Licenciado en Administración de Empresas por la Universidad de Georgetown y Máster en Investigación de Mercados y Marketing Estratégico por el Institut d’Études Politiques de Paris, Carlos Álvarez es director de Knowledge Investors (2005) y director de Marketing de The Knowledge Agents Alliance (2013), empresas especializadas en la implantación de programas de innovación
Inició su trayectoria en el ámbito de la innovación en 2003, asesorando a spin-offs de base científico-tecnológica. Desde entonces, ha colaborado con unas cien startups de diversos sectores (salud, agricultura, educación...) y ha participado en múltiples procesos de transferencia de tecnología, dando soporte en la maduración de los modelos de negocio y los procesos de marketing y comercial. En 2014, coincidiendo con su labor de dirección de la aceleradora de startups VíaGalicia, inició una nueva fase en su carrera profesional con su incorporación, como inversor y director no ejecutivo, en sendas startups (sectores farmacéutico y smart agriculture).
1. A lo largo de su trayectoria profesional, ¿qué decisión ha tomado que haya tenido como consecuencia un mayor grado de innovación?
Mi conversión a la filosofía lean startup y a todas las metodologías que han florecido en torno a este concepto (design thinking, customer development, etc.) ha supuesto un cambio radical en mi forma de trabajar la innovación. Ahora tengo al cliente mucho más presente y trabajo de forma más rigurosa en la validación de las oportunidades. Todo esto te permite reducir el riesgo asociado a los procesos de innovación.
También creo que haber orientado a algunos de mis clientes hacia la hiperespecialización, buscando ser cabeza de ratón antes que cola de león, ha resultado ser una de las mejores recetas para su éxito.
2. ¿Cuáles son las claves para culminar con éxito un proceso innovador?
Por una parte, es fundamental que las reglas del juego sean diferentes para las iniciativas innovadoras respecto al business as usual. No podemos valorar las oportunidades de innovación con los mismos baremos que los negocios que ya están encarrilados. Por otra parte, es imprescindible que la dirección de la empresa crea en la innovación y entienda que se debe evaluar con otras reglas.
3. Tres consejos para quienes estén dispuestos a abordar cambios, acciones o procesos innovadores en su empresa o entorno.
Mi primer consejo es que pongan al cliente en el origen y en el centro de cualquier reflexión sobre innovación y exploren la filosofía de la ‘innovación ágil’ antes de dedicar grandes recursos a explorar nuevas oportunidades.
También es importante que se abran al exterior. Me refiero a tener una visión más amplia de lo que el ecosistema te puede ofrecer. Las empresas deben diversificar sus programas de innovación (entendidos como fuente de oportunidades de innovación). Muchas empresas creen que hacer innovación es hacer I+D, pero existen diferentes fórmulas para innovar, como explorar nuevos modelos de negocio, licenciar tecnologías o know-how, establecer alianzas con startups... Cada organización debe encontrar la fórmula que se adecue mejor a su entidad.
Mi último consejo es que sean rápidos. En alguna parte del mundo, habrá alguien pensando lo mismo que tú.
4. ¿Cuál es, a su juicio, la mayor innovación que ha tenido lugar en los últimos 50 años en todos los ámbitos?
No sabría decirlo. Ha habido muchas innovaciones relevantes. Pero la que yo siento que ha tenido más impacto ha sido la ubicuidad del software. El software ya está presente en casi todos los productos y esto los ha vuelto “inteligentes”.