Un nuevo estudio, portada de la revista Science, revela el descubrimiento, en la selva amazónica de Ecuador, de un denso sistema de centros urbanos prehispánicos, caracterizado por la construcción de plataformas y plazas, y conectado por grandes carreteras rectas. La investigación, basada en más de 20 años de investigación interdisciplinaria, sugiere que esta sociedad original de hace 2.500 años constituye el urbanismo agrario de baja densidad más temprano y extenso documentado en el Amazonas hasta la fecha.
Este extenso desarrollo temprano en el Alto Amazonas se asemeja a sistemas urbanos similares mayas en América Central. Si bien un creciente cuerpo de investigación ha comenzado a resaltar el alcance y la escala de la ocupación prehispánica del Amazonas, la evidencia de urbanismo a gran escala ha resultado esquiva. Ahora, el arqueólogo francés Stéphen Rostain y sus colegas presentan evidencias de una civilización basada en la agricultura que comenzó hace más de 2.500 años en el valle del río Upano en la Amazonía ecuatoriana, una región en las estribaciones orientales de los Andes.
Rostain y su equipo señalan que los sitios Upano son diferentes de otros lugares monumentales descubiertos en la Amazonia, más recientes y menos extensos. "Este descubrimiento es otro ejemplo vívido de la subestimación del doble patrimonio de la Amazonía: ambiental pero también cultural y, por lo tanto, indígena", afirma el investigador, según la Agencia Dicyt. “Creemos que es crucial revisar a fondo nuestras concepciones previas acerca del mundo amazónico y, al hacerlo, reinterpretar contextos y conceptos a la luz necesaria de una ciencia inclusiva y participativa", añade.
Una compleja red de carreteras
Basándose en más de 20 años de investigación interdisciplinaria que incluyó trabajo de campo y mapeo por láser a distancia (LiDAR), Rostain y su equipo describen un urbanismo a una escala nunca documentada en la Amazonía, compuesto por más de 6.000 plataformas rectangulares y estructuras de plaza antropogénicas conectadas por senderos y carreteras, rodeadas por extensos paisajes agrícolas y cuencas fluviales dentro del área de estudio de 300 kilómetros cuadrados.
Los autores identificaron al menos 15 sitios de asentamiento distintos de varios tamaños basados en agrupaciones de estructuras. Sin embargo, según los autores, los elementos más notables de este entorno construido son la extensa y compleja red de carreteras a escala regional que conecta los centros urbanos y las áreas circundantes. Las excavaciones arqueológicas indican que la construcción y ocupación de las plataformas y carreteras tuvieron lugar aproximadamente entre el año 500 a.C. y el 300 a 600 d.C. y fueron realizadas por grupos de las culturas Kilamope y, posteriormente, Upano.
Medio siglo de descubrimientos
Otro de los autores del estudio, Fernando Mejía, profesor de la Pontificia Universidad Católica de Ecuador (PUCE), afirma a la Agencia SINC que las primeras investigaciones en esta región se remontan a los años 70 del siglo pasado, cuando una de las autoridades académicas de esa universidad, el sacerdote y arqueólogo Pedro Porras, viajó al valle de Upano. A lomos de mulas, se movió en el entorno de la ciudad de Macas, y allí descubrió el sitio arqueológico de Wapula, un poblado prehispánico con varios montículos o ‘tolas’.
“El uso del láser desde aviones permite registrar la superficie –explica– y luego, mediante algoritmos, eliminar capas de vegetación, casas y construcciones modernas, carreteras, etc., para reconstruir el terreno sin nada encima. Así se obtuvieron resultados sorprendentes: se reconocieron miles de montículos, algunos aislados a lo largo de todo el valle, pero muchos agrupados en una docena de poblados o sitios arqueológicos. El más grande se confirmó que era el de Wapula, con casi 10 km de largo por 4 de ancho. Es un preurbanismo que no se ve en zonas más estudiadas de la costa”, agrega Mejía.
“Obtuvimos un mar de información que no esperábamos –destaca–, y comenzamos a plantear preguntas y ofrecer algunas respuestas: la Amazonia no fue una zona olvidada, estuvo dentro del círculo de desarrollo civilizatorio de esta región. Los indígenas actuales que viven aquí, hoy divididos en los grupos suarez y asuaras, son descendientes directos de un grupo común que ocupó este territorio”, asegura.
El arqueólogo ecuatoriano concluye con una reflexión: “Si tenemos más de 6000 montículos, esto son más de 6000 casas, cada una con una familia ampliada que puede tener 10 personas, así que calcula. Solo en esta pequeña sección había toda esta cantidad de gente viviendo, lo que implica una megaproducción de alimentos y que tiene que haber alguien que mande. Políticamente estamos hablando de uno o varios caciques locales que controlaban una gran cantidad de población. Esto cambia totalmente la concepción de la Amazonía y es el punto de partida de muchas nuevas investigaciones”.