“En Europa tenemos que construir una cultura de toma de riesgos, tener claro que el fracaso no es permanente y que a través del apoyo educativo, social y gubernamental se puede gestionar el miedo al fracaso”. “FACE pregunta a expertos de toda Europa y recaba experiencias”. Las palabras de Simone Brummelhuis, miembro del Advisory Board de FACE Entrepreneurship (Failure Aversion Change in Europe) resumen bien la génesis de una iniciativa que busca impulsar el emprendimiento TIC entre los jóvenes europeos a quienes ayuda a combatir el miedo al fracaso.
La Comisión Europea, y un consorcio dirigido por el grupo de comunicación Secuoya (a través de la división Secuoya Digital) con el apoyo de Telefónica Open Future_ y Microsoft BizSpark se propone conocer los principales miedos a la hora de emprender. Cada semana, FACE estrena contenido: vídeos (entre ellos más de 100 entrevistas con emprendedores), consejos de inversores sobre aquellos aspectos más valorados, experiencias emprendedoras, recursos con los pasos para poner en marcha una startup, noticias e información de otros eventos, etc. Como explica Luis Miguel Calvo, director de Comunicación y Marketing en Grupo Secuoya, “en FACE no encontrarás cuentos de hadas ni recetas milagrosas para fabricar unicornios. Los miedos se combaten con conocimiento y la base de los contenidos de la plataforma son las experiencias personales de otros emprendedores, sus éxitos y fracasos. Ver estas historias reales acerca también la realidad al emprendedor, mostrándole la importancia de la prudencia, la preparación, el esfuerzo y la dificultad que supone alcanzar el éxito”.
Las primeras conclusiones para afinar en el análisis de la situación de estos jóvenes se han extraído de un estudio Delphi realizado por el profesor de Emprendimiento en ESADE, Jan Brinckmann; miedos que también se ven reflejados en la plataforma y que están siendo detallados en siete eventos celebrados en diferentes ciudades europeas, donde emprendedores de referencia en las TIC relatan sus experiencias, el más reciente ayer en Dublín, donde participaron Jesse Van Doren, Ken Banks, Cristina Luminea y Eoin Costello.
El 'listado' de temores en Europa y en España
Los principales miedos detectados por el estudio Delphi son, de mayor a menor importancia los financieros seguidos de los relacionados con la carrera profesional o la pérdida de estatus, los vinculados a la percepción social –que Calvo resume en el “miedo a que te vean como un ‘loco’”-, aquellos sobre las capacidades personales y la autopercepción, la combinación de varios miedos que pueden derivar en un “cóctel” de miedo a perderlo todo y, por último, la pérdida de libertad personal.
Aunque el estudio Delphi no diferencia por países, hay otros estudios que sí lo hacen. De acuerdo a la investigación “Global Entrepreneurship Monitor 2014 Global Report” , el país de la Unión Europea con menor miedo al fracaso sería Eslovenia, aunque, como matiza Calvo, “en este país también es cierto que hay menos percepción de oportunidades que en otros”. “Curiosamente, según este mismo estudio, Europa es la zona con mayor miedo al fracaso, freno principal entre aquellos que están considerando emprender un negocio”- añade. En el caso de España, pese a la mejora de algunos ratios durante 2014, los niveles de actividad emprendedora aún están por debajo de los alcanzados antes de 2008. “La burocracia y los impuestos fiscales, más elevados que en otros países, ralentizan la puesta en marcha , el crecimiento y consolidación de los proyectos de emprendimiento. Asimismo, durante las recesiones , la financiación para los empresarios es más difícil porque hay un acceso limitado al crédito y la falta de flujo de caja de las empresas”.
Aunque hay mucho trabajo por delante, el responsable de Secuoya se muestra optimista. “Rentabilidad y riesgo siempre van de la mano. Los momentos de cambio ofrecen oportunidades para los pioneros, esto es cierto; pero también más riesgos. Un mercado en crecimiento, con una tecnología asentada y consumidores ya adaptados ofrecerá una demanda progresiva y más fundamentos para hacer sostenible un proyecto. Esto es así en todos los sectores en los que se produce un cambio más o menos disruptivo, es una decisión estratégica elegir el momento de entrada, pero no tengo ninguna duda de que queda mucho por hacer y ahora contamos con más conocimiento, financiación y visibilidad de las implicaciones reales que la transformación digital ocasionará en las empresas y la sociedad”- concluye Calvo.