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Los científicos que se adentraron en el delta del Orinoco para revelar su historia

Investigadores del ICTJA-CSIC, la UB y el IGEO-UCM-CSIC realizan el primer estudio de historia ecológica de esta zona, donde desemboca uno de los ríos más caudalosos del mundo
Bosque palmeral de pantano dominado por Mauritia flexuosa en los márgenes del Caño Tigre. Foto tomada en febrero de 2012 por Encarni Montoya.

Investigadores del Instituto de Ciencias de la Tierra Jaume Almera (ICTJA-CSIC), la Universidad de Barcelona (UB) y el Instituto de Geociencias (IGEO-UCM-CSIC) han reconstruido por primera vez la historia y la evolución de las dinámicas ecológicas del delta del Orinoco de los últimos 6.200 años, donde desemboca el Orinoco, el tercer río más caudaloso del mundo.

Este megadelta tropical apenas conocido, ubicado al noreste de Venezuela, cuenta con una altísima diversidad ecológica y cultural -allí viven los indígenas Warao-. Al ser un humedal costero es una zona especialmente vulnerable a los cambios climáticos dada su proximidad con el mar, que además está siendo amenazado por la extracción de petróleo. 

“Entre los resultados a destacar, hay que mencionar la rapidez con la que la comunidad vegetal ha respondido a los cambios ambientales, de especial interés a la hora de entender el posible escenario futuro de cara al calentamiento global”, señala Encarni Montoya, investigadora del ICTJA-CSIC y autora principal del estudio que ha sido publicado en la revista Quaternary Science Review.

Procesos como la subida del nivel del mar, ocurrida como consecuencia de la última deglaciación, la frecuencia o intensidad de la oscilación del sur El Niño (ENSO, por sus siglas en inglés), o la propia generación de sedimento debido a la progresión del delta son cruciales a la hora de determinar el tipo de vegetación que persiste o se instala en una determinada localidad, según Montoya, actualmente profesora de la Universidad de Liverpool.

Extracción de registros sedimentarios del pantanal de palmeras de Caño Tigre (E. Montoya y F.W. Stauffer). Foto:Encarni Montoya.

Los investigadores también destacan la posible presencia humana en el delta durante el Holoceno medio, algo de lo que tampoco se tenían evidencias hasta ahora. De acuerdo con la investigadora, en el caso de que hubiese habido humanos, la desaparición de su ecosistema causada por la subida del mar, entre otros factores, pudo ser clave en el abandono de la zona.

La investigación permite entender y anticipar el funcionamiento de este tipo de ecosistemas. “Que las especies respondan rápido y sin retardo a los agentes ambientales es algo que nos sirve mucho para imaginar o proponer posibles escenarios futuros relacionados con el cambio climático, la sobrepoblación o el cambio de uso del paisaje”, asegura Montoya.

Aunque estos datos no permiten tampoco interpretar que los cambios observados “se deban al calentamiento global”, subraya Montoya y explica que se tendrían que hacer otros análisis y trabajar con una resolución temporal más alta.

Registro sedimentario turboso de pantanal de palmeras extraído con una sonda rusa. Foto:Encarni Montoya.

Los investigadores han podido identificar tres periodos bien definidos en función de las especies vegetales que poblaron el delta. La primera comunidad vegetal, la más antigua en el registro estudiado, fue un bosque lluvioso mixto con elementos de zonas litorales. Esta fue reemplazada por un bosque pantanoso mixto, hace 5.400 años, un cambio probablemente relacionado con el avance de la línea de costa como consecuencia de la estabilización del nivel del mar después de la desglaciación.

Finalmente, hace unos 3.000 años, se estableció la actual comunidad vegetal: un pantanal de palmeras fuertemente dominado por la especie «Mauritia flexuosa», durante un periodo de tiempo de gran inestabilidad climática debido a la influencia de la Oscilación del Sur- El Niño.

A estas conclusiones llegaron gracias al polen fósil presente en el testigo recuperado para conocer el tipo de vegetación existente en la zona y a una datación radiocarbónica con la cual pudieron conocer de forma exacta la edad de las distintas capas de sedimentos. Mediante el análisis de partículas de carbones también obtuvieron información sobre incendios que hubo en la región, probablemente en periodos de ocupación humana.

Una murciana en Venezuela

La fascinación de Montoya, originaria de Murcia, por el delta viene de tiempo atrás. “La exuberancia del trópico me fascinó desde bien pequeña gracias a los documentales de La 2. Las clases de historia del colegio siempre me hicieron preguntarme qué sintió Colon y los primeros europeos al encontrarse algo tan distinto al otro lado del Atlántico”, relata. 

Alimentaba este interés infantil leyendo sobre los primeros exploradores, desde los viajes de Colón, a Alexander von Humboldt. Años después decidió encauzar ese interés y estudió biología en la Universidad de Murcia para hacer lo que más le gusta: entender cómo funciona el mundo natural. A lo largo de estos años ha enfocado sus investigaciones principalmente en Venezuela y Ecuador.

“Cuando me ofrecieron la posibilidad de organizar una expedición de campo al trópico gracias a la financiación del BBVA otorgada al que fue mi director de tesis Valenti Rull, y me preguntó dónde quería ir, no lo dude ni un instante: al delta del Orinoco” cuenta. Y fue así como en 2012 pisó la tierra de la que ahora conoce su historia.

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