De desperdicio alimentario a zumo

La propuesta de la joven empresa ESOES, fundada por los emprendedores Toni Llull y Justine Petit, consiste en transformar las frutas y verduras que no se aprovechan –en torno al 45% de la producción– y darles una segunda oportunidad
desperdicio alimentario ESOES

El desperdicio alimentario se cuantifica en 7.700 millones de kilos en España. Es el séptimo país de la Unión Europea que más desecha. A nivel mundial, solo en frutas y verduras casi el 45% de la producción no se acaba consumiendo. Es decir, se tiran casi una de cada dos frutas y verduras producidas. "Son muchísimos los motivos por los que se producen todas estas pérdidas, dependiendo del eslabón de la cadena en el que ocurren", cuenta Toni Llull, cofundador de ESOES, empresa de alimentación saludable y sostenible.

La misión de esta empresa, nacida en Barcelona el año pasado, es transformar parte de ese 45% de frutas y verduras que no se aprovecha y darles una segunda oportunidad. El resultado son zumos cold pressed (prensado en frío), limonadas y smoothies 100% naturales, sin colorantes ni conservantes. "En muchas ocasiones se descartan productos estéticamente feos o imperfectos porque las grandes cadenas empresas no las quieren para poner a la venta. Ahí juega un papel muy importante el concienciar y romper con esta absurda idea que nos han estado vendiendo durante muchos años, y que nos han hecho creer, de que la fruta y la verdura buena es la bonita", expone Llull.

De hecho, cada litro de zumo ESOES contiene más de 2 kg de frutas y verduras rescatadas en su punto óptimo de maduración pero que hubiesen sido descartadas por quedarles aún muchos eslabones en la cadena hasta ser consumidas. Esto permite extraer al máximo la intensidad y el dulzor de los ingredientes, resultando en una combinación perfecta de sabor y sostenibilidad.

Imagen de uno de los zumos de ESOES.

Otro motivo del alto desperdicio alimentario español, y "quizás uno de los más tristes", como afirma Justine Petit, también cofundadora de ESOES, son los precios que se pagan a los productores. "En muchas ocasiones, a un payés [como se denominan a los campesinos de Cataluña o de las islas Baleares] le sale más caro pagar a alguien para hacer la recolecta que el precio que va a sacar al vender el producto. Entonces, lo que ocurre, es que prefiere pasar el tractor, destruir la cosecha y empezar con la siguiente".

En este sentido, ambos emprendedores consideran que por parte del gobierno se debería regular una política de precios. "En un mundo en el que la alimentación saludable está en crecimiento no se puede permitir que los productores no se puedan beneficiar". A esto añaden que "debido a la crisis del COVID-19 ha habido muchos productos que se han quedado en el campo sin recoger como los calçots, aquí en Cataluña, ya que la crisis empezó a media temporada". Ha ocurrido lo mismo con las alcachofas o las uvas, aseguran.

Innovación para combatir los desechos de comida

Tanto Toni Llull como Justine Petit sostienen que la innovación es clave tanto a la hora de reducir el desperdicio como a la hora de aprovechar el existente para convertirlo en otros productos –la principal razón de ser de ESOES–. "En el primer caso podemos hablar de softwares de gestión de compras para empresas del sector de la restauración o softwares de control de frío o de calidad que ayuden a optimizar la cadena. En el segundo caso, con empresas como la nuestra que convierte frutas y verduras estéticamente imperfectas en otros productos de calidad, o que convierten pan en cerveza, como es el caso de Salvados Beer, por ejemplo, que lo convierten en comida para mascotas, abono, esencias o especies", apuntan.

Según estudios de la FAO, si el desperdicio alimentario fuese un país, sería el tercer productor de C02 solo por detrás de China y Estados Unidos. "Es importante destacar que el desperdicio alimentario también implica el desperdicio de los recursos hídricos, energéticos, de suelo y humanos que se han usado para su producción, y que, sin embargo, han sido en vano", añade Petit.

Toni Llull y Justine Petit, fundadores de ESOES.

Estrategia poscoronavirus

El equipo de ESOES se ha adaptado a la 'nueva normalidad' ha lanzado su ecommerce con nuevos formatos y trabajan también en el lanzamiento de nuevos productos dirigidos al consumidor final. Entre las novedades, proponen un nuevo formato de pouch (envase en bolsa sellada) con un dispensador para servir directamente del recipiente al vaso como si se tratase de un grifo. "Este nuevo elemento le añade un plus de comodidad al producto ya que permite tener el pouch en la nevera, ocupa poco espacio, y mantiene un período de caducidad de 30 días hasta el último vaso, al no recibir aire del exterior", valoran. El pouch está disponible en formato de 1,5 litros y de 4 litros.

Su giro hacia el ecommerce ha traído también novedades respecto a los modos de venta. ESOES ha incorporado un sistema de suscripción para estos zumos con dispensador. Con dichas suscripciones, el usuario recibirá los sabores que haya elegido con la periodicidad que prefiera (semanal, quincenal o mensual) con envíos en toda la provincia de Barcelona. De esta forma, a cada nueva entrega, el equipo de ESOES se encarga de recoger el pouch vacío para limpiarlo a fondo y reutilizarlo para la siguiente entrega siguiendo así con su filosofía de zero waste.

"Este 2020 ha hecho que tengamos que darle un giro de 180 grados a nuestro modelo de negocio", cuenta Llull. Antes de la llegada del coronavirus centraba sus esfuerzos en el B2B: canal Horeca (Hoteles, Restaurantes y Caterings) y servicios para empresas. "De un día para otro dejamos de ingresar porque nuestros clientes se veían obligados a cerrar. Ahí decidimos dar un giro hacia el B2C con la apertura del ecommerce y el lanzamiento de un nuevo formato de 1.5 litros más pensado para los hogares, y un consumo más recurrente que el que teníamos con el anterior formato de 275ml", concluyen los fundadores.

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