En 2023 se conmemoran los 75 años de la adopción de la Declaración Universal de Derechos Humanos, uno de los compromisos mundiales más revolucionarios del siglo. Por otra parte, se cumple un año de la Guerra en Ucrania y todavía gran parte del mundo siente los efectos sanitarios y económicos que ha dejado la pandemia.
En este escenario tan decisivo, es fundamental ahondar en la importancia de la democracia, el respeto hacia los demás y “trabajar por una cohesión más real que permita construir sociedades más justas y tolerantes en Iberoamérica”, aseguró Enrique Ojeda, director de la Casa de América en el encuentro ‘Educación en derechos humanos para una ciudadanía democrática: una agenda común de la Unión Europea y América Latina’, impulsado por la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) con la colaboración del Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación y el Servicio Europeo de Acción Exterior.
La educación como base para fortalecer los derechos humanos
“Es fundamental crear una agenda en común entre Europa y América Latina, y fortalecer este concepto de ciudadanía y de democracia en nuestra región. Estamos en una época de cambio o, mejor dicho, estamos en un cambio de época”, explicó, por su parte, Mariano Jabonero, secretario general de la OEI, quien, además, enfatizó que es clave que los valores ciudadanos estén directamente relacionados con la educación en cuanto a competencias y habilidades. “No puede haber buenos profesionales si primero no son buenos ciudadanos”.
En este sentido Jabonero ha enumerado las iniciativas que viene desarrollando la OEI para fomentar la toma de conciencia sobre la educación en valores, en derechos humanos y la promoción de la democracia en Iberoamérica, entre las que ha destacado el Programa Iberoamericano de DDHH, Democracia e Igualdad, presentado hace seis meses en Casa de América y dirigido por Irune Aguirrezabal; el Instituto Iberoamericano de Educación en Derechos Humanos de la OEI, creado en 2013 en la oficina de Colombia, y el Premio Iberoamericano de Educación en Derechos Humanos Óscar Arnulfo Romero, lanzado en 2015 en colaboración de la Fundación SM.
“La educación es la base de todo crecimiento, por eso hay que fomentarla, ese es el camino por seguir. En la actualidad, la comunidad progresista está sufriendo amenazas, en particular, la que Rusia ejerce sobre Ucrania y sobre el orden internacional. También hay un auge de los populismos y de los extremismos, algo que nos obliga a cerrar filas y a trabajar mucho más en defensa de todos los valores humanos, expresó, Ángeles Moreno Brau, secretaria de Estado de Asuntos Exteriores y Globales del Gobierno de España.
Los derechos humanos se reconocen, no se conceden
“El camino a la paz es el respeto a los derechos. Cuanto más protegidos estén los derechos, más nos aseguraremos una paz justa porque ésta no puede consistir en que los débiles y peor situados se conformen con las migajas que se les da. Hay que acabar con la pobreza porque es fundamental llevar a cabo los planes de vida que cada uno tenga”, aseguró Adela Cortina, filósofa, Catedrática de Ética de la Universidad de Valencia.
La catedrática puso de manifiesto las dos razones principales por las que todos los seres humanos deben de ejercer y disfrutar de sus derechos: porque el hombre tiene dignidad, y no un simple precio, y porque somos miembros de la familia humana. “Aquello que tiene precio se puede cambiar por un equivalente. No obstante, los seres humanos no tienen equivalente. A los humanos no se les puede instrumentalizar, sino que todo tiene que ser puesto a su servicio”, puntualizó.
“Hay que educar en el sentido de la justicia y la compasión. Hay que educar a personas excelentes para que puedan llevar a cabo una democracia en la que todos se sientan acogidos y en la que no haya excluidos, ya que los derechos humanos se reconocen, no se conceden”, reconoce Cortina.
“La educación es un vehículo para trasmitir los valores de la democracia y un derecho transcendental para desarrollar a las personas e incrementar los niveles de calidad en la convivencia”, finalizó Juan Fernández Trigo, secretario de Estado para Iberoamérica y el Caribe y el Español en el Mundo del Gobierno de España