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Christopher Pissarides: “Tenemos que acostumbrarnos a los cambios permanentes en la economía”

Al profesor de la London School of Economics y Premio Nobel de Economía de 2010 los cambios que la pandemia está produciendo no le cogen por sorpresa. Ni en el ámbito social ni tecnológico. Y mucho menos en el económico
Christopher Pissarides
Christopher Pissarides durante una charla en el TEDxBrussels de 2014.

A Christopher Pissarides los cambios que la pandemia está produciendo no le cogen por sorpresa. Ni en el ámbito social ni tecnológico. Y mucho menos en el económico. El profesor de la London School of Economics sabe lo que es una crisis. Ha vivido unas cuantas. De hecho, cuando recibió el Premio Nobel de Economía era el año 2010, la etapa más dura de la crisis financiera. «¿Está cambiando la pandemia la economía o acelerando un cambio que ya estaba en marcha?», ha planteado Pissarides durante el Mobile Talks, una jornada organizada por Mobile World Capital Barcelona y CaixaBank que ha abordado el futuro del consumo.

Es evidente que la crisis del COVID-19 ha dado un giro a los hábitos de consumo y modificado los modelos económicos, sociales y culturales existentes, aunque Christopher Pissarides insiste en que se trata de una continuación que el virus se ha encargado de acelerar. «Los cambios económicos ya se estaban produciendo antes del coronavirus. Las máquinas ya realizaban trabajos en lugar de las personas, pero ahora ha surgido un factor que antes era impensable: la proximidad humana no es buena», explica el economista.

El hecho de haber limitado el contacto humano durante meses –además del factor psicológico que la situación actual supone: se quiera o no, el miedo al contagio está ahí– ha desencadenado en tres situaciones que para Pissarides son clave. «Se ha acelerado el concepto de automatización. Es decir, todo lo que pueda hacer una máquina por sí misma transmite, de algún modo, más tranquilidad. Por otro lado, el comercio se ha disparado hacia el modelo online, lo que se traduce a que no hacen falta tantos dependientes, camareros o vendedores. Por último, ha surgido el teletrabajo, que nos ha situado ante un dilema: ¿era tan necesario ir a una oficina?».

Estos factores tienen una triste consecuencia: más desempleo. Christopher Pissarides va más allá. «Desafortunadamente se van a perder muchos puestos de trabajo por la tecnología. Hay que entender que donde se usa un robot es muy probable que se despida a un humano. O reubicamos a esos trabajadores o les formamos en competencias tecnológicas. No hay más solución. Pero no todas las empresas van a estar dispuestas a asumir esto, ni todos los trabajadores van a ser capaces de reciclarse», avisa.

Milton Friedman aún vive

«Pensábamos que había muerto y todavía respira». Para Christopher Pissarides, el pensamiento económico de Milton Friedman, uno de los más férreos defensores del libre mercado, está muy presente estos días. El economista, fallecido en 2006, resumía sus tesis en frases como «el salario mínimo impide a muchas personas obtener un empleo» o «la responsabilidad social de los negocios consiste en incrementar sus beneficios». Son conclusiones muy alejadas hoy en día de los valores de solidaridad que la Unión Europea quiere trasladar con los fondos europeos para la recuperación.

A nivel empresarial, Pissarides considera que las empresas «van a tener que prestar más atención a la comunidad. Es decir, preocuparse por sus empleados, generar interés en que todos los miembros de la compañía se involucren en el negocio y generar motivación. En el nuevo paradigma económico lo importante no son solo los beneficios».

Por otro lado, el Nobel no termina de ver claro si en algún momento se volverá a la situación previa a la pandemia, no solo desde un plano económico. «Estamos viendo cómo ciertas tendencias se van consolidando. Por ejemplo, los europeos ya teletrabajan un 30% de la semana y todo apunta a que el porcentaje seguirá creciendo en los próximos meses. Los países, con sus gobiernos a la cabeza, nos van diciendo que tenemos que cambiar hábitos. Si finalmente conseguimos adaptarnos a esta nueva realidad, ¿por qué tendríamos que volver al modelo de vida anterior?», se cuestiona Christopher Pissarides. Una cosa sí tiene clara, y probablemente cuanto antes la asuman los países más fácil será hallar soluciones: «Tenemos que acostumbrarnos a los cambios permanentes en la economía».