CHS: la empresa vizcaína que permitirá el uso masivo de exoesqueletos en entornos industriales

Hablamos con Carlos Fernández, CEO de la spin-off del grupo Gogoa Mobility Robots, referente en el desarrollo de exoesqueletos de uso sanitario
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El 40 % de los costes económicos de enfermedades y accidentes laborales corresponden a lesiones y trastornos musculoesqueléticos. Estas dolencias suponen la principal causa de enfermedad profesional atendida por las mutuas. La empresa vizcaína Cyber Human Systems (CHS) está demostrando que la innovación juega un papel fundamental en la prevención de riesgos laborales. La compañía -spin off de del grupo vasco Gogoa Mobility Robots- se ha convertido en la primera firma española en desarrollar una gama propia de exoesqueletos dirigidos exclusivamente al ámbito industrial.

El grupo Gogoa Mobility Robots, pionero en el desarrollo y venta de exoesqueletos para usos médicos y de rehabilitación, diversifica su actividad habitual con la creación de esta startup. El ingeniero Carlos Fernández, CEO de CHS, está al frente de un equipo 100 % femenino integrado por ingenieras biomédicas, fisioterapeutas e ingenieras de desarrollo industrial. “Poner en marcha una empresa independiente dentro del grupo tiene que ver con una cuestión de mercado. El entorno industrial es muy diferente al de la salud. La toma de decisiones es más rápida y los precios más asequibles. Esperamos poder llegar a ventas masivas, algo impensable en el ámbito sanitario”, explica Fernández a este periódico.

Lograr exoesqueletos ligeros, ergonómicos y asequibles no ha sido un camino sencillo. La tecnología ha evolucionado hasta el punto de que empresas como CHS están en disposición de democratizar herramientas altamente sofisticadas. Los primeros exoesqueletos activos eran muy pesados e incorporaban motores o baterías que algunas industrias, como la automoción, rechazaron introducir en sus factorías. Más tarde, los exoesqueletos de muelles pasivos se ‘cargan’ con el movimiento del trabajador y devuelven la fuerza al cambiar la dirección de dicho movimiento. “Necesitan una estructura rígida y fijarse al cuerpo. Su peso es de 3-4 kilos”, apunta Fernández.

“El problema de estos exoesqueletos es que, cuando el trabajador no lo está usando para un movimiento concreto, llevarlo es muy molesto. Empezamos a darle vueltas a crear algo de quita y pon, más ligero y funcional”. Su primera innovación fue un brazo ‘desconectable’ que funciona ingrávido, capaz de mantener la posición que elija el trabajador.

EXOSOFT

Con todo el aprendizaje acumulado, de mano de la automovilística SEAT llevaron a cabo un análisis ergonómico y del puesto de trabajo. Hoy, el resultado del viaje que empezaron hace tres años es EXOSOFT, un exoesqueleto textil de solo 800 gramos que aporta a la espalda soporte lumbar y libertad total de movimientos. “Añadimos unos músculos extra”, apunta Fernández.  

La empresa está llevando a cabo una serie de mediciones y pruebas junto a IMQ, Gestamp y Tecnalia con los que han demostrado que el uso de EXOSOFT reduce el consumo energético diario del trabajador entre un 20 y un 30 %. “Es muchísimo. También disminuye de forma notable el esfuerzo muscular, algo que hemos comprobado con distintos sensores”, afirma el CEO de CHS.  

Carlos Fernández destaca como punto más interesante de EXOSOFT su amplio rango de aplicación. “Lo puede utilizar un jardinero, operarios de todo tipo de industrias, obreros de la construcción, veterinarios que vacunan cada día a miles de cerdos, mieleros, agricultores o reponedores de supermercado”.

El otro punto a favor de EXOSOFT es el precio. Los exoesqueletos pasivos presentes en el mercado se mueven entre los 3.000 y los 9.000 euros. El exoesqueleto de tela de CHS ya puede adquirirse por 750 euros. “Esto me lleva a pensar que el mercado lo acogerá de manera muy positiva”, señala Fernández. “Además de los 10 millones de trabajadores susceptibles de utilizarlo en España, tiene cabida incluso en el terreno doméstico, para determinadas tareas de mantenimiento”, añade.

El directivo explica que ahora les toca afinar la capacidad productiva del exoesqueleto. En su empeño por fabricar en el País Vasco, la empresa se ha enfrentado a las carencias de un sector que apostó por fabricar en Asia. “Nos ha costado localizar costureros y costureras con los que trabajar. A día de hoy, España está falto de estos profesionales”, concluye.

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