Neurociencia para saber qué emociones provoca el uso de cosméticos. Esa es la premisa del proyecto Cosmefeel, una iniciativa coordinada por el centro Ainia que ha ido un paso más allá en la investigación sensorial. La idea desarrollar nuevos métodos con el objetivo de saber las reacciones de los seres humanos -tanto fisiológicas como emocionales- mientras se cuidan la piel.
La electroencefalografía, la expresión facial automática y la respuesta galvánica de la piel son las herramientas de neurociencia que se han utilizado para saber «de manera objetiva” cómo afecta la aplicación de los cosméticos. Para ello, se han llevado a cabo tres casos prácticos, a través las empresas Consum y Vicorva, con tres tipos de productos cosméticos: fragancias, lociones corporales y cremas faciales.
Todo ello es esencial para el proyecto, porque “la sensorialidad de los productos cosméticos y las sensaciones que causan los aromas o su aplicación sobre la piel tienen un impacto emocional directo en el consumidor siendo el primer paso para su aceptación o rechazo y es un aspecto imprescindible en el el desarrollo e innovación de los productos”, indican desde Cosmefeel.
Entre las actividades de la iniciativa se encuentra un estudio preliminar sobre el uso de herramientas de neurociencia para la evaluación sensorial de productos cosméticos; el desarrollo de las tecnologías de neurociencia seleccionadas; o la definición de las necesidades de las empresas y diseño de los casos prácticos de investigación con consumidores en productos de cosmética.
Además de casos prácticos con consumidores y trabajos de campo; comprobación de la aplicabilidad de las herramientas de neurociencia a la evaluación sensorial de productos cosméticos; comunicación y difusión del proyecto y, por último, la transferencia y promoción de resultados.
Cómo se ha llevado a cabo
En cuanto a los electroencefalogramas, la primera de las herramientas de neurociencia a utilizar, desde el propio Cosmefeel destacan que se utiliza para medir la actividad eléctrica del cerebro mientras los consumidores interactúan con los productos.
“Esta técnica ha demostrado ser eficaz para captar las reacciones emocionales inconscientes de los usuarios frente a fragancias, cremas y lociones corporales, sin inducir respuestas conscientes, como ocurre en los tests tradicionales”, aseguran.
Por otro lado, también se ha utilizado la lectura de la expresión facial por una razón: es una herramienta que permite predecir emociones básicas como alegría, tristeza o sorpresa a través del análisis de las expresiones de la cara durante el uso de cosméticos. Y en cuanto a la respuesta galvánica de la piel, subrayan que “evalúa la intensidad emocional mediante la conductividad de la piel, y el eye-tracking, utilizado para estudiar la atención visual hacia envases cosméticos, han sido otras de las técnicas clave desarrolladas”.
“Estos avances ofrecen a las empresas la posibilidad de realizar estudios con un enfoque integrado, que permite vincular las experiencias sensoriales y emocionales de los consumidores con la formulación, el packaging, la comunicación y la marca de los productos”, recuerdan desde Cosmefeel