Solo en Europa son lavados cada año casi 1.000 millones de vehículos con altos “costes” en agua, energía y CO2 asociados. Por otro lado, la industria del lavado de coches no ha dado un salto tecnológico en los últimos 40 años. Las innovaciones de los players del sector han estado limitadas a la incorporación de productos menos contaminantes, sensores más avanzados o recogida y tratamiento de aguas. Sin embargo, la experiencia de lavar el coche no ha vivido ningún avance significativo en décadas. Alberto Zarco, CEO de Clinpify se ha propuesto revolucionar el sector con el primer lavado de coches robotizado guiado por IA.
Lejos del autolavado con rodillos, la nueva tecnología patentada de Clinpify presenta beneficios tanto para los propietarios de vehículos, como para los operadores de establecimientos de lavado y el medio ambiente. “Nuestros robots son los mismos que se pueden encontrar en una planta de fabricación industrial. Pero, en vez de asumir una tarea repetitiva programada, en nuestro caso, cada cinco minutos tenemos que trabajar con un vehículo que nada tiene que ver con el anterior. Presentan formas, tamaños y características diferentes. Los robots, guiados por inteligencia artificial, han de ser capaces de adaptarse a todos ellos”, explica Zarco a este periódico.
Revolucionar el sector
Gracias a la visión computacional, en Clinpify obtienen una imagen precisa del vehículo. “Entregamos esta imagen al “Brain”, el cerebro digital que gobierna nuestra máquina. Él es el encargado de interpretar las geometrías del vehículo, generar las trayectorias y movimientos más óptimos, y accionar los automatismos del sistema en el momento adecuado”, añade el CEO de la startup.
El desafío de ingeniería al que se enfrentan es mayúsculo. “Por ejemplo, hemos tenido que trabajar duro para que las condiciones adversas de humedad, condensación y temperatura del interior de la cabina no afectaran al desempeño de la máquina. Una simple gota en alguna de las cámaras de visión impide el correcto escaneo del vehículo”. Zarco destaca como ventaja añadida el hecho de haber sido capaces de tejer una red de socios y aliados estratégicos “de grandísimo prestigio” que les están ayudando a ejecutar más rápido y mejor.
“El resultado obtenido en una de nuestras cabinas es incomparable”
Frente al túnel de lavado, “nuestro competidor tecnológico directo”, Alberto Zarco enumera otras bondades de Clinpify. “Lo más destacado es que, a diferencia del autolavado con rodillos (que realiza un lavado general de 4-5 pasadas), la inteligencia del robot aprende de manera 100 % autónoma. “Hablamos de un lavado que incrementa el grado de personalización en base a las características del vehículo y las preferencias del propietario. Gracias a la flexibilidad de sus ejes y sus grados de libertad, llegan donde nadie puede hacerlo. El resultado obtenido en una de nuestras cabinas es incomparable”.
La propia cabina es desarrollada por la compañía con tecnología de impresión en 3D, en un proceso de producción sostenible y eficiente. La cabina es compacta, modular y transportable. “Funciona como un cargador. Una vez es conectada a agua y electricidad, empieza a funcionar”, explica Zarco. Esta tecnología no requiere de obra civil y puede moverse de ubicación.
Desde la compañía apuntan que, solo en términos de ahorro de agua, los robots de Clinpify son capaces de lavar un vehículo únicamente con 35-40 litros de agua frente a los 180-200 litros que necesita el lavado tradicional. Logran así un ahorro total de más de 640.000 litros de agua al año por cabina. Además, integran tecnología fotovoltaica para dotar de energía a la máquina permitiendo ahorrar hasta un 70% de energía frente a los sistemas de lavado actuales.
Prototipo en marcha
Tras haber completado con éxito las pruebas de concepto que demuestran que la tecnología es viable, Clinpify trabaja ya en la última fase previa a la construcción del prototipo final pre-serie. El objetivo de la empresa es captar 1 millón de euros en una ronda de inversión actualmente abierta. Buscan completar esta última fase y disponer de un prototipo 100 % funcional. Será “igual o muy parecido” al que veremos en los próximos años en las estaciones de servicio españolas.
“Nuestra estimación es estar en el mercado en el último trimestre de 2025, o en el primero del 2026. La idea es empezar lanzando una serie corta de producción de 4 unidades y llegar a las 116 unidades en 2027 distribuidas en toda la geografía nacional. También pretendemos llegar a otros mercados europeos y a Estados Unidos”, asegura Zarco. La compañía cuenta con un comité de advisors y socios entre los que se encuentran Carlos Belmar, Raimon Miret, y José Carlos Montes.
La empresa ha sido acelerada por Lanzadera y SeedRocket. “Ser parte de ambas es algo que nos hace estar tremendamente orgullosos de esta aventura. En mi opinión, el verdadero valor de estas instituciones, más allá de la formación y el acceso a recursos, es la comunidad de emprendedores en la que te introducen. Conocer a cientos de talentos con proyectos increíbles nos ha ayudado a tomar mejores decisiones”.
“Un país sin industria deja de ser competitivo”
El emprendedor admite que siempre ha sido alguien curioso y despierto que disfruta “ideando soluciones innovadoras dirigidas a problemas que hagan más fácil la vida de las personas”. Para Zarco fue clave “entender que todo lo que nos rodea y utilizamos ha sido creado por personas no necesariamente más inteligentes que tú. Quería ser parte de esa realidad”.
En base a la experiencia acumulada, el CEO de Clinpify se anima a ofrecer su particular mirada sobre el momento del ecosistema emprendedor español. “Hemos vivido unos años convulsos, donde parecía que lo único importante era crecer rapidísimo y quemar dinero sin parar para vender. Había que dedicarse a mejorar métricas que abriesen la puerta de la siguiente ronda. Por fortuna, estamos volviendo a la senda de la cordura. La prioridad es ofrecer buenos productos y servicios que permitan a las personas vivir de los clientes y no de la inversión”.
Con el foco sobre la realidad de compañías de su sector, Zarco cree que los proyectos innovadores de hardware no se incentivan lo suficiente en España. “Existen grandes talentos trabajando en proyectos disruptivos que se ven obligados a cerrar o parar porque en las fases iniciales -cuando más se necesita- no encuentran el suficiente apoyo público ni privado. Un país sin industria deja de ser competitivo”, concluye.