Demostrador de Industria Circular: así es el gran laboratorio del reciclaje español

Julio Huete

El pasado mes de marzo se inauguró la primera planta piloto de reciclaje de España, en Alicante, para los sectores del calzado, textil y juguete. Conocemos los principales retos a los que se enfrentan y sus objetivos en torno a la economía circular

Demostrador de Industria Circular

“O la economía circular se queda o nos vamos nosotros”. Borja Mateu, investigador del departamento de Medioambiente y Sostenibilidad del Centro Tecnológico del Calzado INESCOP, no contempla otro escenario para el futuro del planeta. Y esta filosofía es la que lleva años acompañando a su empresa, desde hace medio siglo. No es catastrofismo, sino baño de realidad. España es el país de la Unión Europea que vierte una mayor cantidad de residuos a vertederos: un total de 12 millones de toneladas anuales en 2017, el último año del que se tienen datos. En ese ejercicio, en nuestro país se generó un total de 132,1 millones de toneladas de residuos. La mayor parte provenía de la industria (31,12%), la construcción (26,75%) y los hogares (17,1%).

Dentro de la Estrategia Española de Economía Circular, uno de los objetivos a alcanzar incide en incrementar la reutilización y preparación para la reutilización hasta llegar al 10% de los residuos municipales generados. En este marco, la nueva Ley de Residuos establece, para antes del año 2025, la obligatoriedad de recogida de residuos del sector textil y calzado. Es decir: la economía circular ha empezado a ser importante para la sociedad. Y como señala Mateu, “España tiene un potencial increíble para ser una referencia en Europa”.

Uno de los grandes hitos en torno a esta materia se produjo el pasado mes de marzo, cuando se inauguró el primer demostrador de reciclaje de España, en Alicante, para los sectores del calzado, textil y juguete, infraestructura que ha contado con el apoyo del Instituto Valenciano de Competitividad Empresarial (IVACE). Se trata de un espacio piloto e innovador para la recuperación de residuos y su transformación en materias primas que sirvan para la fabricación de productos con bajo impacto ambiental. En ella convergen INESCOP (Centro Tecnológico del Calzado), AITEX (Centro Tecnológico del Textil) y AIJU (Centro Tecnológico del Producto Infantil y Ocio), los tres centros forman parte de la Red de Institutos Tecnológicos de la Comunidad Valenciana (REDIT).

El bautizado como Demostrador de Industria Circular es capaz de reciclar los productos multicomposición (aquellos que emplean, de media, unos 40 materiales diferentes) que terminan en vertederos o incinerados. De hecho, se estima que, al año, en la Comunitat Valenciana, solo el 5 % de los residuos de calzado, textil y juguete, son reciclados. “Solo hay que ver cómo rebosan los contendedores de residuos para darse cuenta de que hay un problema”, lamenta Mateu.

A nivel nacional, la estimación es que alrededor de 3 millones de toneladas de residuos de calzado, textil y juguete, acaban en vertederos. Estos residuos proceden, en su mayoría, de excedentes de fabricación y posconsumo, una vez que han llegado al fin de su vida útil. A estos datos habría que añadir que las tendencias auguran que el consumo de calzado, textil y juguete se multiplicarán para el año 2050. Se necesitaría la capacidad de tres planetas Tierra para poder servir a nuestras necesidades. La situación ha llegado a un punto en que requiere de soluciones. De ahí que la nueva planta esté poniendo especial énfasis en innovar en torno al reciclado. Ya no solo vale con reciclar, sino que se tiene que reciclar bien.

Borja Mateu, investigador del departamento de Medioambiente y Sostenibilidad del Centro Tecnológico del Calzado INESCOP, enseña a los asistentes el nuevo laboratorio, inaugurado el pasado marzo.

La valorización y el reciclado de calzado, textil y juguete son extremadamente complejos por ser productos multicomposición. Aunque la industria ha realizado grandes desarrollos en el reaprovechamiento de materiales monocomposición, era necesario dar solución a estos  residuos sobre todo en las fases de separación y clasificación. Gracias al Demostrador de Industria Circular, ahora es posible separar y clasificar los residuos de calzado, textil y juguete, de forma que puedan ser transformados en materias primas de bajo impacto ambiental, creando así un modelo de negocio de economía circular con aplicaciones diversas intra e intersectorialmente.

