Innovación hasta para volar una central térmica

Endesa lleva a cabo la explosión de la central de Compostilla, en Cubillos del Sil (León), y dará a estos residuos una segunda vida
compostilla endesa

Endesa lleva varios años trabajando en la reindustrialización de El Bierzo, y ahora, tras tanto tiempo descarbonizando centrales, ha tocado el turno de la voladura de la central térmica de Compostilla, en Cubillos del Sil. Primero, sus dos torres de hormigón; segundo, su chimenea. Y solo es un paso más en el proceso de cierre de las centrales de carbón que la compañía está llevando a cabo y que completará en diciembre de 2025.

Según Joao Carlos Augusto, responsable en el emplazamiento del proyecto de demolición de la central de Compostilla, se podría pensar que es un trabajo rutinario, “pero en realidad no lo es”.

Explica que “hay que tener cuidado con los excesos de confianza, considero que es un trabajo muy complejo. Por eso en Endesa intentamos trabajar con las mejores empresas que nos den garantías de seguridad y que lo hagan bien”.

Volar una central térmica es más complicado que poner explosivos. Hasta para explotar una infraestructura, hay innovación. “Siempre hay muchos aspectos a tener en cuenta: nos preocupa la estabilidad estructural de lo que se va a volar, teniendo en cuenta que hay que debilitarlas y garantizar su estabilidad. Hay monitorizaciones importantes también, como por ejemplo controlar y medir las vibraciones que podamos medir. De hecho, hay medidas mitigadoras que hay que implementar, por ejemplo, para limitar la dispersión de polvo, y tenerlo todo en cuenta en diferentes estudios y medidas de seguridad”, explica Augusto.

La voladura de Compostilla

Desde Endesa indican que las dos torres de la central térmica de Compostilla eran idénticas en sus medidas y características geométricas: 110 metros de altura, 83 de diámetro en su base y 50 de diámetro en la coronación. Habían sido construidas en hormigón, y cada una tenía un peso de 7.100 toneladas aproximadamente. Por su parte, la chimenea contaba con unas dimensiones de 120 metros de altura, 10 de diámetro en su base y 6,5 de diámetro en la coronación; construida también en hormigón, pesaba 2.700 toneladas, aproximadamente 

“Ya en junio del año pasado, en 2022, empezamos a estudiar cómo teníamos que llegar a este momento, a las voladuras de esta fase, algo que no era fácil”, puntualiza Augusto. Las torres de central de Compostilla se construyeron en los ochenta, mientas que la chimenea empezó a funcionar en los setenta, cabe recordar.

“No suele ser mucha cantidad de explosivos para este tipo de estructuras, unos cien kilos en cada torre y algo más de 20 en la chimenea”, resume Augusto. Así, con unos 220 kilos de explosivos, se vuela una central térmica. 

Una vez derruida y desmantelada hay que pensar qué hacer con 16.900 toneladas de residuos aproximadamente -básicamente hormigón-, que serán gestionados de acuerdo con la normativa medioambiental. Estos residuos se valorizarán en obra al ser usados como material de relleno, por su carácter inerte, segregando previamente el hierro que se retirará para su valorización y nuevo uso.

“Como si fuera un árbol”

La explosión está pensada para ser lo más eficiente posible. En este caso, en la central térmica de Compostilla han tratado la voladura como si fuera un árbol. “¿Cómo se colocan los explosivos? Normalmente lo que se hace son perforaciones estratégicamente distribuidas por la estructura. La chimenea, por ejemplo, debe caer como si fuera un árbol. Así que primero hay que debilitar la estructura de un lado y así no necesitamos gastar explosivo. Dejamos lo suficiente para garantizar la estabilidad de una parte y, una vez que sepamos lo que se mantiene, colocamos los explosivos. Básicamente, hacemos como una cuña, que al detonar los explosivos acaba cayendo hacia el lado que queremos”, explica el responsable de Endesa.

En el caso de las dos torres “es más complejo”, ya que están apoyadas en pilares. “Hay varios niveles de perforaciones –hasta siete– en los lados donde queremos abatir la estructura. También es como si cayera un árbol, pero la particularidad de las torres está en las láminas, así que colocamos explosivos para colocar líneas de rotura y que caiga sobre sí misma, porque tiene poco espesor. Además, hay que limitar las vibraciones provocadas por el impacto en el suelo de la infraestructura”.

Volar la central térmica de Compostilla ha durado unos cinco segundos. “Hay que dar tiempo de retardo con el disparo de cada una de las cargas, para poder limitar las vibraciones. Había un segundo de retardo entre las dos torres y cuatro hasta el de la chimenea. Torre del grupo 5, torre del grupo 4 y chimenea del grupo 3, en ese orden”. Todos los grupos ya han sido desmantelados, así que el objetivo ahora es completar su desmantelamiento a nivel de rasante en mayo de 2025, y la posterior remediación de suelos en diciembre de 2025.

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