Como una “ventana al cerebro” que permite “detectar los cambios que se producen en las etapas tempranas de la enfermedad de Alzheimer”. Así habla Elena Salobrar-García, científica del Instituto de Investigaciones Oftalmológicas Ramón Castroviejo de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), de los ojos, convertidos en los últimos años en auténticos biomarcadores de dicha enfermedad.
Ella es coautora de un trabajo investigador que ha profundizado en este campo. El grupo de científicos de la UCM ha logrado identificar los cambios de espesor, inflamación o adelgazamiento en capas de la retina de pacientes con alzhéimer leve, confirmando así que esta región ocular es uno de los biomarcadores más importantes en el diagnóstico precoz de la enfermedad.
Por primera vez se ha determinado la forma y el tamaño real de las regiones que presentan un adelgazamiento significativo en cada capa retiniana, que tienden a presentarse en las mismas ubicaciones.
“La idea que tenemos ahora, que está sin comprobar, es que el proceso puede empezar por inflamación”, explica Luis Jáñez, investigador del Instituto de Tecnología del Conocimiento de la UCM y autor principal del estudio.
Según explica a Innovaspain, lo primero que les empujó a estudiar este tema fue buscar adelgazamientos de la retina, Sin embargo, encontraron también inflamaciones. “Es muy posible que las capas empiecen a deteriorarse por la enfermedad mediante un proceso de inflamación y después se destruyan células nerviosas y se produzca un adelgazamiento”, deduce.
La pregunta del millón
“Si los resultados van en la dirección que esperamos, es muy posible que se pueda hacer un estadiaje del alzhéimer basado en la retina que nos va a permitir detectar el inicio de la enfermedad”, añade. La cuestión es saber con cuánta anticipación respecto a los tiempos que se manejan actualmente, ya que estamos hablando de descubrir la dolencia antes de que aparezcan los primeros síntomas clínicos.
Esa es, afirma Salobrar-García, la “pregunta del millón” y las respuestas pueden llegar en no demasiado tiempo. Como ella misma señala, el Instituto Ramón Castroviejo, junto con distintas universidades y grupos de investigación, lleva a cabo un proyecto complementario al trabajo que se acaba de publicar en Scientific Reports. Dicha labora se centra en estudiar a personas sanas que tienen un alto riesgo de sufrir una demencia tipo alzhéimer, normalmente porque sus padres han sufrido esta enfermedad.
A ellos les realizan pruebas oftalmológicas para ver “si en estos pacientes ya se presenta algún tipo de anomalías”. “Eso nos podría marcar exactamente con cuánta antelación lo estaríamos viendo”, asegura, señalando que esperan tener los primeros resultados en el plazo de un año.
Metodología
El estudio que se acaba de publicar se ha realizado en un grupo de 19 pacientes, seleccionados de unas 2124 historias clínicas del Servicio de Geriatría del Hospital Clínico San Carlos de Madrid. Esta muestra padecía la enfermedad en un estadio muy incipiente y estaban libres de otras patologías con incidencia en la retina. Por otro lado, se formó un grupo de control con 24 voluntarios, semejantes en edad y otras características pero sin ninguna patología relevante.
Para cada persona de ambos grupos se obtuvo, mediante tomografía de coherencia óptica (OCT), la imagen tridimensional de una región cuadrada de su retina, de 6 por 6 milímetros. “La OCT utiliza un haz de luz que barre esa zona de la retina en 2,5 segundos. Se trata una técnica no invasiva, muy rápida, de bajo coste y de uso frecuente”, señala Salobrar.
Después, con programas informáticos desarrollados para esta investigación, se consiguió medir el espesor de cada capa retiniana en 262 144 puntos dispuestos en una rejilla regular de 512 columnas y otras tantas filas. “Con técnicas estadísticas basadas en la teoría de campos aleatorios gaussianos conseguimos conocer por primera vez la forma, el tamaño y la ubicación exacta de las regiones afectadas por la enfermedad en cada capa retiniana”, añade Jáñez.
Por último, y para comparar los cambios de espesor en capas diferentes, los investigadores desarrollaron programas informáticos capaces de realizar operaciones aritméticas exactas con los números enteros gigantes que resultan de la combinatoria de los cientos de miles de puntos muestreados en cada capa.