Un equipo de astrónomos, liderado por investigadores del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) y con la participación de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), ha hallado tres nuevos planetas orbitando una estrella. La particularidad es que uno de ellos, el más lejano, llamado GJ 357 d y un 22 por ciento más grande que la Tierra, podría tener condiciones favorables para la vida.
La estrella se denomina GJ 357 y se encuentra a 31 años luz de distancia. Según los resultados de esta investigación, publicados en la revista Astronomy & Astrophysics, es una enana roja de aproximadamente un tercio de la masa y tamaño del Sol y un 40 % más frío que nuestra estrella.
El planeta en cuestión, al que se le ha asignado la letra “d” (la “a” se asigna a la estrella y luego se sigue el abecedario según proximidad), “está situado dentro del borde exterior de la zona habitable de su estrella, donde recibe casi la misma cantidad de energía estelar que Marte del Sol”, explica Diana Kossakowski del Instituto Max Planck de Astronomía en Heidelberg. Sin atmósfera, la temperatura media en su superficie sería de -53 °C, lo que haría que el planeta fuera más glacial que habitable.
Un artículo complementario, liderado por científicos del Instituto Carl Sagan de la Universidad de Cornell y que incluye a investigadores del IAC, analiza en detalle las condiciones de habitabilidad del planeta. Según Lisa Kaltenegger, primera autora del artículo, “si GJ 357 d tiene una atmósfera densa, rica en dióxido de carbono, podría atrapar suficiente calor para calentar el planeta y permitir agua líquida en su superficie. Es más, podríamos ser capaces de detectar biomarcadores en su atmósfera con la futura generación de telescopios espaciales y terrestres tales como el JWST y el E-ELT, actualmente en construcción”.
¿Transita o no transita?
El descubrimiento ha sido posible gracias a la misión espacial TESS, un satélite que ha lanzado la NASA que ha contado con la participación de distintos investigadores de todo el mundo. El satélite observa millones de estrellas, pero necesita también un seguimiento en tierra. Ahí es donde entran en juego los datos obtenidos por varios observatorios terrestres, entre ellos el de Calar Alto en España y su instrumento CARMENES.
Es necesario que el exoplaneta (planeta que no pertenece al sistema solar) que se observa desde telescopios terrestres transite, es decir, que en su órbita pase entre la estrella y la Tierra. Así es cómo se logra medir aspectos tales como la masa de los planetas o incluso su atmósfera, aspecto clave en este caso.
El problema es que “no sabemos si GJ 357 d transita o no”, afirma Enric Pallé, astrofísico del IAC y coautor del artículo. “Sabemos que el primer planeta, b, sí transita y que el segundo, c, no –continúa–. Para el tercero tenemos que diseñar una campaña de observación específica porque la órbita alrededor del planeta es de 55 días y TESS solo observó durante 27”.
Si al final transitara, “sería el planeta transitante más cercano a la tierra” conocido hasta el momento, lo cual haría “muy fácil acceder a realizar medidas de su atmósfera”, afirma Pallé en declaraciones a Innovaspain. En este caso, en un periodo de dos o tres años se podría conocer su composición. “Si no transita, las técnicas son más complicadas y estamos hablando de un periodo de 15 o 20 años; hasta que entren en funcionamiento los Telescopios Extremadamente Grandes”, añade el astrofísico, supervisor doctoral de Rafael Luque, estudiante de doctorado con una beca de la Caixa y primer autor del artículo.
Una segunda Tierra
Recientemente, también dentro del proyecto CARMENES, se descubrieron dos planetas potencialmente habitables alrededor de una pequeña estrella cercana. Se trata de Teegarden b y c, con una masa similar a la de la Tierra y una temperatura que podría ser lo suficientemente suave como para albergar agua líquida.
Es un caso muy similar a lo que ha ocurrido con GJ 357, pero esta, tal y como señala Enric Pallé, “es una estrella muy cercana a nosotros y muy brillante y, por tanto, la caracterización va a ser mucho más fácil”.
Se puede decir, por tanto, que estamos más cerca de encontrar un país habitable. "Este es uno de los objetivos de CARMENES: encontrar planetas lo mas parecidos a la Tierra, y la ventaja de poder hacerlo en estrellas M es que, al ser menos luminosas, los planetas pequeños (tipo Tierra) están en su posible zona habitable mas cerca de la estrella y es posible detectarlos mas fácilmente", afirma David Montes, profesor de la UCM.
Además de Teegarden b y c, Montes señala que también se ha descubierto "un exoplaneta en la segunda estrella mas cercana, la estrella de Barnard, aunque este esta muy lejos de la estrella y no en la zona de habitabilidad".
"La estrella de Barnard es la segunda más cercana después de Próxima Centauro, en la cual también se detectó otro exoplaneta por otro grupo y la cual nosotros no podemos estudiar por estar en el hemisferio sur", añade.
Entonces… ¿la humanidad podría habitar allí algún día? Eso, explica el profesor de la UCM, "es otra historia". "Las estrellas están muy lejos; incluso la más cercana, Próxima, está a 4.2 años luz, y no es factible, ni con nuevas tecnologías que se desarrollaran para viajar a velocidades cercanas a la de la luz, llegar hasta allí –continúa–. Sí hay proyectos para enviar pequeños satélites que pudieran llegar a Próxima, pero no el hombre".