Santiago Ramón y Cajal recibió el Premio Nobel de Medicina en 1906 por sus estudios sobre el sistema nervioso; concretamente, por sus investigaciones de las neuronas. Sólo otro español, Severo Ochoa, ha ganado otro Nobel de ciencias —en Literatura, la cosa cambia—. Fue en 1959 por su trabajo con el ADN y el ARN. Más de un siglo después de que Ramón y Cajal viera reconocido su trabajo, Diana Morant, ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, ha asegurado que el científico «estaría orgulloso de este país que apuesta por la ciencia».
Y es que la ministra inauguró ayer el nuevo Centro de Neurociencias Cajal (CNC), integrado por el Instituto Cajal (IC) y el Centro Internacional de Neurociencia Cajal (CINC) —ambos pertenecientes al CSIC— en la Universidad de Alcalá de Henares (UAH).
No sabemos si Ramón y Cajal estaría orgulloso de nuestro país, pero sí que el CNC es todo un hito para la investigación del cerebro y el sistema nervioso en España. Este centro cuenta con 31.000 metros cuadrados de instalaciones de última generación que tendrán capacidad para albergar alrededor de 700 investigadores y aproximadamente 60 grupos de investigación y 32 laboratorios modulares de hasta 150 metros cuadrados, explicó la propia ministra en la inauguración.
Del mismo modo, contará con tecnologías como microscopios multifotónicos y de súper-resolución, que estudian las estructuras moleculares a un detalle nanométrico y permiten comprender los mecanismos cerebrales a tiempo real. Tecnologías, en definitiva, pioneras, que sitúan a España como uno de los referentes internacionales en el estudio de la neurociencia.
Por otro lado, el CNC contará con tecnologías ómicas, que son las que ahora suponen una revolución en el análisis genómico del cerebro y ayudan a desvelar los procesos degenerativos de muchas enfermedades. Y es más: de manera adicional, el centro acogerá el animalario más grande de España —«y uno de los más grandes de Europa», recordó Morant—, que será determinante para realizar estudios de comportamiento precisos de la función cerebral.
«Un hito para la ciencia española»
La ministra Morant señaló que el CNC va a permitir que España «dé un salto cualitativo en la investigación neurocientífica a nivel internacional (…) este centro constituye un hito para la ciencia española por su enfoque abierto y multidisciplinar, que potencia las sinergias entre grupos de investigación, y por las infraestructuras y tecnologías de vanguardia que vamos a reunir en el Campus de la Universidad de Alcalá».
Y explicó, sobre el por qué de este centro: «El CNC contribuirá a impulsar futuros avances científicos en áreas como el diagnóstico y las terapias frente a enfermedades como el Alzheimer, el Parkinson, las patologías de espectro autista, la depresión o los trastornos del sueño y el desarrollo de tecnologías para la comprensión del cerebro».
Apuesta por la ciencia
Volviendo a sus palabras sobre Ramón y Cajal, Morant aseguró que el científico «estaría orgulloso de este país que apuesta por la ciencia y que pone todos los equipamientos y las capacidades al servicio de sus científicos».
"España, como pedía precisamente el padre de la neurociencia que da nombre a este centro, nuestro Ramón y Cajal, hoy avanza poderosa gracias a la rueda de la ciencia. Estamos consolidando una red de vanguardia pública y una nueva marca España, la de un país que avanza cohesionado a través de la ciencia».
Para poner en pie esta afirmación, la ministra sacó pecho: destacó que el Gobierno de España ha destinado 70 millones de euros en el CNC; «en concreto, se han invertido 40 millones de euros de fondos propios del CSIC en la construcción del edificio y 30 millones de euros en equipamiento, procedentes del Plan de Recuperación Transformación y Resiliencia y de fondos FEDER», matizó.
Sin contar con que el Gobierno de España firmó recientemente un convenio con la Comunidad de Madrid y la Universidad Autónoma para impulsar el Centro Nacional de Neurotecnología, Spain Neurotech, en el que va a invertir un total de 120 millones de euros.
Unas inversiones que, según Morant, «reflejan la ambiciosa apuesta estratégica del Gobierno para situar a España como un país líder en investigación neurocientífica y en el desarrollo de tecnologías disruptivas».
