el valor emocional de las asociaciones. Solo hace falta querer hacerlo y trabajar por ello.