“Hace falta abordar el reto del cambio climático con otra mirada, la de las mujeres de la innovación y la ciencia”, decía esta tarde Ángeles Heras, Secretaria de Estado de Universidades, Investigación, Desarrollo e Innovación en funciones en la apertura del debate que ha moderado en la COP25.
En el encuentro (promovido por el ‘Observatorio Mujeres, Ciencia e Innovación’, auspiciado y presidido por Heras), han participado distintas representantes de áreas fundamentales en la tarea de encarar y resolver algunos de los retos que plantea la Cumbre del Clima. “La civilización nunca ha vivido una situación igual” -apuntaba la responsable pública- “y los científicos tenemos la obligación de trabajar y ofrecer soluciones”.
Esa otra mirada a la que se refería Heras es la de Cristina Romera, investigadora en el Instituto de Ciencias del Mar (CSIC), que recordaba que el 50 % del plástico que se produce es de un solo uso. “Deberíamos preguntarnos cuánto y cómo vamos a usar cada uno de estos objetos y envases. Lo mejor es no generar residuos y reutilizar. También reciclar de modo adecuado”, apuntaba Romera.
Una de las dificultades que entraña reciclar plásticos de modo sostenible pasa por la propia recogida. “La mayoría del plástico no flota, está hundido. Además, muchos están ya demasiado degradados como para usarse de nuevo. Han dejado de ser útiles. Lo que necesitamos es seguir indagando. Invertir en el estudio de nuevos materiales y soluciones que reduzcan el impacto”, demandaba la investigadora.
De mar al suelo, pero sin abandonar la química ‘verde’, Patricia Fernández Calvo, investigadora en el Centro de Biotecnología y Genómica del Plantas (UPM-INIA), reciente premio L’Oreal for Women in Science, dedica sus esfuerzos a identificar los azúcares que activan la defensa natural de las plantas. Estos agentes podrían usarse para la fabricación de fertilizantes y pesticidas naturales, además de ayudar en la comprensión de cómo las plantas hacen frente a las plagas.
“Estamos en una situación de emergencia. El aumento global de la temperatura desertifica los suelos y la desmineralización de los mismos libera el carbono orgánico que tienen fijado. Las lluvias fuertes provocadas por el cambio climático tampoco ayudan. Tenemos que ir hacia una agricultura inteligente, en la que el manejo del suelo sea sostenible”, argumentaba Fernández.
La investigadora ha asegurado que la actividad agrícola es la responsable del 25 % de la emisión de gases de efecto invernadero. “Necesitamos proteger el suelo y que las plantaciones absorban el CO2 de la atmósfera. Lo mejor sería disponer de más bosques”. Según Fernández, se trata de una cuestión de primera magnitud en la que han de coordinarse agricultores, intermediarios, consumidores y gobiernos “que han de hacer un esfuerzo conjunto ante un problema global”.
Si de aquí al año 2050 la producción agrícola ha de incrementarse en un 60 %, Patricia Fernández se ha mostrado defensora de la modificación genética de los cultivos, más allá de meras razones cuantitativas. “Las plantaciones podrían ser más resistentes, evitar la intervención química y ganar en eficiencia”.
Mari Luz Cádiz, investigadora de la Universidad de Granada (actualmente en la Universidad de Oporto), pone el foco en el “equilibrio razonable” que supone implementar modelos de economía circular en empresas agroalimentarias, sobre todo en lo que atañe al manejo de los residuos de la industria.
“La gran barrera es la transferencia de conocimiento”, señalaba Cádiz, que en el lado positivo de su área de trabajo, admitía cómo la sociedad ha cambiado al elevar el grado de concienciación y activar ciertas alertas cuando entra en un supermercado y tiene que llenar la cesta de la compra. “Por otro lado, las empresas tienen que confiar en este tipo de investigaciones. No se consiguen resultados de un día para otro. Si queremos hacerlo bien, tienen que poner de su parte”.
Desde el lado del emprendimiento, Andrea Barber, cofundadora y CEO de Rated Power, ha explicado cómo los algoritmos de su empresa ayudan a optimizar la producción y el consumo energético con las renovables por bandera. “Son el futuro de la energía. Soy muy optimista con las soluciones que van a traer la eólica y la fotovoltaica”. Entre las claves para esta percepción, Barber ha mencionado el drástico descenso de su precio en la última década. “El modelo tiene que cambiar. El consumidor será el protagonista. El sistema tarifario actual no tiene sentido. Las utilities acabarán ejerciendo como agentes financiadores”.
Para atender a la demanda de más inversión en ciencia y tecnología, “en un mundo comandado por patrones masculinos”, Regina Llopis decidió impulsar la Red de Business Angels para mujeres WA4STEAM. La también presidenta y CEO del Grupo AIA aludía a la necesidad de “ayudar con criterio a mujeres cuyos proyectos tengan posibilidades de impactar en la economía del futuro”. Llopis y las 100 mujeres que ya forman de la red, han movido 800.000 euros en 15 iniciativas diferentes. “Si las mujeres nos quedamos fuera de las tecnologías del futuro seguiremos controladas por los hombres eternamente”.
En este sentido, Ángeles Heras ha recordado que hombres y mujeres han de luchar juntos por la igualdad efectiva en ciencia, innovación y tecnología y que el dinero que se aporte a estas áreas “no es un gasto, sino una inversión”. “Tenemos el reto de conseguir que la civilización siga creciendo económica y socialmente, pero de modo sostenible”.