Por Juan Pablo Bonilla – Esta columna fue publicada originalmente en el blog Sostenibilidad del BID
En el 2019, el Banco Interamericano de Desarrollo celebra su aniversario número 60. Durante las últimas seis décadas, ha tenido un rol transformador fomentando el desarrollo en América Latina y el Caribe (ALC). Al reflexionar sobre muchos de estos avances positivos y mirando hacia adelante, nos preguntamos, ¿cuál será nuestra contribución a la región en las próximas décadas?
Esta reflexión debe tener en cuenta que nos enfrentamos a emergencias ecológicas y climáticas simultáneas y superpuestas. Naciones Unidas afirma que hasta un millón de especies se encuentran actualmente en riesgo de extinción debido a la actividad humana y se requieren acciones transformadoras inmediatas, y sostenidas hasta el 2050, para garantizar que el mundo limite el calentamiento global a 1.5 grados Celsius.
Como la región con mayor biodiversidad del mundo y una de las más vulnerables a los efectos del cambio climático, el futuro desarrollo de la región depende de nuestra capacidad para transformar su vía de desarrollo de forma fundamental. Si fracasamos, esto podría revertir años de progreso y hacer casi imposible lograr un crecimiento sostenible e inclusivo. Nuestras respuestas deben situar a los ciudadanos en primer lugar, para resolver de manera continua los desafíos del desarrollo y al mismo tiempo evitar exacerbar los desafíos existentes o crear involuntariamente nuevos problemas.
Si bien el cambio climático presenta riesgos considerables, los países de nuestra región están demostrando que los esfuerzos para enfrentarlo podrían ayudar a activar nuevos motores para el desarrollo sustentable. Pensar en la acción climática como una elección para fomentar el desarrollo es fundamental ya que hasta ahora los esfuerzos globales para detener el cambio climático han sido insuficientes. En gran medida, hemos estado analizando el problema climático a través del lente equivocado al hablar de la reducción de emisiones de GEI como un costo en lugar de una oportunidad económica. Esto ha resultado en pasos incrementales, que nos han permitido avanzar, pero no lo suficiente.
En un paso audaz e intelectualmente estimulante, varios países de América Latina y el Caribe están liderando el camino con estrategias de descarbonización a largo plazo que resultan en herramientas transformadoras para guiar el desarrollo económico hacia un futuro más sostenible, resiliente, inclusivo, y competitivo.
Estas iniciativas en la región demuestran que la acción climática no solo se trata de reducir las emisiones, sino también de escoger un nuevo camino del desarrollo. La transición se basa en los tipos de trabajo que queremos en el futuro y no del número de trabajos. Se trata de desarrollar las industrias verdes del futuro, de reducir la contaminación del aire y la congestión en nuestras ciudades, y de ahorrar dinero en vez de imponer costos incrementales. Me enorgullece declarar que el BID apoya a los países de la región con este trabajo innovador con el fin de cumplir con los objetivos del Acuerdo de París y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Nuestra nueva publicación, Cómo Llegar a Cero Emisiones Netas: Lecciones de América Latina y el Caribe, describe el trabajo inspirador que están realizando distintos gobiernos de ALC para diseñar e implementar estrategias y planes de descarbonización a largo plazo. Transformar nuestras economías para llegar a cero emisiones netas será difícil. Sin embargo, cada vez hay más evidencia que demuestra que esto es técnicamente posible y con el enfoque adecuado puede traer beneficios económicos a la región. Además, no hay duda de que llegar a cero emisiones netas es esencial para enfrentar la crisis climática e implementar los objetivos del Acuerdo de París.
Al concluir esta década y al mirar hacia los 2020s y más allá, confío en que el diseño y la implementación cuidadosa de estas estrategias a largo plazo no solo es necesario para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París, pero además pueden fomentar avances tecnológicos necesarios para estimular el crecimiento sostenible e inclusivo. Los gobiernos son los protagonistas para facilitar la transición hacia la descarbonización a través de la eliminación de barreras regulatorias, permitiendo y fomentando nuevos modelos de negocios y asegurando una transición inclusiva.
El BID continuará apoyando a nuestros socios en ALC para implementar sus compromisos bajo el Acuerdo de París y para que logren un desarrollo más sostenible e inclusivo que mejore las vidas de todos. Un cambio de paradigma es necesario, y esta publicación nos muestra el camino a seguir: llegar a cero emisiones netas es necesario, puede contribuir de forma positiva al desarrollo y se puede lograr.
*Este artículo está basado en el prólogo por el autor en la nueva publicación del BID, Cómo Llegar a Cero Emisiones Netas: Lecciones de América Latina y el Caribe. Está disponible aquí.