El pasado 31 de enero, la ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant, anunciaba en el Congreso de los Diputados que 1 de cada 5 nuevos puestos de trabajo en España lo son en profesiones científicas o técnicas. Y en algunas áreas hasta quintuplican su porcentaje. Por otro lado, según el Mapa de Empleo Tecnológico en España, herramienta interactiva desarrollada por Fundación Cotec, el país cuenta hoy con un 7,7% de empleo intensivo en tecnología y ocupa el puesto 18 de 27 en la UE (donde la media es del 10,7%). Las cifras son positivas respecto a épocas precedentes, pero muestran que el margen de mejora aún es amplio. Desde el año 2014, Comfuturo es uno de los programas mejor capacitados para empujar la economía del conocimiento en España.
Creado y gestionado por Fundación General CSIC (FGCSIC), Comfuturo se ha convertido en una iniciativa exitosa de colaboración público-privada movida por el apoyo al talento investigador joven y a la excelencia científica . La tercera edición del programa (que arrancó en abril de 2023), tuvo ayer en la sede central del CSIC su presentación oficial con la entrega de credenciales, tanto a los 16 investigadores e investigadoras seleccionados (consulta aquí un resumen de cada proyecto que lideran), como a las entidades privadas colaboradoras. Ente ellas se encuentran Banco Santander, Acerinox, Fundación Cepsa, Agbar, Fundación Domingo Martínez, Lilly y FECYT.
De la imaginación al éxito
Ramón Torrecillas, director general de FGCSIC se remontaba en su intervención a los orígenes de Comfuturo; a la gestación del programa 9 años atrás. “Entonces parecía una fórmula imaginativa de colaboración público-privada, basada en el mecenazgo de jóvenes científicos. El impacto posterior de las investigaciones apoyadas y el cumplimiento de objetivos han sido satisfactorios y demuestran lo oportuno de esta propuesta”, añadía.
Entre sus funciones, la FGCSIC trabaja para que las iniciativas que surgen en el CSIC multipliquen sus posibilidades de llegar al mercado y beneficiar a la sociedad. El “verdadero combustible” de este dinamismo es, a juicio de Torrecillas, el talento humano, “capaz de generar nuevas ideas y aplicarlas de forma rápida para resolver desafíos actuales y adelantarse a otros futuros que aún no han surgido”.
En esta línea, espera que el esfuerzo volcado en Comfuturo se traduzca no solo en la atracción del mejor talento científico, sino en su ‘fidelización’ en España. “Para provocar que las ideas más revolucionarias no se queden en el laboratorio y tengan impacto real, necesitamos una estrecha colaboración entre corporaciones privadas y entidades públicas. Además de políticas públicas para el fomento de la innovación, la investigación y el emprendimiento, es precisa la involucración del sector privado en la definición de estrategias, en la detección de necesidades específicas y en la ejecución compartida de programas como Comfuturo. De lo contrario, no seremos capaces de aprovechar el talento científico que atesoramos”.
Estabilidad y proyección internacional
Durante tres años, los investigadores ComFuturo tienen la posibilidad de desarrollar sus ideas en entornos competitivos, colaborar con empresas, realizar estancias industriales y recibir formación en capacidades transversales complementarias a su actividad investigadora. “Es importante que los investigadores adquieran conocimientos relacionados con la gestión o el emprendimiento. Entre todos pretendemos propiciar una generación de científicos lo mejor preparada posible”.
La edición actual ha ido un paso más lejos, ya que se enmarca en el programa europeo COFUND de las Acciones Marie Skłodowska-Curie, lo que ha permitido “expandir su alcance internacional, intersectorial e interdisciplinar”.
Nueva economía, nuevo talento
Comfuturo cuenta con el apoyo “fundamental” del CSIC. Su presidenta (también lo es de la FGCSIC), Eloísa del Pino, vaticinaba que, “si las cosas van bien”, España se dirige hacia un cambio de modelo económico, basado en el conocimiento y asentado en una industria fuerte. “Por eso Comfuturo es clave. Formamos el talento que acabará en los centro de investigación y en las empresas”.
“Desde el CSIC queremos satisfacer las curiosidad humana y dar patadas a los actuales límites del conocimiento”, afirmaba. “Por otro lado, el CSIC tiene la responsabilidad de dar respuesta a las demandas sociales”. Del Pino aludía a algunos de los retos que tenemos por delante. Unos son de carácter global, y otros tienen un carácter más local. “Hablo del envejecimiento de la población, el cambio climático, la alimentación, la biomedicina, la exploración espacial, la alimentación o la ciberseguridad”.
A su vez, la presidenta del CSIC señalaba que los desafíos que afronta la institución pública (de la que ya forman parte más de 15.000 personas y que prevé incrementar su presupuesto en un 40 %) están íntimamente ligados a los ODS. “Los retos también son políticos. Las políticas públicas son el principal mecanismo para distribuir el poder: quién recibe educación, quién accede a la sanidad, cómo se estructuran las normas del sector privado...”. Eloísa del Pino opinaba que, en este marco, la acción público-privada es fundamental. “No somos compartimentos estanco. Debemos trabajar juntos para extraer lo mejor de cada parte”.
