Por Anri Hiramatsu - Esta columna fue publicada originalmente en el blog Ciudades Sostenibles del BID.
Ante el problema creciente de la ocupación irregular de la tierra en México, institutos de vivienda y otras instancias han creado nuevos productos para incentivar la adquisición de vivienda en el país. Uno de estos es un sistema de créditos creado por el Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (INFONAVIT). Para acceder a una de estas viviendas, el Instituto pide que las personas interesadas cumplan con unos requerimientos básicos, tales como edad y salario. No obstante, gran parte de los obreros del país, especialmente los jóvenes, no logran cumplirlos.
Según Keita Kasahara, el CEO de la empresa KB Foam de México y el socio de la organización sin fines de lucro Casa Futuro Lab: “la mayoría de nuestros empleados tuvieron dificultad para conseguir las viviendas que cuestan entre 300,000-400,000 pesos mexicanos (USD $16,500-USD $20,000). Esta situación de los trabajadores me motivó a pensar qué puedo hacer, utilizando las técnicas y recursos que tenemos”. Para Kasahara, éste es un problema cercano: su ciudad natal está ubicada en una de las zonas más afectadas por el gran terremoto del este de Japón, y la casa de su familia sufrió graves daños. Es a través de esta experiencia que decidió ayudar a enfrentar los desafíos de vivienda de su país.
Modelo innovador de viviendas sostenibles
Casa Futuro Lab—una organización sin fines de lucro basada en Tijuana—y KB Foam han desarrollado un proyecto innovador para construir viviendas económicas y sostenibles usando contenedores reciclados. Casa Futuro Lab tiene el objetivo de promover una mejor calidad de vida de los trabajadores a través de ofrecer viviendas económicamente accesibles para todos. Como miembro activo de la organización, Kasahara colaboró con el programa piloto de este modelo que se llevó a cabo en México.
Las viviendas de Casa Futuro Lab son sostenibles en los aspectos medioambiental y económico. Son amigables con el medio ambiente porque los contenedores utilizados para las casas son de segunda mano, lo que permite el reciclaje de un producto que de otra manera no sería reutilizado. Además son económicamente sostenibles pues, según Kasahara, los materiales de construcción para un espacio de 40m2 cuestan solo $60,000 pesos mexicanos (USD $3,300). Las viviendas tienen instalaciones básicas como cocina, baño con tina, sala, comedor y dormitorio.
En septiembre de 2016, Casa Futuro Lab está planeando lanzar un proyecto piloto para construir 100 viviendas con contenedores donde vivirán los empleados de KB Foam y sus familias. Esta innovadora idea está basada en una nueva forma de colaboración académica construida entre México y Japón.
Colaboración académica
En 2015 algunas instituciones académicas de México y Japón firmaron un convenio de colaboración PULI (Post Urban Living, Innovation, Education, and Research Program), un proyecto apoyado por la Sociedad japonesa para la promoción de la ciencia (JSPS). PULI es una iniciativa en la cual estudiantes y profesores trabajan colaborativamente en el desarrollo de proyectos de rediseño para espacios de convivencia. Estos proyectos incluyen la participación activa de la comunidad y tienen como finalidad el desarrollo de recursos que contribuyan a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. En el programa, los estudiantes y profesores de diferentes departamentos abordan, de forma multidisciplinaria, los temas de diseño habitacional inteligente, movilidad con enfoque en la eficiencia energética y regeneración de espacios verdes.
Como parte de este programa y de la colaboración con Casa Futuro, en junio de 2015 los estudiantes de la Universidad Panamericana y la Universidad de Chiba participaron en un taller realizado en México y Japón para diseñar las casas-contendores y producir espacios de comodidad y seguridad. En los talleres los participantes observaron las casas-contendores que se utilizan en Japón y la vida cotidiana de sus habitantes. Luego, en Tijuana discutieron sobre tres aspectos fundamentales para su diseño: diseño interior, diseño exterior y diseño social.
¿Cómo utilizar las casas-contenedores en el futuro?
“Vivir de forma compacta, cómoda y económica.” Para Kasahara, este modelo de vivienda brinda la posibilidad de ofrecer una vida digna a ciudadanos de bajos recursos. También tiene un impacto mínimo sobre el medio ambiente, puesto que para su construcción se utilizan materiales reciclados y se diseña con una instalación de bajo consumo de energía.
Este modelo también es una solución para los lugares que han sido afectados por desastres naturales. Según la Asociación Japonesa de Vivienda de Contenedores, después del terremoto de 2011, estos contenedores fueron instalados en las zonas afectadas y sirvieron como centros de salud, centros para personas mayores, cafeterías y hoteles. Luego del terremoto ocurrido en 2016, una de las municipalidades que sufrió mayor impacto tomó la decisión de construir 80 casas-contenedores por primera vez para acoger a los desplazados.
Este modelo es un ejemplo muy interesante de colaboración público-privada: las empresas privadas prestaron sus técnicas para la construcción y el sector público dio los recursos financieros para el proyecto. Aún quedan por resolver desafíos tales como obtener el territorio temporalmente, pero ciertamente el uso de las viviendas en contenedores para temas como los desastres naturales o la crisis de refugiados sirve para mejorar la calidad de vida de las personas y por esta razón se está expandiendo en Japón.