“Me gustaría rehumanizar internet y que tenga más peso el criterio de los seres humanos”. Esta frase que pronunció el gurú tecnológico Gustavo Entrala pudo haber pasado por la mente de cualquier espectador tras ver el documental de Netflix ‘El dilema de las redes’ (2020). Y es que esta producción, que ya es uno de los contenidos más vistos de toda la plataforma, ha generado un debate abierto sobre la finalidad que tienen las redes sociales y la ética de las grandes compañías tecnológicas.
Entrala y el sociólogo Javier García Manglano trasladaron el pasado miércoles este tema hasta el ciclo de conferencias ‘Stop & Think Now’ de la Universidad de Navarra. “Tenemos una relación curiosa de la conveniencia de lo que quiero y mis datos. ¿Va a cambiar el documental algo de esa ingenuidad?”, se preguntó Manglano.
El valor de los datos que los usuarios ceden al descargarse e instalar una aplicación fue uno de los ejes principales del ciclo. “Por primera vez en la historia de la humanidad”, apuntó Entrala, “un producto en la historia de la humanidad es utilizado simultáneamente por 2.000 millones de personas cada día”.Este hecho sin precedentes se enmarca en un contexto de modelo de negocio que desgrana al usuario. “Y debido a ese uso han descifrado muchas características de nuestro comportamiento y ese es su valor”, continuó el experto en redes.
Manglano puso el foco sobre el objetivo de este modelo en redes: la minería de atención. “Esa viabilidad de modelo de negocio se basa en captar nuestra atención y al ofrecernos cosas gratis creen que nos pueden ofrecer cosas que nosotros queremos de manera conveniente, accesible”.
Precisamente aludió como ejemplo a la cabeza detrás de Netflix, Reed Hastings, de quien rescató una frase que explicaba esta cuestión. “Nuestros competidores no son ni Disney ni Hulu: es el sueño. Es cómo llegar a más facetas de la vida y del tiempo de las personas”.
Si bien Google fue una de las pioneras en intentar probar con el negocio del uso de los datos de sus usuarios, fue Facebook, indicó Entrala, la red que consiguió una escala “inaudita” en cuanto a la rentabilidad en la publicidad. “La ha segmentado hasta niveles que nunca se habían visto. Y eso ha funcionado muy bien”.
Los impactos diarios que estos usuarios reciben de diferentes marcas ha provocado que haya otro factor: la familiaridad. “Hay un componente emocional y de familiaridad en nuestras cabezas cuando hablamos de Dodot, Google o cualquiera de las marcas de nuestra vida diaria”, explicó.
La madre del dilema: la tecnología persuasiva
“Si tú no pagas por el producto, tú eres el producto”. Esa sentencia del ex diseñador ético de Google, Tristan Harris, fue corregida en el mismo documental por Jaron Lanier. En opinión del segundo, un pionero de la realidad virtual, la frase no es exacta: “el producto es el cambio de tu comportamiento, de tu percepción. Así ganan dinero, cambiando lo que haces, cómo piensas. Es un cambio gradual, leve”, recordó Manglano durante el ciclo.
¿Qué tipo de emociones generan más engagement (atracción) en internet? Las que apelan a las más profundas de los seres humanos, según el sociólogo. “Tocan unos resortes de nuestra naturaleza a los cuales somos muy vulnerables”. Durante la conferencia desgranó que “se sabe” que buscan algunas como la alegría, el enfado, el odio, la curiosidad o el morbo, entre otras. “Me preocupa que este modelo funciona muy bien y si te descuidas quiere hacer de todos nosotros personas que se comportan de una manera cortoplacista e impulsiva”, advirtió.
En cambio Entrala habló de “puntos ciegos” que salen a la luz a nivel de “fenómenos” que suceden a nivel macro. No obstante, defendió la labor de las tecnológicas. “Creo que ofrecen unos servicios y la posibilidad de disfrutar de contenidos e interacciones con otras que, realizadas por otra persona bien formada o sentido de la vida o madurez, son fantásticas”.
Para Manglano, el problema está en que se da toda la información servida al usuario para engancharle. “A veces nos levantamos con la idea de hacer una serie de cosas y nos encontramos a las 12 de la mañana viendo vídeos en YouTube. ¿Hasta qué punto es una decisión consciente?”, ejemplificó.
Un algoritmo para dominarlos a todos
Si bien Entrala defiende el modelo de negocio, es consciente de que la sociedad “necesita conocer cómo se generan esos algoritmos y cómo funcionan”. Sería, relató, como entrar en la cocina de estas redes sociales y poder reducir o aumentar la cantidad de información que reciben los usuarios.
El gurú de la tecnología criticó en cambio el modelo de explotación de la publicidad que ha llevado la televisión, donde “nunca” se ha abierto un debate ético por contenidos como la “telebasura”. “Me gusta la idea de que el propio consumidor se eduque y aprenda”.
O como expresó Manglano, que pueda exigir su información para que tenga la capacidad de decidir sobre ella. “Quizá el documental consiga generar demanda en ese sentido”.
El futuro que podría ser alentador
En la recta final del ciclo, se plantearon algunos posibles escenarios donde la tecnología es el centro de la vida del ser humano pero a la vez es una herramienta a su servicio. Como señaló Entrala, “humanizar internet”. “Odio los algoritmos que me ofrecen y me gustaría que hubiera mucha más diversidad en lo que se oferta”, reconoció.
Para Manglano la clave es tener más control sobre nuestras vidas virtuales. “Que los algoritmos no nos digan lo que queremos, sino que cuenten más con nosotros. Tú qué quieres, y aquí estamos para servirte. Pero, ¿funcionaría esto como modelo de negocio?”.