Un equipo de investigadores internacionales, en el cual ha participado la Universidad de Córdoba (UCO), ha creado un nuevo material monocristalino y poroso que podría tener múltiples aplicaciones en el campo de la nanotecnología y la catálisis para manipular moléculas. El trabajo se ha publicado en la revista Science.
Los materiales porosos son aquellos que presentan cavidades entre los átomos. Éstas se denominan poros y pueden almacenar moléculas e incluso separarlas, por lo que su aplicación en el ámbito de la nanotecnología suele resultar bastante útil. En este ámbito se enmarca el trabajo desarrollado por investigadores internacionales que ha contado con la participación de la Universidad de Córdoba. Han desarrollado un nuevo material poroso que mejora su rendimiento y aplicaciones gracias a que presenta nuevas características o cualidades.
Se trata de un material monocristalino, y por lo tanto de mayor dureza, cuya porosidad también se puede controlar en una estructura formada por microporos y por macroporos de mayor tamaño. De esta forma, tal y como ha explicado el investigador de la UCO, Rafael Luque, “las moléculas más grandes se pueden acomodar bien y entrar mejor dentro de los macroporos para su posterior conversión o transformación”. Por otro lado, el procedimiento que se utiliza para generar esta porosidad controlada utiliza esferas de poliestireno, “un agente barato, y altamente disponible”.
En opinión de este investigador, los resultados de este trabajo podrían suponer un punto de inflexión en varios ámbitos de la ciencia. Así, Luque ha señalado que “hemos sido capaces desarrollar un material monocristalino por primer vez con una porosidad controlada, y esta dualidad hace que este tipo de materiales no tenga precedentes y ofrezca posibilidades muy interesantes en el campo de la catálisis y la adsorción”.
Por ejemplo, este nuevo material podría dar a las catálisis, que son el proceso por el cual se aumenta la velocidad de una reacción química, más rapidez, efectividad y sensibilidad con respecto a las diferentes formas y tamaños moleculares. Además, otras de sus aplicaciones podrían estar en la adsorción de gases (CO2) y en la conductividad electrónica.