La trashumancia es Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde el año 2023. Esta tradición, la del traslado estacional de rebaños para el pastoreo y el posterior comercio de lana o productos relacionados, tiene una gran importancia en España, donde las ovejas merinas eran consideradas un regalo de reyes por su calidad. De hecho, hasta la Guerra de la Independencia, cuando el ejército inglés se llevó esta variedad a Australia, nuestro país era la primera potencia lanar.
Tras su implantación definitiva en la Edad Media hasta ahora, ha pasado mucho. Y, actualmente, no todo el mundo conoce lo que significa la trashumancia, la importancia que tiene para el ganado y para la propia tierra o para algo tan común como puede ser el queso. Es por eso que la Ruta del Vino de Rueda ha presentado una experiencia inmersiva llamada ‘Conversaciones con el pastor’.
Este proyecto pretende que en el corazón de Castilla y León, Medina del Campo, en Valladolid, se dé a conocer a través de nuevas fórmulas como el turismo sostenible y experiencial, ofreciendo la oportunidad de conocer tanto la vida de los pastores como la de los queseros -surgidos a raíz de la trashumancia-, tan tradicionales en la zona.
“Nos enorgullece respaldar 'Conversaciones con el pastor', una iniciativa emblemática en turismo sostenible. Este proyecto destaca por fomentar prácticas agrícolas tradicionales y subrayar la importancia del pastoreo para la conservación ambiental. La conexión directa con la comunidad local no solo enriquece culturalmente a nuestra región, sino que también impulsa su desarrollo económico. Creemos en la armonía entre turismo, tradición y sostenibilidad, y este proyecto encarna ese compromiso, ofreciendo a nuestros visitantes una experiencia auténtica y significativa que contribuye a preservar nuestras raíces”, declaró en el lanzamiento de la Marta S. Martínez Bujanda, presidenta de la Ruta del Vino de Rueda.
En qué consiste el proyecto de trashumancia
En primer lugar, ‘Conversaciones con el pastor’ tiene una directa implicación con el turismo sostenible porque, sin medias tintas, apuesta por las prácticas agrícolas tradicionales, y pretende que estas, como la trashumancia, calen en el territorio, fijen población y, además, cuiden del medioambiente.
En segundo lugar, respecto a la parte del turismo experiencial, cabe destacar que el proyecto está a favor de la inmersión total en la trashumancia. Y eso tiene sus propios pasos.
Según la información proporcionada por la Ruta Vino de Rueda, lo primero que se hace en esta iniciativa es una charla donde los turistas pueden comprender mejor en qué consiste eso de la trashumancia y el pastoreo. Entre otras cuestiones, tratan el tema desde el comportamiento del rebaño, la concienciación sobre el animal y la puesta en escena de la marcha, junto a ovejas, perros y, por supuesto, el pastor.
Es así como, de primera mano, una vez parados en una zona ideal, el mismo ganadero va contando en qué consiste su trabajo, cómo se hace, qué se debe llevar, anécdotas, curiosidades, formas de pastoreo, trucos y, en definitiva, transmite sus conocimientos mientras las ovejas pastan.
Esa actividad, acompañada de un poco de queso y vino de la zona, continúa en una de las queserías de la Ruta del Vino de Rueda -que puede ser Campoveja, El Gran Cardenal, Granja Cantagrullas o Félix Muñiz, así como con el afinador artesano Rueda Cheesemonger o en la tienda especializada de Los Quesos de Juan-.
Y allí entra en la segunda parte de la experiencia inmersiva, ya que conocerán en persona el proceso de creación de un queso artesanal, entendiendo también la importancia de la leche en él, y cómo se relaciona con el rebaño trashumante.
Tras ello, la experiencia termina con una cata de quesos, maridados con más vinos de la Ruta del Vino de Rueda.
Más datos
Desde la organizadora destacan que ‘Conversaciones con el pastor’ está disponible el segundo sábado de cada mes, desde marzo hasta noviembre. Para no alterar demasiado la experiencia, los grupos mínimos pueden ser de diez personas, con un máximo de 20 -incluyendo niños-. En el caso de que se quiera ampliar esa cifra, deberán ser todos del grupo.
La experiencia completa -esto es, la experiencia con el rebaño, las conversaciones con el pastor, la comida en el campo, la visita al maestro quesero y la cata final- cuesta 48 euros, 30 si son menores desde los siete años. No debería durar, en total, más de cuatro horas.