La pandemia del COVID-19 ha supuesto una digitalización meteórica de todas las facetas de la vida. Para que las personas refugiadas no se queden atrás, la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) ha lanzado una campaña de crowdfunding con el fin de cubrir las necesidades del colectivo que atiende. En especial, la de suministrar dispositivos a niños en edad escolar y así permitir que continúen su formación. Y también la de aquellos adultos que necesitan aprender el idioma para rehacer sus vidas.
La directora de Marketing e Innovación de CEAR, Verónica Cheble, explica a Innovaspain la situación que viven quienes solicitan asilo. “Es un colectivo que ya está en un cierto grado de vulnerabilidad. Ha tenido que huir de un día a otro de manera forzada. No es una huida planeada porque su vida o su integridad física corren peligro. Llegar a otro país, solicitar asilo, ser aceptado en un centro de acogida donde entras y se convierte en tu casa junto a la de otras 150 personas más. Y donde tu único espacio son las zonas comunes o la habitación”.
Desde la ONG detectaron pronto que no todos tenían acceso a dichos dispositivos. El confinamiento de marzo del año pasado conllevó a que el trabajo de la organización, que era presencial, tuviese que cambiar. Ahí es donde tecnológicas como Google se implicaron. “Colaboraron con nosotros porque consideraban que era estratégico o importante disminuir esa brecha digital”. Ese trabajo de cubrir las necesidades digitales de los refugiados continúa, mientras CEAR se prepara hacia ese trabajo “híbrido”, apunta Cheble.
La campaña de recaudación de fondos ya está cerca de conseguir su meta: 4.500 euros. Hasta este martes por la tarde, la campaña ya tenía 3.338 euros recaudados a falta de 23 días para que finalice el crowdfunding. En opinión de Cheble, en esta época el acceso a internet “es un servicio básico como la luz o el agua”.
“Ellos también necesitan una atención particular, por ser un colectivo en estado de vulnerabilidad. Han llegado aquí para tener un lugar seguro y una protección. Por eso, necesitamos seguir dotando de esto y poder continuar con nuestros programas y que ellos puedan tener acceso a todos los servicios”, argumenta.
No todo se puede hacer con un móvil
Al menos, para el colectivo de personas refugiadas se hace imprescindible utilizar más herramientas aparte de teléfonos móviles. La búsqueda de trabajo, el aprendizaje o la comunicación con los seres queridos de estas personas, que se encuentran a miles de kilómetros. En ese sentido, desde CEAR trabajan para que un refugiado pueda ser lo más autónomo posible. “Proporcionamos los recursos básicos a una persona cuando llega”, apunta Cheble.
La directora de marketing e innovación de la ONG recuerda que, “a pesar de que se hable mucho hoy de transformación digital”, es “fundamental” educar en el uso de las herramientas digitales. El acceso no garantiza reducir la brecha. Por eso, Cheble recalca la importancia de aprender y sensibilizar sobre su uso.
Porque vivir en una gran ciudad no asegura el acceso a la digitalización. “También la pandemia ha puesto de manifiesto esta otra brecha digital: pensamos que todo el mundo que está viviendo en Madrid ya tiene acceso. Y no es así”, lamenta Cheble.
Desde su punto de vista, esa brecha digital no ha implicado un aumento de la discriminación hacia las personas refugiadas. “Creo que no tienen acceso a dispositivos por otras condiciones en las que están anteriormente: el contexto, escasos recursos, situación de vulnerabilidad… pero no por ser refugiadas como tal”.