Para el urbanista colombiano Carlos Moreno (Tunja, 1959) uno de los grandes aprendizajes de la crisis del coronavirus ha sido mostrarnos algo muy sencillo pero vital: “el tiempo existe”. Moreno es responsable de una cátedra sobre territorios e innovación en la Sorbona, en París, donde vive desde los 20 años, y asesora a la alcaldesa, Anne Hidalgo, con un concepto clave: la ciudad de los 15 minutos, que privilegia la proximidad.
“La ‘ciudad de los 15 minutos’ es una posibilidad de crear una nueva dinámica en los barrios”, asegura Moreno. Una nueva dinámica que tiene varias aristas, una económica, para crear modelos de servicios en los barrios; una social, para crear más solidaridad e inclusión; y una ecológica, para que comprendamos que “tenemos que limitar las emisiones de CO2”.
Para el urbanista que trabaja también con los alcaldes de grandes ciudades de la coalición C40, que luchan contra el cambio climático, tras esta crisis sería “un error volver al auto”, que contribuye a la emisión de partículas finas que ha sido demostrado que, además de contaminar, son un factor de riesgo para las personas con COVID-19. Por eso, para él es imprescindible disminuir el transporte individual.
“Necesitamos cambiar los modos de vivir”, enfatiza Moreno. El nuevo modelo por el que apuesta es aquel que ofrece en un cuarto de hora la accesibilidad a todos los servicios necesarios. Un modelo que ha inspirado no solo a la alcaldesa de París, como una de sus ideas de campaña para su segundo mandato, sino también al de Milán (Italia). Otras ciudades también han abanderado esta idea de los 15 minutos como uno de los ejes de transformación, son las francesas Nantes y Toulouse, así como Edimburgo (Escocia) u Otawa (Canadá).
“Si logramos cambiar el modelo de la ciudad hacia el modelo del cuarto de hora no tendríamos que recurrir al auto para hacer cosas indispensables como ir a trabajar”, asegura Moreno. Para el experto la realidad a la que nos enfrentamos ahora con el desconfinamiento “no es solamente una cuestión sanitaria, sino de organización de la vida en la ciudad”.
Si el reto es grande en Europa, en América Latina lo es aún más porque allí las ciudades han crecido de una manera “muy caótica”, opina. El problema de esta región es “su falta de coherencia política, la corrupción que es muy alta igualmente y la dificultad para pensar a largo o a mediano plazo el desarrollo de las ciudades”, añade. Moreno considera que esta vía de los 15 minutos haría posible revitalizar los barrios que describe como “los pulmones de las ciudades” de la región.
“Los barrios son un potente motor del desarrollo de América Latina y ‘la ciudad de 15 minutos’ es una herramienta que se puede hacer poderosa para que esta sea multicéntrica y no con un solo centro como hoy en día”, asegura.
Pero esta transformación urbana no puede ser un asunto únicamente privado o de élite, que mejore la situación de los privilegiados que están ya en el centro de la ciudad o de aquellos que tienen dinero. Para él es muy importante que sea una iniciativa pública, de las alcaldías. “Estamos frente a un cambio de paradigma que representa una opción política”, precisa.
“Es un combate muy importante, no hay varita mágica, no se va a cambiar en un mes, ni en seis meses, es una estrategia, un programa, una política en la que hay que perseverar”, subraya. Se trata de cambiar las calles para que sean peatonales, plantar árboles, transformar los parkings en actividades de comercio, crear centros de salud, tener centros para las mujeres, para los niños…
Otra de las grandes lecciones que trajo consigo la pandemia, según Moreno, fue demostrar que el teletrabajo sí es posible. “La pandemia fue el jefe de la transformación digital más importante que hemos tenido en toda la historia. El COVID-19 obligó a todo el mundo a irse a sus casas y fue el que decidió que podíamos solamente trabajar por medios digitales”, asegura.
Aunque para Moreno no se trata de implantar el teletrabajo como modelo, sino de crear lugares de trabajo cerca de donde vive la gente, disminuir la presión de la presencia física. “Mucha gente que se desplaza (a sus centros de trabajo) es, muchas veces, para hacer acto de presencia ante un jefe que está muy contento de tener a sus subordinados alrededor de él. El trabajo se puede hacer en ocasiones perfectamente a distancia y no solamente funciona, sino que funciona bien como hemos podido ver”, reitera.
Moreno es además un férreo admirador del modelo urbano de Pontevedra. “Es muy ejemplar [...]. Muestra que sí es posible crear un modelo de funcionamiento que privilegia al humano”. Y es que, en su opinión, la ciudad gallega fomenta la topophilia: el orgullo o amor de vivir en un barrio.