La historia de Capitán Denim tiene más de 50 años. Esta marca de pantalones vaqueros nació dentro de Argo Jeans, una empresa familiar que fabrica para grandes marcas encargándose de todas las fases de proceso de producción (confección, acabados, tinturas…). En 2013, Juan González Arroyo y sus hermanos Oto y José María, segunda generación de la empresa, decidieron aprovechar todo ese conocimiento y tradición textil para lanzar su marca propia firma, defendiendo la producción local y la sostenibilidad medioambiental.
“Hasta 2008 éramos una sola empresa, Argo Jeans, que nos dedicábamos a ofrecer servicios textiles a otras marcas. En esa época, muchas marcas se fueron a fabricar fuera y nos quedamos con un volumen de trabajo muy pequeño. Fue muy dramático y estuvimos a punto de cerrar. La parte de confección fue lo que más sufrió”, cuenta Juan González. “En este punto, cuando todo el mundo se fue, nosotros apostamos por quedarnos (en Madrigueras, localidad de Albacete)”.
“Nacimos en Madrigueras y nunca nos hemos ido de aquí, apostando por la producción local”
En ese momento, decidieron crear un holding de empresas, cada una enfocada a un proceso de producción y otra a su marca propia. Fue una de las claves para superar esta crisis y seguir defendiendo su modus operandi. “Si miras un poco el panorama textil en España te darás cuenta de que somos una anomalía, apenas existen empresas como nosotros”.
La producción local es uno de sus estandartes y se enorgullecen de haber apostado por ella. “Trabamos en un pueblo de 4.500 habitantes. En la empresa somos amigos, vecinos, están mis tías, mis primos… Somos alrededor de 70 trabajadores. Muy poca gente puede decir lo mismo”, explica Juan. Y subraya el mérito de seguir adelante “con la que ha caído y con la que cae, haciendo prendas de calidad para firmas importante desde hace 50 años en este pueblo de La Mancha y sacando nuestra marca adelante.”.
La marca pone el foco en la sostenibilidad de todos sus procesos
Invierten en procesos sostenibles y en generación de energía renovable y son una de las pocas fábricas de pantalones en España certificadas como GRS y GOTS, dos sellos que los certifican a nivel social y medioambiental para confeccionar prendas con fibras recicladas y orgánicas. Trabajan también con lyocell, una de las fibras más sostenible del mundo que sale de la corteza de los árboles.
También forman parte de un proyecto de economía circular, Neo Recycling, junto con otras ocho empresas, para que sus retales se conviertan otra vez en hilatura y vuelvan a sus almacenes para ser confeccionada otra vez. “Entre todas las empresas que estamos en el proyecto, hemos estudiado nuestros residuos para que entren a su vez en la cadena de valor productiva de algunas de ellas. Por ejemplo, hemos enviado retales a una las empresas que están en el proyecto y con ellos han creado suelas de sandalias”.
Uno de los grandes avances que han incorporado este año es a nivel depuración de aguas. “Utilizábamos como floculante la cal y esto generaba mucho residuo y muy pesado. Hemos conseguido con AITEX (Centro Investigación e Innovación) probar un nuevo floculante de origen orgánico y nos hemos quedado en un 5% del residuo que generábamos para depurar el agua”.
“Usamos la tecnología de la micronebulización para la tintura, lo que supone un gran ahorro de agua”
El proceso de micronebulización es otro de los hitos en esta empresa. En 2018 con AITEX consiguieron implementar un proceso de tintura y lavado de prendas que ahorra hasta el 90% del agua respecto a un proceso tradicional. “Hemos pasado de usar el agua como vehículo para el tinte del pantalón a utilizar el aire. Generamos una nube dentro de la lavadora y las prendas absorben las partículas que van en el aire cogiendo el color”.
Destaca también dentro de sus procesos sostenibles el lavado con ozono, donde también ahorran agua y eliminan los químicos como el cloro para envejecer los pantalones. “Lo que hacemos es someterlos a ozono dentro de una lavadora hermética. Al ser un oxidante natural, lo que hace es envejecer el aspecto del pantalón dejándolo más clarito”.
En cuanto a términos de energía, en su fábrica tiene una huella de carbono muy baja ya que, como cuenta Juan, “producimos energía a través de una caldera de biomasa que funciona con pistachos y cáscara de almendra de la agricultura de la zona. Y gran parte de la electricidad que utilizamos es a través de placas fotovoltaicas, de energía solar”.
El pasado 2023, anotaron unas ventas de 800 000 euros y su objetivo es alcanzar el millón de euros este año manteniendo la propuesta de producción sostenible que los caracteriza. A corto plazo, abrirán una tienda en el centro de Albacete, en la zona más comercial. Un ensayo previo a lo que será su próxima apertura en Madrid, prevista para finales de 2024 o principios del 2025.