La Comisión Europea estima que, en 2025, pueden haberse creado 60 millones de empleos alrededor de la inteligencia artificial (IA) y la robótica. Un informe de PwC explica que estas actividades son capaces de elevar el PIB del sur de Europa en un 11 %. Razones no le faltan a Carme Artigas para afirmar que está “convencida” de que 2021 será “un año clave” para el desarrollo de la inteligencia artificial en España.
“Hemos de hacer frente a los retos sociales desde el punto de vista de las tecnologías disruptivas y transitar hacia una economía digital más productiva e inclusiva”, apuntaba ayer la Secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial durante la apertura del ‘I.A. Madrid Forum’, organizado por Executive Forum.
El imperativo transformador acelerado por la pandemia y el cariz de los fondos de recuperación europeos ligan bien con los planes de Artigas. “España tiene que llevar a cabo la reconstrucción en clave digital. Tenemos ante nosotros una oportunidad histórica para decidir el país que queremos ser. No podemos quedarnos rezagados en el cambio, sino posicionarnos mejor que antes de la crisis”. En este nuevo escenario, considera que la digitalización posibilita diseñar ese futuro “sobre pilares más robustos”.
Los pasos de España en IA irán paralelos a los de Europa, donde se prevén movimientos importantes en los próximos meses. “Aunque Europa está bien posicionada en el plano intelectual de la IA, le falta avanzar en el terreno industrial y comercial”, señalaba Carme Artigas. La publicación del Libro Blanco de la Inteligencia Artificial, la puesta en marcha de un Comité Especial de Inteligencia Artificial en el Parlamento Europeo y los pasos adelante en materia regulatoria hacia la creación de un marco de confianza y transparencia están en la agenda 2021 de la Comisión.
Estrategia Nacional de Inteligencia Artificial
De nuevo en España, Carme Artigas se ha detenido en el que es por ahora el gran hito dentro de sus responsabilidades al frente de la Secretaría de Estado. A principios de diciembre, el presidente Pedro Sánchez presentaba la Estrategia Nacional de Inteligencia Artificial (ENIA), con 600 millones de euros de presupuesto para los próximos 3 años. “Teníamos una estrategia de I+D+i de la IA, pero ahora abordamos su integración a nivel productivo, como parte de la cadena de valor de la economía. La IA no es sólo un ámbito científico-tecnológico, también es economía e industria”, apuntaba Carme Artigas.
La ENIA prevé vertebrar acciones a nivel gubernamental, ministerial y con las diferentes administraciones del país e impulsar al sector privado. La inversión contemplada se reforzará con la creación de un fondo de capital riesgo que potencie startups cuyo foco esté en las big-tech y con el acceso a los fondos de recuperación europeos.
“Tenemos el objetivo de incentivar la excelencia científica y la innovación en IA – detallaba Artigas sobre la creación de una red de centros expertos en la materia- y potenciar el uso del español en esta tecnología”. “Nuestro idioma es un activo único que refleja una manera de pensar y no podemos permitir que la IA se desarrolle solo en inglés”. Carme Artigas también espera que la inteligencia artificial contribuya a “fomentar el empleo cualificado y traccionar el talento”.
La Secretaria de Estado se ha referido además al programa Spain Talent Hub como punto de encuentro del talento académico y profesional que favorezca el desarrollo de capacidades digitales en la ciudadanía. Al tiempo, el programa espera provocar que las grandes compañías internacionales de IA confíen en España para instalarte “por nuestro espíritu emprendedor y por la capacidad para integrar el talento en la economía”.
Sostenibilidad y cooperación
Y como “sin datos no hay IA”, Artigas anunciaba el desarrollo de plataformas de datos “compartidos a nivel industrial y europeo” e infraestructuras de soporte. En la línea de mejorar la eficiencia del procesamiento de datos masivos, la ENIA lanzará el Programa Nacional de Algoritmos Verdes. “España puede ser pionera en transición digital y ecológica”, añadía.
Carme Artigas apuntaba que la Estrategia Nacional de Inteligencia Artificial prevé incrementar el uso de la IA en la administración pública “en los ámbitos de la salud, la justicia y el empleo (mejorando el matching oferta-demanda)”. En este sentido, el GobTechLab será un espacio de innovación pública-privada “donde todo el mundo podrá aportar soluciones y herramientas”.
“La ENIA no es solo un ejemplo de política pública digital, sino una muestra de que las cosas se pueden hacer de manera distinta”. La Secretaria de Estado incidía en la importancia de la cooperación para sacar adelante el proyecto y que estas iniciativas “transformen y calen en la sociedad”. “Lo que impulsamos lo hacemos a través de la colaboración público-privada y con la ayuda de expertos independientes”, señalaba Artigas.
La ética como prioridad
“La IA es un elemento de disrupción que impacta en las personas, las organizaciones y la sociedad”, decía Carme Artigas en referencia a llevar el debate más allá de lo tecnológico, “situando a la ciudadanía y sus derechos en el centro”. De esta filosofía nace la Carta de Derechos Digitales de España, un documento “sin precedentes” actualmente en consulta pública. “España es el primer país que se ha atrevido a hacer algo así”. En torno a preguntas como ¿qué derechos nos queremos otorgar como sociedad?, ¿cuáles no nos gustaría perder?, o ¿qué riesgos afrontamos?, la Carta aborda dos puntos importantes, relacionados con los derechos en el plano de la IA y con los asociados a la neuro-tecnología.
Carme Artigas anunciaba su intención de elevar la Carta a nivel europeo, donde espera que el debate ético tenga el espacio del que no ha dispuesto en el desarrollo de la IA en China o Estados Unidos. “Estamos ante un reto normativo que garantice el cumplimiento de derechos en un entorno seguro y confiable. Apostamos por una IA humanista. Su evolución no va a ser uniforme en todo el mundo, y dependerá de principios y valores imperantes en cada sociedad. Estoy segura de que Europa va a ser un referente en situar a las personas en el centro”.
En palabras de la Secretaria de Estado, España aboga por una IA “robusta, auditable y explicable” en lo tecnológico sin dejar de atender sus aspectos sociales. “Hemos de ser capaces de medir su impacto en la sociedad, conscientes de que los cambios tecnológicos son exponenciales y los culturales lineales. Trataremos del solventar el gap entre lo que la tecnología ofrece y la capacidad de las personas para absorberlo”.