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Científicos y rectores, en contra de la división del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades

COSCE, FACME, CRUE y SOMMa creen que cualquier fragmentación de competencias conllevará menos recursos

Se le conoce como el ‘triángulo del conocimiento’ (investigación-innovación- educación) y es “imprescindible” que su gestión  quede “reforzada” en el nuevo Gobierno en un único Ministerio. Así lo creen los profesionales del ámbito científico y universitario de nuestro país, que consideran que de esta forma se consigue “tener el mayor peso político posible y reunir todas las competencias y recursos necesarios para gestionar el sistema de ciencia en su globalidad, incluida la investigación que se realiza en las universidades”.

Esto “es condición necesaria para que sus propuestas tengan la atención y viabilidad que la ciencia requiere, teniendo en cuenta que las políticas científicas son competencia de todo el Consejo de Ministros, a iniciativa del ministro de turno”, señalan en un comunicado conjunto la Confederación de Sociedades Científicas de España (COSCE), la Federación de Asociaciones Científico Médicas Españolas (FACME), la CRUE (Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas) y la Alianza de Centros Severo Ochoa y Unidades María de Maeztu (SOMMa).

Dichos organismos se posicionan en contra de la decisión de que la cartera que lidera Pedro Duque pierda parte de sus competencias en favor de un nuevo Ministerio de Universidades. Ponen como ejemplo la estructura europea, en donde existe una comisaria competente en los ámbitos del ya mencionado ‘triángulo del conocimiento’.

“Fatalmente, cualquier fragmentación de competencias implica fragmentación de recursos –advierten en el comunicado–. A este respecto, hay voces autorizadas en Europa que alertan del error que puede suponer enfrentar investigación y universidades a la hora de la negociación presupuestaria, lo que podría suponer décadas de estancamiento para la investigación, las universidades, o ambos”. 

En opinión de los colectivos que respaldan esta declaración, “la competitividad de la ciencia de nuestro país solo podrá recuperar su línea ascendente (tan maltrecha actualmente) si puede articular e impulsar la inmensa mayoría del conocimiento que este país ha demostrado ser capaz de generar. Que deberá incluir, por supuesto, la Universidad, ya que educación superior, investigación e innovación son indivisibles”.