Un estudio publicado en los años ochenta en la revista Science demostró que los pacientes que tenían vistas a entornos vegetales desde su habitación del hospital permanecían menos tiempo ingresados y necesitaban menos analgésicos. Esta relación directa entre el diseño y los resultados médicos es la base de Curarq, la herramienta que permite evaluar la calidad ambiental y funcional de las unidades de un hospital en funcionamiento.
Se trata de la tesis doctoral de Laura Cambra Rufino, investigadora de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid. Ella se ha convertido en la primera persona en España que supera el programa de acreditación y certificación del ´diseño basado en evidencias’ para la arquitectura sanitaria, dependiente de la institución estadounidense The Center for Health Design.
La metodología de ‘diseño basado en evidencias’ se centra en establecer un vínculo directo entre estrategias de diseño y resultados médicos. Investigadores de la UPM, junto con el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), han llevado a cabo un estudio sobre la evaluación de la arquitectura hospitalaria utilizando estos principios.
Requisitos por unidades
Uno de los resultados obtenidos con el trabajo es Curarq, un mecanismo que permite identificar posibles actuaciones de mejora y ordenarlas según su coste, lo que puede resultar de gran utilidad para las instituciones sanitarias.
La herramienta está conformada por “una serie de ficheros Excel para los distintos tipos de unidades que hay en los hospitales”, explica la propia investigadora en declaraciones a Innovaspaon. Dependiendo del área (personal, paciente, etc.) y del uso que se dé al espacio en cuestión, se incluyen “una serie de requisitos”.
Las condiciones que incluye Curarq van desde la existencia de un pasamanos de la cama al cuarto de baño –lo cual reduce el riesgo de caídas–, hasta el contrastes entre colores, pasando por la ubicación de una lavabo para fomentar la higiene de manos. “Está pensada como una herramienta para que los arquitectos puedan aprender de cada hospital y ofrecer una retroalimentación que permita generar nuevos diseño”, añade Laura Cambra
Situación en España
A pesar de que otros países como Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Noruega o Suecia ya utilizan mecanismos de evaluación de la arquitectura sanitaria para mejorar la calidad de los cuidados y la rentabilidad de sus infraestructuras sanitarias, en España todavía no se tiene muy en cuenta esta certificación.
Como comenta Laura Cambra, “¿hasta dónde se podría llegar si se incorporara este conocimiento a los hospitales españoles y los arquitectos afrontaran su responsabilidad social para con el sistema sanitario?”.
La investigadora señala que en España “todavía no se está haciendo tanta investigación como en otros países, ni a priori ni a posteriori porque los plazos de producción son muy rápidos y da poco tiempo a pensar”. En su opinión, “lo peor es que no se evalúa, es decir, no se revisan los diseños una vez ocupados ni se recoge ese feedback del personal y de los pacientes”.
Este estudio ha captado la atención del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social por su visión multidisciplinar de la asistencia sanitaria y ha sido publicado en su Revista Española de Salud Pública.