Bueu (Pontevedra). El Puerto de Bueu es uno de los de mayor arraigo de Galicia. Su flota está compuesta por cerca de un centenar de embarcaciones de todos los tamaños que practican las distintas artes de pesca. También es, junto a los puertos de Muros y Ribeira, uno de los elegidos por Coca-Cola en la región para el desarrollo del proyecto Mares Circulares, que acaba de cumplir cinco años.
Esta iniciativa es la más ambiciosa de la compañía para la limpieza de costas y fondos marinos, la sensibilización de la ciudadanía y el desarrollo de la economía circular. En 2022, un total de 17 puertos (16 en España y uno en Portugal) y 125 barcos, estuvieron implicados en el proyecto y recogieron 32.562 kilos de residuos, de los que 4.493 kg eran de plástico PET. En paralelo, también el pasado año, más de 9.000 voluntarios actuaron en 140 playas y otros entonos acuáticos para recoger un total de 18.567 kg (581 kg de PET).
Mares Circulares está cofinanciado por The Coca-Cola Foundation, y cuenta con la colaboración de las asociaciones Chelonia y Vertidos Cero, la FundaciónEcomar y Liga para a Protecção da Natureza (LPN), así como la Secretaría General de Pesca del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
Tres pilares
A lo largo de estos cinco años, han sido recogidas y clasificadas más de 1.800 toneladas de residuos. Unidas a las 811 monitorizaciones realizadas, permiten analizar cuestiones de procedencia, estacionalidad, impacto, grado de degradación y reciclabilidad de los residuos. La información y los datos acumulados son valiosos para que la comunidad científica avance en nuevas iniciativas vinculadas a la economía circular de los residuos y evitar que estos acaben en mares y océanos.
Además de la intervención urgente y la generación de conocimiento, Carmen Gómez-Acebo, Directora de Sostenibilidad de Coca-Cola Europacific Partners, añade como pilares de Mares Circulares la formación y la sensibilización. “Hemos llevado a más de 73.000 personas la importancia de cuidar estos entornos”. Lo han hecho en institutos y centros educativos, entidades culturales o eventos deportivos. También en ciclos de jornadas científico-técnicas junto a universidades españolas.
Un banco de tonos azulados y forma sinuosa separa la ‘frontera’ entre el pueblo y el puerto de Bueu. Elaborado con plástico no PET recogido del fondo marino y restos de recipientes de una lechería, el banco es un demostrativo de economía circular y una forma de visibilizar el trabajo altruista de las embarcaciones de la Cofradía de Pescadores San Martiño implicadas en Mares Circulares.
Gómez-Acebo indica que el proyecto está ahora en una posición muy favorable para ayudar a mirar al futuro gracias a una base de datos potente puesta a disposición de la comunidad científica. “Mares Circulares es un proyecto de alianzas –el propio banco ha sido construido por AIMPLAS y Plàstic Preciós La Safor con la colaboración de la Asociación Vertidos Cero- y cada año premiamos dos proyectos de investigación y dos startups que propongan soluciones y tecnologías innovadoras al problema de la basura marina con enfoque en la economía circular”.
“Debemos avanzar a paso de gigante”
“Este es el pueblo de la comarca de O Morrazo que más depende de la pesca. Cuando el puerto sufre, lo hace todo Bueu”, argumenta José Manuel Rosas, presidente de la cofradía. “El mar es nuestro medio de vida, y debe estar en las mejores condiciones. La conciencia y la cultura están cambiando, pero debemos avanzar a pasos de gigante”, añade.
En Mares Circulares participan dos barcos de malla y dos de arrastre del Puerto de Bueu. “El proyecto es fantástico porque ha conseguido que los marineros integren la recogida de residuos en su actividad cotidiana. Después los traen a puerto para ser depositados en contenedores y posteriormente catalogados. Ayuda a que todos vayamos por el mismo camino hacia un mar más limpio y un planeta más sostenible”.
¿Qué especies marinas están más afectadas por esta situación? Rosas habla desde la experiencia –entró en la cofradía hace más de 50 años- y no desde una óptica científica. “Mi visión es que el cambio climático influye negativamente en todas y cada una de las especies del medio marino. Pese a todo, creo que estamos en la buena senda”.
Recogida y clasificación
Vertidos Cero diseñó la estrategia de intervención en los distintos enclaves para rescatar el 80 % de la basura marina, que se encuentra fundamentalmente en los fondos. “Desde el principio, los pescadores mostraron su voluntad participativa”, detalla Estibaliz López-Samaniego, Directora de Proyectos en la asociación. “Por primera vez, una iniciativa de estas características da cabida a todo tipo de embarcaciones donde normalmente solo participaba la pesca de arrastre”.
