Ante la necesidad de proponer alternativas que permitan una mayor conservación de los alimentos, la Universidad Autónoma de Querétaro, a través de la carrera de ingeniería agroindustrial, ha desarrollado un recubrimiento natural y comestible -conocido como biopelícula- a base de mucílago de nopal, xiloglucano de tamarindo y aceite esencial de clavo. De la mano de la estudiante Roberta Magnolia Mora Palma, el proyecto tiene el objetivo de prolongar la vida de anaquel de producción del jitomate que se produce en el campus Amazcala de la UAQ, a través de un recubrimiento para este fruto que retrasara su proceso natural de maduración.
"“El mucílago lo obtuvimos de pencas viejas de nopal y el xiloglucano de la semilla del tamarindo, que actualmente es un residuo agroindustrial. La idea fue hacer con estos elementos una mezcla gelatinosa a la que se le añade el aceite esencial de clavo, por sus propiedades antimicrobianas, y se sumergen los jitomates para prolongar su vida útil", explica la líder del proyecto, que adelanta que "la idea es aplicar esta mezcla a otros frutos como la manzana, guayaba, fresa y ciruela, entre otros productos perecederos”.
El proyecto, que se encuentra en fase de pruebas, es a ojos de la investigadora Margarita Contreras Padilla, "toda una innovación porque actualmente hay ceras comerciales, unos lípidos que se aplican en el fruto para evitar la pérdida de agua". A su modo de ver, la meta es fomentar la biodegradabilidad de los productos y "apoyar la producción que se tiene en el campus Amazcala y que el producto pueda salir fuera de la UAQ y generar una patente, con la que podamos ofrecer al mercado un producto comestible y biodegradable, que ayudará a que los frutos que se recubran aumenten su vida de anaquel".