Celsa Peiteado, coordinadora de Política Agraria y Desarrollo Rural en WWF España

“Tenemos que dejar de darle la espalda al medio rural”

Ingeniera agrónoma por la Universidad Politécnica de Madrid, especialidad de industrias agroalimentarias, Celsa Peiteado es coordinadora de Política Agraria y Desarrollo Rural en WWF España, donde trabaja por la integración de la sostenibilidad en la producción, distribución y consumo de alimentos. Con anterioridad, fue evaluadora de la Programación Española de Desarrollo Rural. Innovaspain habló con ella en Málaga, en el transcurso del congreso NESI Fórum.

“Necesitamos gente sana en un planeta sano”, afirma Peiteado, para quien ya no hay excusas ante la necesidad de modificar los mercados, la forma de hacer política o leyes e incluso el modo de relacionarnos entre nosotros. “Si no, no seremos capaces de conseguir nuestros objetivos como humanidad”- asegura antes de referirse a la importancia trasversal de todos los temas vinculados al derecho a la alimentación, las políticas agrarias, la igualdad de género…”Hay que pensar en nuevas formas de trabajar y otro tipo de propuestas para hacer las cosas”.

En este giro, el medio rural jugará, si le dejan, un papel destacado ya que, en su opinión, “guarda conocimientos que en las ciudades se han perdido y un gran potencial; recursos naturales, productividad, paisajes…” Peiteado considera que “lo único que tenemos que hacer” es dejar de darle la espalda y romper la frontera que separa ciudades y pueblos -“es una pena que cada vez se apueste por metrópolis más grandes”- para entablar “relaciones estrechas” que nos permitan aprender unos de otros.

La revitalización del rural español, “injustamente desprestigiado”, es por tanto uno de los objetivos de WWF. “Somos muchos los que trabajamos en esta línea”, explica al referirse, entre otras, a la alianza que mantienen con el Foro Acción Rural. “Queremos volver a dignificar la labor de agricultores, ganaderos o pastores, siempre despreciada, vinculada a gente que no valía o no podía estudiar. Ahora vemos cómo cuando un pastor deja un monte vuelven los incendios o que se ha incrementado la dependencia de alimentos importados… Necesitamos un medio rural vivo”, añade Peiteado, que destaca algunos proyectos en los que están involucrados como son los de apoyo a la dehesa, al olivar de alto valor natural, a ganadería extensiva; y otros relacionados con producción intensiva “en los que intentamos hacer ver que otra forma de producir alimentos es posible y viable a escala europea”.

Aunque resulte paradójico, el lento desarrollo económico vivido en las últimas décadas por España y otros países del sur de Europa ha frenado el deterioro de la biodiversidad. “Si los países del centro y el norte del continente nos sacan ventaja en estas políticas es porque sus ecosistemas han dicho basta. Ahora se trata de no cometer los mismos errores de los que crecieron más rápido”.

Startups, emprendimiento, millennials. Algo ha cambiado también en las propuesta y en la mentalidad de una generación que a priori parece hecha a la medida del tránsito definitivo hacia lo sostenible. “Creemos en las ventajas que reportará la innovación pero bien entendida, no solo tecnológica”- comenta Peiteado, que ensalza la importancia de los emprendedores que apuestan por la agroecología o que combinan saberes tradicionales con nuevos avances. “Serán pieza clave, pero necesitan apoyo, por ejemplo en el fomento del teletrabajo. He escuchado varias veces que los millennials nos van a salvar, pero no deberíamos cargar sobre sus hombros esa responsabilidad. Esto nos afecta a todos”.

¿Cómo casan todas estas iniciativas con los planes de la Administración? En WWF “están centrados” en cambiar la próxima reforma de la Política Agraria Común de la Unión Europea, y para ello forman parte de Living Land, un movimiento a escala continental que agrupa a más de 600 organizaciones para favorecer “que la gente conozca las implicaciones reales de esta política -la de mayor presupuesto de la UE y que afecta al 70% del territorio- y nos ayuden así a modificarla”.

“Está en juego el futuro de los ríos, la fertilidad del suelo o si los ganaderos o agricultores dispondrán de una renta digna que garantice la existencia de nuestros pueblos”- explica. “Lo que tiene que entender la administración es que hace falta un cambio en el modelo de gobernanza, que la toma de decisiones debe ser participativa y no a puerta cerrada y con unos cuantos grupos de interés ya que nos compete a todos”.

En la anterior reforma de la Política Agraria Común, WWF junto a 100 organizaciones, envió un escrito a la Comisión Europea alertando de lo erróneo del proceso de participación actual. Un texto en el que aportaron su visión ganaderos, organizaciones agrícolas, ambientales, redes de desarrollo rural, grupos de mujeres en el medio rural, productores ecológicos… “El tema hasta la fecha ha mejorado muy poco. Nos queda mucho por hacer”, concluye Peiteado.

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