Aunque la incidencia ha descendido en los últimos años, los servicios de emergencias tienen que lidiar esporádicamente con situaciones en las que están involucrados los más pequeños. En esos momentos cruciales tras un accidente, donde cada segundo cuenta, la precisión de las dosis de fármacos suministrados puede no ser la adecuada ya que no siempre se conoce el peso del niño. El proyecto multidisciplinar Cinta Bilbao 2019 comenzaba hace tres años con el objetivo de solventar esta barrera. Como explica a Innovaspain Sendoa Ballesteros, coordinador del proyecto, Enfermero en el Servicio Vasco de Salud y profesor de Universidad del País Vasco (UPV/EHU), hasta la fecha el peso del niño era calculado a base a estimaciones con un elevado margen de error.
Pioneros en España
“Quedarnos cortos en el suministro de un fármaco por infravalorar el peso es muy negativo. No conseguiríamos los efectos terapéuticos esperados. Pasarnos de dosis puede ser aún peor”, detalla Sendoa Ballesteros sobre una problemática que no estaba resuelta en España. “En 2017, un grupo de enfermeros analizamos las herramientas y estrategias de estimación de peso recogidas en la literatura científica de todo el mundo para determinar cuál funcionaba mejor. Incluían la edad del niño, la estatura y otras variables”. Junto a dos hospitales de Bilbao, obtuvieron datos antropométricos de 500 niños. El estudio concluyó que ninguna de estas herramientas de estimación era adecuada al aplicarse a los niños de la capital vizcaína.
“No es que un sistema fuera mejor que otro. Ninguno era óptimo no porque estuviera mal hecho, sino porque sólo son útiles con el grupo de niños del lugar en que fueron diseñados. La clave es la diversidad antropométrica en función del ámbito sociocultural, biológico o ético en el que nos encontremos. No es lo mismo Asia que Estados Unidos o Sudáfrica. En España, carecíamos de un sistema propio basado en población local”. Así las cosas, decidieron ir un paso más allá. Accedieron a los datos antropométricos de más de 15.000 niños nacidos en Bilbao a lo largo de 2018. La información obtenida les sirvió para elaborar formulas matemáticas -bautizadas como Bilbao 2018- con las que predecir el peso.
Inteligencia artificial
La validación clínica de esta segunda fase la llevan a cabo con 780 niños. Constataron que habían logrado una herramienta de estimación fiable. En este punto, entran en escena ingenieros biomédicos del grupo de investigación BioRes, de la Escuela Superior de Ingeniería de Bilbao. “Nos dijeron que la inteligencia artificial podría mejorar notablemente el sistema”, afirma Sendoa Ballesteros. Y así fue. La herramienta fue alimentada de nuevo con datos antropométricos. La Fórmula Bilbao 2019 reduce más aún el margen de error. “Es posible estimar el peso con un margen de error con respecto al peso real inferior al 10% en el 75% de las mediciones, e inferior al 20% en el 97% de los casos”.
Sin embargo, la herramienta de inteligencia artificial requiere de una máquina no siempre a mano en situaciones de emergencia. ¿Cómo facilitar y multiplicar su aplicabilidad? La Cinta Bilbao 2019 es una cinta métrica que recoge las estimaciones de peso para cada centímetro de estatura (ofreciendo tres opciones de complexión) obtenidas a partir del software de IA. De manera adicional, la Cinta Bilbao 2019 es capaz de estimar la edad del paciente. Paralelamente, cada valor de peso estimado se relaciona con el código de color normalizado Broselow. Este código indica el color del cajón del carro o bolsa emergencia en el que se encontrará el material de reanimación necesario para la asistencia de un paciente de esas características.
Carácter altruísta, infinitas posibilidades
El diseño industrial de la Cinta Bilbao fue registrado en la Oficina Española de Patentes y Marcas en junio de 2021. Por otro lado, su licencia de explotación comunitaria fue transferida en septiembre a ELITE BAGS, una empresa de desarrollo de material hospitalario y emergencias. “Desde hace un mes, la cinta está comercializada. Adicionalmente, solo nosotros tenemos el know how de la herramienta de inteligencia artificial”, detalla Sendoa Ballesteros. El investigador destaca las intenciones altruistas del proyecto. “Los valores extraídos los cedemos. Queremos que suponga una mejora para la seguridad en pacientes de todo el mundo”.
De hecho, es probable que la Cinta Bilbao 2019 de el salto a otros países, como Islandia. “Lo relevante es la herramienta de inteligencia artificial. A partir de valores antropométricos concretos podemos hacer infinitas cintas métricas. Si nos lo piden en China, incluimos los valores de miles de niños chinos y será útil allí. La que hemos diseñado en Bilbao -donde han incorporado la diversidad de la ciudad- es óptima para niños españoles, pero también del sur de Europa (Portugal, Italia). Donde la cinta puede ofrecer un mayor margen de error en sus estimaciones es en ciudades muy cosmopolitas, como Londres, apunta Sendoa Ballesteros. “Incluso en España habrá que modificarla en los próximos años para adaptarla a las evoluciones de la población”, concluye el investigador.