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Carlos Cosculluela

¿Cómo se puede definir a un Emprendedor Científico?

Por Carlos Cosculluela, director de Fundación DRO

En la Fundación Damián Rodríguez Olivares (Fundación DRO) llevamos más de 10 años impulsando el tejido empresarial de origen científico. Por nuestra fundación y por nuestros eventos han pasado más de un millar de personas interesadas en la ciencia y el emprendimiento, la mayoría como asistentes a nuestro Congreso Nacional de Científicos Emprendedores (que este año se celebra el 28 y 29 de noviembre en Madrid).

Reflexionando sobre el tipo de personas que vienen a encuentros como este, me he dado cuenta de que muchas de ellas tienen unas características e inquietudes similares. Siempre comento que aquellos que acuden a las 19:00 horas de la tarde a un bar para escuchar a un científico que hable de empresa, finanzas, patentes… ha de tener otras motivaciones.
Es verdad que la persona que decide emprender, sea en el ámbito que sea, suele tener una serie de características diferenciadoras. Pero si encima se hace desde la ciencia, creo que se añaden una serie de particularidades.

La primera cualidad que puede identificar a un científico con potencial emprendedor es su curiosidad inagotable. Los científicos están acostumbrados a preguntar y buscar respuestas a problemas complejos, por ello, el que decide emprender va un paso más allá. No solo se preguntan por qué o cómo suceden las cosas, sino también cómo sus descubrimientos pueden aplicarse en el mundo real.

Otra característica fundamental del emprendedor científico es su inquietud e inconformismo. Muchos de los científicos con ganas de emprender que he conocido no se conforman con seguir la trayectoria académica tradicional. Este espíritu inquieto los impulsa a buscar maneras de aplicar sus investigaciones y a desafiar las convenciones establecidas tanto en el mundo científico como en el empresarial.

Este inconformismo a menudo lleva a desarrollar ideas innovadoras antes de que el mercado esté listo para ellas, lo que puede ser una ventaja competitiva, pero también un problema. Si el mercado no está preparado, no comprarán tu idea. El momento de llegada a mercado es crucial.
Por otra parte, un elemento que distingue a muchos de los científicos emprendedores que hemos apoyado en la Fundación DRO es su pasión por el impacto social, es algo que hemos venido observando desde hace unos años hasta ahora. En muchas ocasiones, estos emprendedores anteponen su deseo de resolver problemas que afectan a la sociedad o al planeta antes que el lado económico.

Son proyectos tienen como objetivo mejorar la salud humana, luchar contra el cambio climático o desarrollar soluciones tecnológicas más sostenibles. Es crucial encontrar el equilibrio entre generar impacto social y construir un negocio viable a largo plazo.

En cuarto lugar, podemos decir que emprender desde la ciencia es un acto de valentía para afrontar lo desconocido. A diferencia de otros emprendedores, los científicos que deciden lanzar una startup no solo deben luchar con la incertidumbre propia de los mercados, sino también con los riesgos inherentes a la investigación científica.

Los descubrimientos no siempre conducen a aplicaciones comerciales, y muchos proyectos pueden quedarse en el camino. Sin embargo, los emprendedores científicos poseen una gran resiliencia. Considero que esto proviene de su día a día al ver que los experimentos no siempre arrojan los resultados esperados.

Por último, y desde mi punto de vista, el científico es creativo por naturaleza. No se trata únicamente de la creatividad para formular hipótesis o diseñar experimentos en el laboratorio. En este caso me refiero a encontrar formas novedosas de aplicar ese conocimiento científico en soluciones prácticas y comercializables. Aunque también me refiero a la creatividad para resolver problemas complejos desde una perspectiva diferente, lo que les permite identificar oportunidades que otros podrían pasar por alto.

Desde la Fundación DRO trabajamos con personas cuyo talento es extraordinario, impulsadas por una gran inquietud y el deseo de cambiar el mundo. Estamos convencidos de que estas mentes innovadoras tienen el potencial de transformar industrias y resolver grandes desafíos globales. Por eso, consideramos esencial no solo retener este talento, sino también ponerlo en valor, ofreciendo visibilidad y apoyo. Sabemos que su capacidad para convertir el conocimiento en soluciones reales es clave para un futuro mejor. Continuaremos apostando por estos emprendedores científicos, seguros de que sus ideas marcarán la diferencia que tanto necesitamos.

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