El éxito en la adquisición de competencias digitales del docente dependerá del éxito del proyecto educativo del centro y repercutirá en el del alumnado. Aunque la lectura que se puede extraer tras el evento organizado por el Instituto Nacional de Tecnologías Educativas y de Formación del Profesorado (INTEF) y ProFuturo es compleja, la hoja de ruta parece clara.
Celebrado este miércoles en CaixaForum Madrid, ‘Docentes Digitales. La Evaluación de las Competencias Digitales Docentes como herramienta para afrontar los restos de las aulas del 2030’ reunió a expertos de distintos niveles del sistema educativo ante un auditorio repleto. La mesa redonda, moderada por el profesor titular de la Universidad de Granada y socio fundador de Conecta 13, Fernando Trujillo.
“España es el segundo país, detrás de Estados Unidos, donde se publica más sobre competencias docentes del mundo”, expuso. Con esa base de conocimiento “importante” sobre la mesa, queda llevar a la práctica cómo medir y evaluar de manera correcta estas nuevas competencias.
Para Julio Albalad, director del Instituto Nacional de Tecnologías Educativas y Formación del profesorado (INTEF) del Ministerio de Educación y Formación Profesional, mejorar sus competencias debe comenzar por mejorar “los centros donde trabajan”. A su vez, que haya un proceso de colaboración y “mentorización” de los docentes por parte de compañeros que los conozcan y sobre los que se apoyen. Como ya están poniendo en práctica en los lugares donde el Ministerio tiene competencias en educación: Ceuta y Melilla.
Herramientas para conocer mejor al docente
En el resto de las comunidades autónomas el papel del Ministerio queda supeditado a los consejos interterritoriales. Como resultado han dado fruto al acuerdo marco en competencias digitales para docentes. De este David Cervera, subdirector general de Programas de Innovación y Formación del Profesorado de la Consejería de Educación, Universidades, Ciencias y Portavocía de la Comunidad de Madrid destacó la “digitalización”. Entendida como la capacidad de autonomía del alumno “para elegir qué herramienta digital le conviene más para conseguir su objetivo”.
En el caso de la Comunidad está el programa Mentor Actúa. Este conecta a docentes de distintos centros madrileños para “hacer educación con mayúsculas”, según Cervera. Entre otras herramientas, la que facilita el Ministerio es ‘Selfie for Teachers’, desarrollada por la Comisión Europea.
En cualquier caso, se pretende mejorar los niveles de acreditación empezando por los más bajos (A), siguiendo por los intermedios (B), que para Albalad “serían suficiente”. Y pudiendo aspirar a niveles más técnicos como los categoría C.
ProFuturo es un buen ejemplo de paradigma a seguir en cuanto a herramientas que pueden servir como ejemplo para evaluar a los docentes. Como contó Mílada Gonçalves, responsable de Innovación y Producto en ProFuturo, están en pleno proceso para rediseñar una de sus soluciones. La Guía EduTec evoluciona hacia una aplicación de código abierto y se ha traducido a cuatro idiomas. “Era algo que queríamos hacer para la sociedad”, señaló.
Además, adelantó que entre su catálogo está otra, desarrollada conjuntamente con la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) para la evaluación de la escuela.
“Hibridación es un concepto fundamental para ProFuturo”
Así lo hizo ver Magdalena Brier, directora general de ProFuturo, en el cierre del evento. “La hibridación de la educación introduciendo la tecnología en todos los aspectos de la sociedad. La incorporación de tecnología no es suficiente si no va acompañada de la introducción de la innovación social. Y eso pretende ser ProFuturo: un proyecto de innovación social con tecnología. Lo queremos hacer con docentes, que son el motor del cambio”.
Por otra parte, Alejandro Fernández de las Peñas, responsable comercial del Área Corporativa de Educación y Marketing de Fundación “la Caixa”, analizó este siglo como el del “Digiaprendizaje”. En él, formatos novedosos como vídeos de TikTok o los sistemas de medición de la atención de los alumnos en clases online puede que sean una tónica habitual. Es el proceso que se ha dado en llamar ‘Data schooling’: “medir las cosas para ver cómo aprendemos”.
De ello dependerá en gran parte la inversión. Un elemento que los ponentes quisieron precisar que debe ser bien aprovechado. Para Albalad, la inversión tiene que ir acompañada de “capacitación”. Mientras que Cervera priorizó el hacerse la pregunta correcta para que esa inversión excesiva no acabe en los armarios.
En ese contexto, prosiguió Cervera, la colaboración público-privada permitirá “que la educación entre en las empresas”. Lo que en última instancia hará que se tiendan puentes “y así la docencia cambie y evolucione”.