Proyectos destacados de INESCOP

La planta lleva operando tan solo medio año, pero ya esboza el camino por el que quiere llevar a la sociedad a través de diferentes proyectos. Por ejemplo, CIRCULAR INDUSTRY 2.0 tiene el objetivo de validar modelos de economía circular entre diferentes  sectores productivos,

El proyecto DEX-LINKING pretende ir un paso más allá en la optimización de recursos y en la reducción de la huella de carbono de los nuevos productos lanzados en la industria del calzado. Las pocas vías de reciclaje que permiten reintroducir los residuos de etil-vinilacetato (EVA) en la cadena de valor del calzado pasan por el reciclaje mecánico de este componente. A través de él se obtiene un polvo o granulado que, en determinados porcentajes, puede ser reintroducido como relleno o carga en las mezclas de EVA que se elaboran. DEX-LINKING pretende desarrollar un proceso de reciclaje químico, para la revalorización de los residuos de EVA permitiendo revertir el proceso, es decir desreticular el EVA.

Por otro lado, el proyecto LIFE GreenShoes4All ha implementado una nueva metodología que busca calcular y mejorar los impactos ambientales de la fabricación del calzado y sus componentes. Los resultados obtenidos permiten a las empresas evaluar el impacto ambiental completo de sus productos e identificar qué etapa de su ciclo de vida contribuye negativamente al medioambiente. Gracias a este proyecto se han podido detectar puntos de mejora en la implementación del PEF (Huella Ambiental de Productos de Calzado, en inglés Product Environmental Footprint), relacionados con la recogida de datos para realizar el cálculo del Análisis de Ciclo de Vida, la falta de factores de emisión en las bases de datos de productos y transportes nuevos, así como no tener en cuenta la durabilidad de los materiales o productos con el fin de garantizar el tiempo de su vida útil.

Situación inestable

No está siendo una época sencilla para la industria española. A la pandemia del COVID-19 se suman ahora las consecuencias de la guerra en Ucrania. Al mismo tiempo, pese a que la sociedad está cada vez más concienciada con la sostenibilidad y el cambio climático, “el ser sostenible hoy en día sale caro”, comenta Mateu. Esto tiene que ver con que los procesos son más nuevos y las materias primas sostenibles más caras. “Tiene que existir un fuerte compromiso por parte de las empresas y los consumidores para que alcancemos los objetivos”. Aun así, “nos estamos aproximando a la circularidad”, sostiene Mateu.

A su modo de ver, conquistar la economía circular pasa por dos modelos: “O que utilizar materias primas contaminantes sea más costoso a base de sanciones o premiar a nivel de tecnología y subvenciones a las empresas que quieran impulsarla”. Para Mateu la solución pasa por lo segundo, en un contexto en el que la sostenibilidad vive su hype particular, especialmente gracias a los jóvenes. “Por un lado es bueno, pero por el otro hace falta saber comunicar bien la sostenibilidad. No puede perder el valor. Hay que formar ante el desconocimiento en sostenibilidad. Pero no solo a las nuevas generaciones, sino a la propia industria, que es la que puede implementar la economía circular de forma más rápida”.

Mateu asegura que “estamos en el techo de cristal” del reciclaje . “A día de hoy, quien no recicla es porque no quiere. La evolución en España ha sido grande. Hacen falta más herramientas para producir el cambio de mentalidad en sociedad y empresas. La industria cambia según la sociedad. Lo que demanda la sociedad es lo que promueve cambios en la industria”, reflexiona el investigador de INESCOP.

Objetivo: ser un país productor

Es uno de los grandes mantras desde que estalló la crisis financiera de 2008 y que se ha extendido desde la pandemia: “España no tiene industria”. Borja Mateu no está de acuerdo. “Lo que quizá no existe es mentalidad de industria. No podemos depender de materias primas de otros países. La dependencia es enorme del exterior al tiempo que tiramos materias primas potenciales al vertedero. Ojalá nos demos cuenta pronto de que los vertederos son la mina de Europa”, explica.

Desde la planta piloto se pretende acabar con el desconocimiento sobre qué ocurre con los productos que ya no usamos. Como por ejemplo los zapatos. “El ‘tiro mis zapatos y no sé lo que ocurre con ellos’ está llegando a su fin. Por ejemplo, la sociedad, pero sobre todo la industria, tiene que saber que el caucho de la suela se puede reciclar y ser útil”.

Lo mismo sucede en el ámbito de la automoción. “Los coches que ya no sirven van a un desguace y el resto de materiales que no se pueden revender se trituran. Por ello estamos trabajando con los desguaces y gracias al Demostrador de Industria Circular podemos separar las espumas de los asientos, los plásticos, el metal… Un residuo que antes iba al vertedero le buscamos salida para otros sectores”, detalla Mateu, que incide en el potencial de España en economía circular y en los beneficios que la nueva planta traerá: “No debemos olvidar que somos un país productor y que la separación de residuos es uno de los grandes hitos de la innovación sostenible”.

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