El equipo de Vertidos Cero contactó con los pescadores para conocer qué necesitaban para que la recogida de residuos no interfiriera demasiado en su actividad. Les dotaron de bolsas de distintas capacidades en función de la embarcación. Una vez de vuelta en el puerto, los marineros depositan la basura marina en distintos contenedores que la asociación gestiona.
Juan Pablo Pérez y Rubén Rodríguez son los técnicos de Vertidos Cero que trabajan en los tres puertos gallegos integrados en Mares Circulares. Ellos son los encargados de categorizar los residuos cuando llegan a tierra mediante una aplicación desarrollada por la asociación en base a la clasificación que marca la UE. “Seleccionamos el puerto, el tipo de embarcación y clasificamos todo lo encontrado. Los datos se envían a la base de datos de Mares Circulares y de ahí llegan a las administraciones españolas y europeas”, explica Rodríguez.
El plástico que nadie quiere
En las 1.880 toneladas de residuos recogidos tanto en playas y entornos acuáticos como en fondos marinos, predomina la existencia de la categoría de plástico, con un 81% y un 72%, respectivamente. De ese total, 19,6 toneladas corresponden a plástico PET, el empleado en las botellas. Los barcos de malla recogen residuos con cuentagotas: botellas de plástico, bolsas de snacks, vidrios o materiales de pesca (algo lógico en función de la actividad de la zona).
Sin embargo, las embarcaciones de arrastre han recogido desde septiembre 1,5 toneladas de residuos. “Aquí encontramos de todo: neumáticos, impresoras, carros de la compra, electrodomésticos…” También productos que llevan años e incluso décadas en el fondo del mar. “Hemos llegado a clasificar un producto con origen en Nueva Gales del Sur, en Australia. Este trabajo permite casi hacer un estudio antropológico”, añade el técnico.
En Vertidos Cero prestan una atención especial a los plásticos que nadie quiere, y que hoy tienen un difícil reciclaje. Aquellos que ni siquiera son incinerados, sino que van directos al vertedero. “Hablamos de plásticos en mal estado, colonizados por bacterias, con fango… existe mucha investigación alrededor. Los bancos de plástico son una forma de enseñar a la industria que es posible ir más allá en economía circular para estos residuos que ahora son residuos muertos”.
Complejidades añadidas y una larga tradición
Entramos con José Manuel Rosas en la lonja de Bueu. “Incorpora las nuevas tecnologías para simplificar todos los procesos. En otras cosas, por desgracia, hemos involucionado”. El presidente de la Cofradía de Pescadores San Martiño alude a cómo, paulatinamente, se ha perdido el respeto por el mar. “A poco que le des, el mar te devuelve el doble. Si todos lo mimáramos desde el corazón, con el amor profundo que hay que profesarle como medio de vida, seguro que nos iría mejor”.
Rosas menciona otros problemas añadidos, como la falta de relevo generacional en una actividad que ha escrito la historia de Bueu y de tantos otros pueblos gallegos. “Las políticas pesqueras no ayudan a la continuidad del oficio y la tradición. Además de cierto autocontrol, son necesarias legislaciones que tengan en cuenta las peculiaridades de cada zona pesquera. Las normativas son escritas a espaldas del sector y a algunos siempre nos tocan las espinas”.
Un mercado especial
Es una luminosa mañana de jueves y un mercadillo se extiende en la zona del puerto. “Históricamente, era el día del mercado de animales, pero esa tradición se perdió poco a poco”, cuenta a Innovaspain José Barreiro, secretario de la cofradía. A cambio: ropa, flores, quesos y otros productos. Al lado, un edificio alberga el mercado de abastos de pescado. Es otra liga. “Creo que es uno de los mercados gallegos con el pescado más fresco y más limpio. Y te aseguro que he visto muchos”, añade Barreiro.
“Cada noche las familias nos sentábamos a cenar y nadie cuestionaba que el protagonista absoluto fuera el pescado”, señala. “Es una pena que parte de la gente joven no vaya incluirlo con tanta asiduidad en su dieta, pero detectamos que crece un tipo de consumidor cada día más preocupado por cuidar su alimentación y que valora la aportación saludable del pescado”.
Jureles, sardinillas, caballas, verdeles… Es temporada de pescado azul y reina el buen ambiente en el mercado, donde la mayoría de los productos tienen el sello distintivo “Pesca de Rías”, otorgado por la Xunta de Galicia para certificar que lleva en el exterior menos de 24 horas y que ha sido capturado artesanalmente. “En la planta superior del mercado se celebran showcooking periódicamente. “Toca modernizarse, no queda otra. Tradición y vanguardia pueden convivir sin problema”, afirma Barreiro.