La probabilidad de que un asteroide de tamaño kilométrico provoque consecuencias devastadoras tras impactar con la Tierra es estadísticamente pequeña. Sin embargo, continuamente se descubren objetos de este tipo que han logrado atravesar la atmósfera terrestre, tal y como ocurrió con el asteroide Cheliábinsk, que explotó en 2013 sobre cielo ruso, creando miles de meteoritos que cayeron a Tierra.
Por eso, con el objetivo averiguar la forma de desviar un asteroide para que no impacte contra nuestro planeta, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) lidera un estudio internacional que aporta información sobre los efectos que tendría el impacto de un proyectil sobre un asteroide. Entre sus primeras conclusiones la investigación, publicada en la revista The Astrophysical Journal, ha revelado que la composición, la estructura interna, la densidad y otras propiedades físicas del asteroide son fundamentales para determinar el éxito de una misión en la que se lanzaría un proyectil cinético para desviar la órbita de un asteroide peligroso.
Este estudio pone como ejemplo el caso del asteroide Cheliábinsk y su explosión sobre el cielo de Rusia, ya que demostró cómo la Tierra actúa como un eficiente escudo, si bien más de mil meteoritos con una masa total superior a una tonelada alcanzaron el suelo. En este sentido Josep Maria Trigo, investigador del CSIC, ha explicado que “el estudio de la composición química y mineralógica del meteorito Cheliábinsk nos permite conocer detalles fundamentales de los procesos de compactación por colisiones que han sufrido los asteroides cercanos a la Tierra”.
Los resultados de este trabajo son muy relevantes, ha incidido Trigo, “para una posible misión en que se desee desviar de manera eficiente un asteroide próximo a la Tierra”. Así, los investigadores han desvelado las propiedades de los materiales que forman el asteroide; en particular, la dureza, la elasticidad y la resistencia a la fractura podrían ser determinantes para que el impacto de un proyectil cinético lograse desviar la órbita de este objeto.
Se trata, ha concluido el investigador del CSIC, de un estudio pionero en el ámbito de los meteoritos, gracias al cual “estemos más cerca de afrontar con éxito el encuentro futuro con asteroides”.