Un equipo de investigación liderado por la Universidad Complutense de Madrid (UCM) en el que también participan el Instituto de Investigaciones Sanitarias del Hospital Clínico San Carlos (IdISSC) y el Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos y Nutrición del CSIC (ICTAN- CSIC) demuestra el potencial de un producto cárnico enriquecido con silicio para reducir el colesterol en ratas con diabetes mellitus tipo 2.
Los pacientes con diabetes mellitus tipo 2 frecuentemente presentan un desequilibrio en los niveles de colesterol y triglicéridos, denominado dislipidemia diabética. Si bien existen terapias farmacológicas que regulan la síntesis, absorción y excreción del colesterol, estas a menudo conllevan limitaciones y efectos adversos.
El estudio, publicado en International Journal of Molecular Sciences, demuestra que la inclusión de silicio en un producto cárnico funcional mejora el perfil nutricional de la carne, y contribuye al control de la hipercolesterolemia y a la mejora de la diabetes, sin necesidad de cambios drásticos en la dieta.
Como explica a Innovaspain Marina Hernández Martín, investigadora de la Sección Departamental de Fisiología de la Facultad de Farmacia y del grupo de investigación “Nutrición y salud cardiovascular” de la UCM y del IdISSC, este estudio es de especial relevancia. “Aborda una necesidad creciente en nuestra sociedad: desarrollar alimentos funcionales que no solo cumplan una función nutritiva, sino que además aporten beneficios específicos para la salud”.
“Este estudio representa un avance significativo en la intersección entre ciencia, salud y alimentación”
Aunque previamente era conocidos algunos beneficios del consumo de silicio para la salud como su papel en la síntesis de tejido conectivo y la mineralización ósea, este mineral sigue siendo un gran desconocido, a pesar de ser el segundo más abundante en la corteza terrestre y un oligoelemento esencial para la constitución de diferentes tejidos. “No solo hemos identificado nuevas acciones beneficiosas para el silicio, sino que hemos logrado integrarlo en productos cárnicos y ofrcer mejoras significativas en la salud”, añade la investigadora.
Hernández Martín pone el foco en los afectados por la mencionada dislipemia diabética. “Los hallazgos obtenidos son prometedores para estas personas. Se trata de un grupo al que se le desaconseja el consumo inadecuado de productos cárnicos. Asimismo, este trabajo abre la puerta a nuevas oportunidades en el diseño de alimentos cárnicos con propiedades nutricionales mejoradas. Es un avance significativo en la intersección entre ciencia, salud y alimentación”.
Pasar a los ensayos clínicos
Para llevar a cabo el estudio, el equipo investigador utilizó ratas alimentadas con una dieta rica en grasas saturadas y colesterol, complementada con el producto cárnico enriquecido con silicio. Además, indujeron diabetes avanzada mediante estreptozotocina. Realizaron análisis bioquímicos y moleculares mediante diferentes técnicas. Los resultados mostraron la reducción de la cantidad de colesterol y ácidos biliares, mediante la disminución de los mecanismos de absorción intestinal de colesterol y el aumento de su eliminación por heces, así como la mejora de la salud intestinal al fortalecer la barrera mucosa del íleon.
El siguiente paso es trasladar estos hallazgos al ámbito humano mediante ensayos clínicos para validar si los efectos beneficiosos del consumo de silicio observados en ratas se replican en personas con diabetes tipo 2 y dislipemia. A medio-largo plazo, el conocimiento obtenido en el estudio podría traducirse en el desarrollo de nuevos alimentos funcionales, como cárnicos enriquecidos con silicio. “Marca un paso importante hacia soluciones alimentarias más saludables, adaptadas a la demanda actual”, afirma Marina Hernández Martín.
La investigadora insiste en que estos productos disruptivos serían una alternativa nutricional “segura y adaptada”, para mejorar la salud en pacientes con restricciones dietéticas específicas. “Es el caso de las personas con síndrome metabólico. A menudo, sufren falta de adherencia a los tratamientos farmacológicos”.
"Ciencia, industria y consumidores son ahora más receptivos a utilizar intervenciones nutricionales alternativas a la farmacología"
Hernández Martín apunta que, en paralelo, los nuevos desarrollos podrían sumarse a estrategias de intervención nutricional personalizada. “De este modo, contribuirían al manejo clínico de enfermedades crónicas mediante una dieta diseñada para apoyar la prevención y el tratamiento de complicaciones relacionadas con la alimentación. Hay que esperar a los ensayos clínicos, pero veríamos reforzado el vínculo entre nutrición funcional y medicina personalizada en la práctica clínica”.
La investigación llega en un buen momento. “Considero que ciencia, industria y consumidores son ahora más receptivos a utilizar intervenciones nutricionales alternativas a la farmacología para prevenir o paliar enfermedades. Crece el interés de la sociedad hacia productos que combinen nutrición, funcionalidad y beneficios para la salud. En este contexto, la industria alimentaria, gracias a las nuevas tecnologías, presta mayor atención a la adopción de innovaciones científicas. Esta interacción es clave en la promoción de la salud pública”, concluye la investigadora.