“Todo tiene que ver con la pasión y con hacer que los alumnos pierdan el miedo; con disipar las nubes que siempre han ensombrecido las matemáticas”. El profesor David Hernández del IES Julián Marías de Valladolid tiene un método: desmontar prejuicios y acercar las matemáticas a los estudiantes con las historias que han dibujado el devenir de números, ecuaciones y teoremas a lo largo de los siglos. Lejos de repetir y repetir ejercicios tediosos, Hernández también explica cómo aplicamos las matemáticas en nuestra vida cotidiana casi sin darnos cuenta.
Con esos pilares ha ‘construido’ su libro, “Contar las Matemáticas” (Paidós). Esta no es la primera oleada mediática que vive el joven profesor. Hace un tiempo saltó a la palestra tras conseguir que sus alumnos en el IES Conde Lucanor (Peñafiel) obtuvieran de media un 9,176 en el examen de matemáticas correspondiente a la selectividad. “En clase y en el libro trato de contar la historia de las matemáticas de forma amena y curiosa. Incluso divertida, ya que los matemáticos eran muchas veces grandes excéntricos”, detalla a este periódico.
Hernández asegura que nunca pensó en escribir un libro divulgativo. Ese gusanillo lo mataba en Twitter (@funfunfunctions), en 140 caracteres (hoy en 280). Una síntesis obligada pese a la complejidad de algunos planteamientos que le ha servido como entrenamiento a la hora de estructurar el proyecto del libro. “Son 12 capítulos fruto de un trabajo investigador largo, pero cuyas páginas son fáciles de leer para todo tipo de público”. A amenizar la lectura ayudan más de 100 ilustraciones del propio autor y una serie de anécdotas e historias breves que se cuelan en cada capítulo.
Asteroides, conejos dorados y la sombra de un palo. Un talent show de ecuaciones y el club de fans de la geometría. Paradojas con cerveza en espirales infinitas. Sectas numéricas, legumbres asesinas y manzanas envenenadas. Todo ello cabe en ‘Contar las Matemáticas’. “No hemos inventado nada nuevo. Los griegos ya eran grandes divulgadores. Euclides fue un pionero haciendo una representación muy visual de la geometría. Antes, las ecuaciones no se escribían con números, sino en larguísimas frases. Que se lo pregunten si no a los egipcios, por ejemplo”.
El profesor se integra en una corriente que gana adeptos. “Me gustaría que en la ESO no se hiciera una distinción tan marcada entre ciencias y letras”, explica. “No concibo la educación orientada al mercado laboral, sino desde una óptica más académica. El conocimiento es bueno en sí mismo; cuanto más y más variado, mejor. Tenemos que formar personas cultas y críticas”.
Para revestir su argumentación, David Hernández recuerda que matemáticas y filosofía siempre fueron de la mano. “Los primeros matemáticos eran filósofos. Y cómo no mencionar aquel cartel en la Academia de Platón que rezaba: “Nadie ignorante de la geometría entra aquí”. O los poetas matemáticos persas. Más tarde, las bases del arte del renacimiento y sus proporciones beben de las matemáticas. Cuando alguien me dice: “Es que yo soy de letras”, le respondo que yo también”.
El autor de ‘Contar las Matemáticas’ intenta que los alumnos entren de lleno en materia a través de su aplicabilidad real. “Soy consciente de que muchos no van a estudiar una ingeniería, pero todos deben saber qué es un algoritmo. Además, la Ley de Educación nos obliga a formar personas empáticas, bien adaptadas al mundo en que viven y a sus retos”.
Hernández se detiene en este punto ante las que define como “plagas de nuestro tiempo”. “Primero las casas de apuestas y ahora los videojuegos que aceptan criptomonedas fascinan a los adolescentes. Creo que los profesores de matemáticas tenemos muchas herramientas a mano para explicarles las posibles implicaciones del uso indebido de estas tecnologías que atacan a los más vulnerables”.
Por esto y por mucho más, opina que la vuelta a las aulas tras el confinamiento provocado por la pandemia era una cuestión vital. “El colegio o el instituto son espacios de seguridad e igualdad. La presencia física es importante para aprender -de hecho, ha detectado que el alumnado tiene grandes lagunas con los contenidos explicados mientras estaban en casa- pero también para la socialización, la convivencia y para formar personas menos individualistas”.
Arquitecto de formación, por si se quedaba corto en cuestiones multidisciplinares, David Hernández lidera la banda Cosmic Birds. “Siempre he pensado en lo triste que es pasar por la vida con una única especialidad, algo sin embargo muy bien visto. No soy un gran músico ni un gran profesor ni un gran arquitecto, pero me gusta aprender muchas cosas y disfruto con el aprendizaje”.
En este camino, su mente conecta lo mejor de ambos mundos. “La música y las matemáticas son mis dos grandes pasiones. En el libro explico cómo Pitágoras nos puso en bandeja las armonías modernas gracias a las fracciones. Yo utilizo sintetizadores, que no dejan de ser una superposición de ondas con distintas formas. Nada más matemático. Los secuenciadores también son fascinantes: cada elemento es una nota con su tono, su longitud y su textura. Son una calculadora de armonías. En definitiva, las matemáticas son una inspiración y una herramienta en todo lo que hago”.