Ante este tiempo de retos, lo revolucionario no son las respuestas sino acertar con las preguntas. La primera que nos planteamos desde el Gobierno de España es: ¿Qué país queremos ser? La respuesta, elaborada desde el diálogo, es clara: queremos ser un país más resiliente, capaz de superar cualquier amenaza manteniendo a flote nuestra economía y el bienestar de nuestra sociedad; un país con más y mejor empleo para nuestros jóvenes, donde todas las personas, empresas y territorios puedan crecer aprovechando las oportunidades que brinda la digitalización; un país sin brechas de género, donde las mujeres puedan liderar también el cambio; un país con una forma de producir, consumir, moverse y convivir más amable con el planeta. Para alcanzar ese futuro, hemos consensuado con la sociedad una hoja de ruta, nuestro Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, impulsado por los fondos de recuperación Next Generation-EU.
Esa España de mañana la estamos construyendo hoy juntos, guiados por la única brújula que garantiza el progreso: la de la ciencia y la innovación. Porque, si algo nos legó la pandemia, es la certeza de que solo apoyando y apoyados en la I+D+I crearemos una sociedad mejor. Con esta visión, el Gobierno de España ha priorizado la ciencia y la innovación como nunca antes en nuestra historia. Para el crecimiento sostenible y justo del país, necesitamos el poder cohesionador de la ciencia, un bien común que no entiende de fronteras. Por ello, estamos volcados en consolidar un Sistema Público de Ciencia, Tecnología e Innovación fuerte que contribuya a dar respuesta eficaz a los desafíos económicos, sociales y medioambientales de España.
La clave de un futuro resiliente reside en dos factores. Uno es la capacidad que tengamos hoy de atraer y retener talento científico e innovador a nuestro país. El otro, la habilidad de la administración pública para facilitar e incentivar la inversión de las empresas en conocimiento e innovación. Queremos acercarnos a los países más prósperos y con mayores estándares de calidad de vida, que no son otros que aquellos que más invierten en I+D+I desde un esfuerzo conjunto entre sector público y privado, donde es el privado quien más aporta. Mientras en España el gasto de las empresas en I+D+I representa cerca de un 50% del total, en países como Alemania o Estados Unidos esta tasa ronda el 70%.
Los fondos de recuperación Next Generation-EU son un impulso para nuestro Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia
Desde el Ministerio de Ciencia e Innovación, ya estamos trabajando en ambos retos a través de tres instrumentos fundamentales: un presupuesto ambicioso, un nuevo Plan de atracción y retención de talento y la reforma de la Ley de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación, que blindará una inversión pública en I+D creciente, constante y acorde a la media europea, dignificará las condiciones laborales del personal de investigación, dará seguridad jurídica a la igualdad de género en el sector y facilitará la transferencia del conocimiento a las empresas.
Mi doble misión es devolver a toda una generación de investigadores e investigadoras la oportunidad de realizar un proyecto de vida atractivo y estable entorno a la ciencia en su país y aumentar la huella de I+D en nuestro tejido productivo, para acometer la ya urgente reindustrialización verde y digital y sentar las bases de una España que investiga y fabrica las soluciones del futuro, alcanzando una mayor soberanía tecnológica e industrial. Para ello, hemos adoptado un nuevo paradigma de Estado Emprendedor: estamos identificando las necesidades de la sociedad y co-invirtiendo con las empresas, desde etapas tempranas, para que puedan desarrollar las tecnologías que mejoran nuestra vida. Esa colaboración público-privada en I+D+I al servicio de la sociedad es el alma de las Misiones de Ciencia e Innovación del CDTI, nuestra agencia de financiación de I+D empresarial. Y también es la base de los PERTE, los proyectos estratégicos que movilizarán 30.000 millones de euros de inversión pública con el fin de ser un país con mayor autonomía estratégica, que diseña, desarrolla y fabrica, por ejemplo, el vehículo eléctrico, el avión de cero emisiones, las terapias génicas de vanguardia o las energías limpias del futuro.
Un futuro resiliente pasa por la capacidad de atraer y retener talento y la habilidad de la Administración para incentivar la inversión de las empresas en conocimiento e innovación
Así, unidos y coordinados, es como ya estamos creciendo y modernizando España, creando más empleo de calidad y avanzando hacia el país de oportunidades que merecen nuestros jóvenes.