La ministra de Ciencia e Innovación, Diana Morant, intervino ayer en el encuentro “Rompiendo techos de cristal: la mujer científica, del laboratorio al emprendimiento”. Científicas y emprendedoras, la Reina Doña Letizia o Rosa Menéndez, presidenta del CSIC, asistían a la cita organizada por AseBio, la SEBBM, Aseica y el CSIC. En encuentro, celebrado en el Museo Nacional de Ciencias Naturales, se enmarca en los actos que cada 11 de febrero conmemoran el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia.
“Es nuestro momento. El mundo entero nos ha de escuchar”, decía Diana Morant al comienzo de su intervención. “Las mujeres queremos, podemos y debemos participar e influir en este cambio de era”. La ministra insistía en lo injustificado de renunciar a la mitad del talento de la población. “Sin las mujeres, no habrá transformación justa ni asistiremos a un futuro mejor”, añadía. Si la solución pasa, “una vez más”, por la ciencia, la innovación y las tecnologías, Morant lamentaba que se trate de espacios en los que la mujer esté infrarrepresentada.
La responsable pública mencionaba las palabras pronunciadas hace años por la neuróloga y senadora italiana Rita Levi-Montalcini, Premio Nobel de Medicina en 1986: “El futuro del planeta depende de la posibilidad de dar a todas las mujeres acceso a la instrucción y al liderazgo”. Montalcini pertenece al “selecto club” del 4 % de mujeres que han ganado un Nobel científico en los más de 120 años de historia de los galardones. “No es una anécdota”, decía Morant. “Es un dato realmente preocupante que no puede dejarnos indiferentes. La excelencia no tiene género”.
Ante esta realidad, Diana Morant ponía sobre la mesa distintas cuestiones: ¿No hay mujeres a la altura, mujeres a la vista o mujeres que decidan? “Ha llegado el momento de romper la inercia histórica; de plantear las preguntas adecuadas pero, sobre todo, de responderlas con una acción política que ofrezca garantías a las mujeres. También en el ámbito de la ciencia y la innovación deben poder desarrollar un proyecto profesional y personal pleno, sin obstáculos extra en el camino ni renuncias vitales”.
Visibilizar lo invisible
Diana Morant aseguraba haber asumido estos retos en su totalidad desde sus responsabilidades en el Ministerio de Ciencia e Innovación como integrante del que ha definido como uno de los gobiernos más feministas. “Vamos a esforzarnos para que hombres y mujeres puedan avanzar en igualdad en una carrera científica digna, estable y compatible con la vida”.
Según Morant, cumplir con esa misión implica visibilizar, legislar y educar. “Para revertir las brechas –científicamente probadas- en el sistema de I+D+i en España, desde el ministerio comenzamos escuchando, observando y radiografiando la situación real de las mujeres en ciencia e innovación”. Y resaltaba un dato. En España, más mujeres que hombres inician una carrera investigadora. Sin embargo, son muchas las que abandonan por el camino, y muy pocas las que llegan a la cúspide.
“Hagamos visible lo invisible para romper techos y corsés”, señalaba Morant. “Sobre todo mostremos a las mujeres referentes en investigación e innovación. A las de ayer, las olvidadas y ocultadas; y a las de hoy, referentes inspiradores”. El objetivo de esta estrategia no es otro que insertar vocaciones STEAM en niñas y jóvenes. “Sólo un 13 % de las estudiantes elige una carrera científica y tecnológica. En algunas la representación femenina es un auténtico desastre”.
Actuar en la raíz del problema
La ministra de Ciencia e Innovación llamaba a trabajar con mas ímpetu en las escuelas, pero también en los hogares para darle la vuelta a los prejuicios. “Crecí rodeada de tecnología. Mi padre era instalador. Cuando se rompía algún aparato en casa me decían que esperase a que él llegara. Empecé a pensar que las mujeres estábamos incapacitadas para la tecnología. Emprendí este camino (Morant es ingeniera de Telecomunicaciones) seguramente por rebeldía. Tenemos que ayudar a que las mujeres, las niñas y las adolescentes vean que la tecnología también es cosa suya”.
El Ministerio de Ciencia e Innovación, junto al Ministerio de Educación y Formación Profesional, trabaja, tal y como apuntaba Diana Morant, para que la nueva Ley de Educación reconozca las herramientas que en las escuelas estimulan y fortalecen la autoestima de las niñas y jóvenes para no perder el tren de la ciencia. “Estamos pasando a la acción”, afirmaba la ministra, quien se refería al lanzamiento de un nuevo programa de mentorización con enfoque de género o a una convocatoria (publicada ayer en el BOE) dedicada “única y exclusivamente” a financiar proyectos de empresas tecnológicas lideradas por mujeres.
Medidas transformadoras para lograr «avances reales»
En materia legislativa –“fundamental para garantizar la igualdad”- Diana Morant avanzaba que nos encontramos en un momento decisivo. La inminente Ley de Ciencia, Tecnología e Innovación tratará de proteger la estabilidad de la carrera científica, con un foco más intenso sobre las mujeres. “Ante cualquier inestabilidad, las mujeres somos las primeras que no damos pasos adelante. La ley recoge por primera vez el derecho a interrumpir una carrera por maternidad, paternidad, cuidado de mayores o de personas a nuestro cargo. Que esos sacrificios no penalicen en posibles evaluaciones o afecten a concursos y contratos en vigor”.
Adicionalmente, y desde esta perspectiva de género íntegra, Morant aludía al impulso del distintivo de igualdad para centros de investigación. “Todas ellas son medidas transformadoras con las que podemos conseguir avances reales. Pretendemos asegurar la perspectiva de género como eje trasversal de la planificación científica española. Pedaleamos hacia la igualdad con todos los instrumentos posibles”.
Sin dejar de admitir que “queda mucho espacio para la mejora”, Diana Morat se detenía en varios datos positivos. “Estamos allanando el camino. Podemos decir con orgullo que España es uno de los 10 mejores países para vivir y trabajar siendo mujer o que ocupamos la cabeza de la UE en igualdad de género real”.