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La crisis provocada por el COVID-19 ha traído cambios estructurales en toda la sociedad. Los jóvenes no se iban a quedar atrás y, aunque ahora están en boga por diversas razones, el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de Fad, Telefónica y Banco Santander han querido centrarse en cómo les ha afectado la pandemia.

El estudio realizado en mayo del 2020 bajo el nombre ‘De puertas adentro y de pantallas afuera. Jóvenes en confinamiento’, ha sido realizado por Anna Sanmartín, Juan Carlos Ballesteros, Daniel Calderón y Stribor Kuric. Así, unos 1.200 jóvenes de 15 a 29 años han respondido cuestiones como su uso de las TICS, su exposición en Internet o la creciente brecha digital. 

“En nuestro afán por entender los procesos de socialización juvenil, no podíamos dejar de abordar qué impactos está teniendo la crisis del coronavirus y el período de confinamiento en las actitudes y formas de vida de los y las jóvenes. En esta ocasión hemos priorizado el conocer algunas cuestiones en particular, como la convivencia en el hogar, la actividad laboral y educativa durante estos meses y las prácticas de ocio”, han especificado.

El objetivo del estudio, para la directora de Propósito, Diversidad y Agenda 2030 de Telefónica, Arancha Díaz-Lladó, es claro: “Es tremendamente relevante conocer las transformaciones que la crisis del coronavirus ha producido en las actitudes y comportamientos de los y las jóvenes en el ámbito digital ya que, de esta manera, todos, empresas y sociedad, podremos trabajar para impulsar soluciones reales a los nuevos retos que nos ha planteado esta situación”.

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Los principales hallazgos

Uno de los principales hallazgos del estudio es que el uso de Internet y redes sociales aumentó entre los jóvenes durante el confinamiento, “apreciándose una cierta mirada crítica, pues casi la mitad declara que pasó más tiempo online del que debería”. Así, el uso o abuso de tiempo en internet o RRSS ha restado tiempo para otras actividades, como dormir (que reconoce el 3 3% de los chicos y chicas) o estudiar (29,8 %). 

Del mismo modo, casi dos tercios de jóvenes han pasado el confinamiento en el domicilio familiar y un 38,9 % de casos cambió su situación de residencia durante el confinamiento. En general, la valoración de la convivencia es bastante positiva, siendo los principales problemas mencionados “la falta de intimidad y la pérdida de libertad ocasionadas por la situación”. 

Por otro lado, el teléfono móvil (84,1 %) y el ordenador portátil (60,9 %) se han constituido como la díada esencial de dispositivos utilizados en las prácticas comunicativas de las y los jóvenes: el portátil, el más utilizado por motivos de estudio y trabajo. “Aún así –destacan–, la cara menos amable es que más de un tercio de jóvenes se han sentido solos y solas durante el confinamiento”. 

Es grave también, como subrayan, que entre los jóvenes existe “una fuerte dependencia económica familiar y su situación económica ha empeorado por culpa del confinamiento”. A nivel laboral, la pandemia les ha afectado de manera considerable (1 de cada 3 han perdido el trabajo o han sufrido un ERTE). Y el teletrabajo se ha extendido entre el 58 % de jóvenes que trabajaban en el momento de comenzar el confinamiento y la educación telemática entre casi un 90 % de quienes estudiaban. En ambos casos, con algunas dificultades, se han podido cumplir los objetivos profesionales y académicos. 

Y la educación telemática ha estado presente entre casi un 90 % de quienes estudiaban. En ambos casos, con algunas dificultades, se pudieron cumplir los objetivos profesionales y académicos. Ya que, además, “los jóvenes tienen un elevado grado de confianza en sus competencias digitales, sobre todo en relación a sus progenitores y profesores, y se constituyen habitualmente como prestadores de apoyo social (72,4 %) para el uso de las TIC dentro de su entorno social”. 

Por último, en general, la pandemia y el confinamiento han supuesto un empeoramiento de la percepción del futuro entre la juventud, aumentando especialmente la sensación de incertidumbre (mencionada por el 35 % de jóvenes). Le siguen, en orden de mención, sensaciones más positivas como la esperanza (29,8 %), la curiosidad (23,2 %) y la motivación (21,8 %). 

“La digitalización en educación es una asignatura pendiente”

En la presentación, la directora general de Fad, Beatriz Martín Padura, ha indicado que “la transformación digital del sistema educativo es aún una asignatura pendiente, pero se están dando grandes pasos. Tenemos que ser muy cuidadosos y trabajar para que el nivel de ‘digitalización’ no se convierta en un factor más que cree brechas sociales”.

Por otra parte, la directora de Santander Universidades, Susana García Espinel, ha declarado que “reducir la brecha digital entre los estudiantes y reforzar la empleabilidad de los jóvenes son dos de los principales objetivos que Santander está reforzando en el marco de su política de banca responsable,  impulsando distintos programas de becas y ayudas para promover el desarrollo de habilidades digitales, de liderazgo o idiomas, entre otras materias, para favorecer su inserción laboral”.

“En general, los resultados nos vuelven a evidenciar algo recurrente en los estudios de percepción en España: el peso de la familia y la buena valoración global de la convivencia en los hogares, aunque obviamente la situación de excepcionalidad en la que nos hemos visto inmersos ha traído consigo importantes matices e identificación de carencias. Por ejemplo, problemas derivados de la falta de libertad y dificultades para conservar la intimidad, los sentimientos de soledad que han pesado especialmente entre algunas personas jóvenes pese a la hiperconexión facilitada por las tecnologías, o las dificultades para un desempeño adecuado de las tareas escolares durante el confinamiento”, resumen en el estudio.

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