Un 40% de españoles tiene más de 50 años y, sin embargo, ese porcentaje de consumidores sólo aparece representado en un 10% del material publicitario. Por contra, en Estados Unidos hay más trabajadores autónomos mayores de 55 años que menores de 30. Las estadísticas reflejan que las empresas que apuestan por el talento senior en sus plantillas son más propensas a la incorporación de nuevas tecnologías.
Iñaki Ortega, Director del Deusto Business School, abría con estos datos una nueva edición de Ageingnomics, la cita que la escuela de negocios de la Universidad de Deusto organiza junto a MAPFRE para poner en valor “la economía de las canas” en un momento de decisiones importantes para las áreas de Recursos Humanos, donde la IV Revolución Industrial ha alterado cada proceso y la génesis misma de estos departamentos.
Con el debate hombre vs máquina cercano a la fecha de caducidad, empieza a tomar fuerza la tesis que defiende que los robots se ocuparán fundamentalmente de trabajos mecánicos, dejando más espacio a la creatividad. Las máquinas estarán en faenas relacionadas con ‘las tres des’ a las que Nacho Villoch se refería recientemente: dull, dirty y dangeorus. Un cambio que posiciona al trabajador en el centro de una sana estrategia de Recursos Humanos.
Elena Sanz, directora general de RRHH de MAPFRE desde 2015 insistía en este punto al afirmar que “el éxito o el fracaso de esta revolución no depende de la tecnología, sino del compromiso de las personas, y en la compañía contamos con todas las generaciones para llevarla a cabo”. Con más de 2.000 empleados de la Generación Z, la directiva ha lamentado que el mercado laboral no avance al mismo ritmo que las empresas, lo que provoca que “ahora más que nunca” haya que trabajar de cerca con Universidades y Escuelas de Negocios.
Sanz augura un futuro en el que la situación de cada trabajador de la plantilla será distinta; con la flexibilidad por bandera habrá “empleados fijos, otros que trabajen para varias compañías, startups que se encarguen de parte del negocio, autónomos…”. Y para aprovechar todos los talentos MAPFRE ha organizado planes de mentorización seniors-jóvenes en ambas direcciones sin apartar la mirada del intremprendimiento, con el próximo lanzamiento de MAPFRE Innova, donde equipos de todo el mundo y de todas las edades colaborarán en el avance innovador de la aseguradora.
Ejemplo de cómo el talento senior tiene cabida en las organizaciones es Antonio Ortega, consejero ejecutivo y director general de Personas, Medios y Tecnología de Bankia, que ha invitado a los mayores no sólo a mantener la actividad laboral sino a aspirar a seguir creciendo profesionalmente y a salir del sector al que se hayan dedicado en su carrera y “abrir nuevos horizontes”. A nivel empresa ha puntualizado que hay determinadas “esencias” que trascienden las peculiaridades de cada momento. Si bien hay que poner en cuestión casi todo lo que nos ha llevado al éxito, son irrenunciables “el respeto a las personas, el foco en el cliente, la integridad y el compromiso son irrenunciables, y ahí los mayores tenemos ciertas ventajas”.
Lo que parece definitivo es que estos procesos suponen un nuevo paradigma en todos los sectores. “Aunque las máquinas no nos sustituyan y potencien nuestras capacidades, es innegable que el 100% de los trabajos se van a transformar”, opina Pilar Pons , directora de RRHH de IBM en España, Portugal, Grecia e Israel. Para curarse en salud, en la tecnológica invierten en formación continua para que sus trabajadores puedan anticiparse con cierta solvencia al cambio permanente. En este sentido, Pons ha reclamado el apoyo de la Administración Pública, “de la Universidad (fomentando los estudios STEAM, donde IBM ha hecho una apuesta centrada sobre todo en las jóvenes) y en los colegios, un ámbito donde pronto anunciaremos un nuevo convenio”.
Por el camino, las funciones del día a día de su área también se han visto afectadas, al igual que el resto de la compañía, por las bondades de la Inteligencia Artificial, “que permite tomar decisiones de manera más objetiva al manejar de forma inteligente grandes cantidades de información”. “Se trata de acelerar el impacto de las personas en las organizaciones”, añadía Pons.
Que este momento llegaría sobrevuela distintos foros desde hace un par de décadas, “pero es ahora” cuando se ha convertido en una realidad. Iñigo Sagardoy, presidente de Sagardoy abogados ha llamado a fomentar la flexibilidad en un contexto en el que la entrada de nuevas tecnologías coincide con el envejecimiento de la población, en un país donde el índice de natalidad se sitúa por debajo de los baremos de sostenibilidad.
“Por desgracia hay tendencias difíciles de cambiar en empresas, sindicatos y administración. Otros países ya nos han adelantado y hay mucho por hacer. El clima político no ayuda y las empresas hacen la guerra por su cuenta y se adaptan al día a día”, decía Sagardoy, que por otro lado ha lamentado que España no contemple figuras de flexibilidad para seniors similares a las de países como Inglaterra, donde estos perfiles pueden solicitar, por ejemplo, un año sabático para reciclarse y no perder comba dentro de la empresa. A este respecto, Iñaki Ortega, Director del Deusto Business School, recordaba que mientras que las empresas han reducido su esperanza de vida de los 65 a los 18 años, los humanos viviremos mucho más, “lo que nos obliga también a ahorrar más, a formarnos más o a planificar nuevas etapas vitales porque el tiempo de des-ahorro será más prolongado”.
Luis Garvía, profesor de ICADE/ICAI, insistió en esa misma necesidad de adaptación, “porque, pese a que se está viviendo un cambio espectacular, que no se estudia ni en los colegios ni en las universidades, seguimos arrastrando ineficiencias del pasado”. “Tendremos que pasar por la universidad varias veces, ¿acaso te sirve lo que estudiaste hace 20 años para desenvolverte hoy?”, ha dicho el profesor, que ha citado la imprenta, los primeros ‘influencer (Erasmo, Lutero, Tomás Moro), las teorías de Newton o los cambios sociales de la Primera Revolución Industrial como un prólogo del mundo hiperconectado de hoy, donde Internet es una puerta directa a la información “pero donde es complicado distinguir su relevancia por culpa del ruido”.